Blas de Lezo
Una de las razones por las que este insigne marino no ha sido bien conocido por el público en general, es porque hasta ahora sólo se había contado su MITO y no su BIOGRAFÍA. Esto es frecuente en España, cuando nos referimos a ciudadanos relevantes, y conduce con frecuencia al desconocimiento general acerca de importantísimos Personajes Históricos de nuestra Patria.
Blas de Lezo era español y vasco. Nació en 1689 en Pasajes de San Pedro, pueblo pesquero cerca de San Sebastián y Lezo. El tercero de ocho hijos. En 1700, murió el rey de España Carlos II “el hechizado según la Leyenda Negra Antiespañola”, y ya entonces, Blas era un chaval de once años que quería ser marino.
Estudió algunos años en Francia, antes de ingresar en la Escuela Naval, donde aprendió todo lo necesario para la profesión del mar.
Más adelante, en plena Guerra de Sucesión, fue destinado al buque francés “Le Foudroyant”, del almirante Conde de Toulouse. Así que cuando el ejercito del príncipe de Darmstadt conquistó Gibraltar y los ingleses traicioneramente, como no podía ser de otro modo, ocuparon el famoso peñón, Blas de Lezo en el buque francés del Almirante Conde de Toulouse, participó en la Batalla de Vélez-Málaga 1704 intentando recuperar la roca para la corona de España y para su rey Felipe V. En esa batalla, una bala de cañón se llevó por delante su pierna izquierda, dejando a nuestro héroe con una pata de palo.
Más adelante y ya de cadete, participó en la captura del buque inglés “Resolutión”, un bicharraco de 60 cañones, y se lo llevó al puerto de Pasajes, donde fue triunfantemente aclamado por sus paisanos en el puerto.
En 1706 logró romper el bloqueo del puerto de Barcelona, y llevar víveres a los valientes españoles barceloneses que se defendían del asedio del enemigo inglés.
Al año siguiente, en la Base Naval de Tolón en Francia, que había sido sitiada por los austríacos, fragmentos de metralla se llevaron por delante su ojo izquierdo, quedando tuerto sin remedio.
En 1712 es ascendido a capitán del navío y le asignan “Nuestra Señora de Begoña”, de 70 cañones. Dos años después, le toca sitiar a la ciudad de Barcelona, en manos ahora del Archiduque Carlos, donde recibe un tremendo disparo en su brazo derecho, y aunque no fuera necesaria la amputación del mismo, se le quedó sin poder moverlo.
Como vemos, hasta ahora, a nuestro héroe (cojo, tuerto y manco) lo están dejando hecho una pena.
Siendo capitán del “Nuestra Señora del Pilar”, dobló el Cabo de Hornos en el pico de América del Sur, donde chocan las aguas del Atlántico y del Pacífico, y logró superar las tormentas y llegar al puerto del Callao en el Perú. Allí las aguas estaban infestadas de piratas y corsarios, es decir de ingleses. Y con su pequeña escuadra, logro “limpiar” las costas de Chile y de Perú. Y ya que pasaba por allí, aprovechó para casarse con una limeña de buena familia, es decir, con dinero.
Nada más regresar a España, fue recibido por el rey Felipe V, el cual en pago a sus hazañas lo nombró Almirante de la Escuadra del Mediterráneo.
Después de proteger la entronización del infante Don Carlos (hijo de Felipe V) en el Ducado de Parma y Toscana, regresa a Cádiz, de donde parte para Génova a reclamar ciertos dineros para la corona de España, y después a Orán, plaza ésta que en 1709 había caído en manos sarracenas. La escuadra española entró en Orán gracias a que su vanguardia, comandada por Lezo, deshizo a la flota enemiga que protegía la entrada de la bahía.
De ahí es ascendido y enviado a Cartagena de Indias, donde esperaba al héroe español la mayor gesta de todos los tiempos. Los ingleses, queriendo apoderarse de esta plaza, planeaban conquistar todo el imperio español.
Cartagena de Indias contaba para su defensa con 20 fuertes y baterías. El frente marítimo estaba protegido por dos islas: Tierra Bomba y la isla de Baru. Entre ambas está el canal de Bocachica, único lugar por donde podía penetrar la flota inglesa, pues hay allí mucha profundidad. Por eso Lezo colocó allí a los buques españoles para que protegieran la bocana del canal.
El virrey de Cartagena, un tal Eslava, celoso de Lezo, lo destituyó y ordenó hundir los barcos en la bocana del canal de Bocachica, pero al ser las aguas muy profundas, eso no serviría para nada, pues los ingleses podrían pasar.
Naturalmente los ingleses asaltaron el fuerte de San Luis de Bocachica. En vista del error, el virrey tuvo que rectificar y devolverle el mando a Lezo.
En 1740 se presentó una batalla muy al gusto inglés: los ingleses 30.000 infantes y 186 barcos. Los españoles 3.000 infantes y 6 barcos. El combate decisivo tuvo lugar en el castillo de San Felipe. Allí Lezo, el mayor estratega naval de todos los tiempos, los derrotó. Tras perder miles de hombres y 80 navíos, los ingleses tardarían décadas en recuperar su fuerza naval. El virrey de Cartagena, Eslava, se atribuyó a sí mismo la gloria de la derrota inglesa y mandó cartas a España que ponían a Lezo de incompetente. Debido a las insidias palaciegas, Felipe V, ya con un pie en el otro barrio, nombró a Eslava, Capitán General de los Reales Ejércitos y Marqués de la Real Defensa de Cartagena de Indias.
Sin embargo, Blas de Lezo, herido de gravedad, no recibió reconocimiento alguno y murió lejos de España, arruinado y lamentando dejar a su familia sin recursos.
En 1762, el rey Carlos III enmienda el error del primer Borbón y ordenó la rehabilitación del difunto Blas de Lezo a su cargo de Almirante de la Armada.
Hay que ver cómo somos los españoles con nuestros héroes. Sin ir más lejos, Londres honra con grandes fastos todos los años a su Almirante Nelson, muerto en Trafalgar, aunque a lo largo de su vida Nelson conoció el amargor de la derrota. Y sin embargo, el Almirante Lezo, que nunca fue derrotado, y que realizó una hazaña superior a la de los ingleses en Trafalgar, en Cartagena de Indias, no se le hace la más mínima mención ni homenaje por sus compatriotas.
Y allí yace su sepultura, en el Convento de Santo Domingo en Cartagena de Indias. Pobre Lezo, qué diferente hubiera sido tu destino si en vez de español, hubieras nacido inglés. Desde luego no permanecerías olvidado y solo, tan lejos de tu Patria. España debe ser el único país del mundo, en la que se da el caso de que sus enemigos la honran más, de lo que se honra ella a sí misma.
Extraordinario artículo!!
Que bonita historia. ¡ A los libros del cole, venga !