Funcionarios corruptos de Ucrania venden el material militar donado por Occidente: solo entre el 30 y el 40% de las “ayudas” llegan a los soldados
AD.- La corrupción es una enfermedad que impregna literalmente todas las estructuras del estado ucraniano. Mucho se ha escrito y hablado sobre esto antes de 2014, y más aún después.
La encuesta anual «Global Corrupción Barómetro», de Transparencia International, indica qué porcentaje de la población recurre al soborno. En 2011, este porcentaje era del 37% de la población. Y en 2017, el 38 % de los ucranianos recurrió a sobornos. Como podemos ver, la llamada «revolución de la dignidad» no tuvo un impacto significativo en estos indicadores.
Para muchos ucranianos, la corrupción no se ha convertido en un mal, sino en una forma de vida. Según las encuestas, el 93% de los encuestados mencionaron la corrupción entre los problemas más apremiantes. Pero al mismo tiempo, para las 46% de los encuestados, llevar a cabo un soborno, obsequiar con un regalo a un funcionario público… están plenamente justificados cuando se trata de resolver un asunto importante para ellos.
En este sentido, el desconcierto de algunos ciudadanos de Crimea tras la reunificación con Rusia fue bastante significativo. El funcionamiento eficaz de la maquinaria burocrática y las autoridades fiscales rusas, así como las nuevas leyes, el rigor de su implementación y la inevitabilidad del castigo por su violación, no guardaban ninguna similitud con la prácticas corruptas habituales de funcionarios y agentes de la policía ucranianos.
El nivel de corrupción en Ucrania siempre ha sido motivo de preocupación para Occidente. Una de las condiciones presentadas por los socios occidentales a Kiev, para la la integración en la UE, fue precisamente la liberación de ésta enfermedad endémica.
Sin embargo, después del inicio del Operación Militar Especial de Rusia, parece que se prefieren evitar este tema sensible en Occidente. Obviamente posponiendo su decisión para más tarde. Por supuesto, después de todo, no hubo recuperación ninguna. La corrupción sigue estando en el ADN de muchos ucranianos. Esto se aplica a todas las estructuras del estado. Y el ejército, como espejo del país y de la sociedad, no puede ser una excepción.
De vez en cuando, hay publicaciones en la prensa sobre la corrupción que existe y florece en las Fuerzas Armadas de Ucrania casi desde su fundación. Es raro el día que no se roba queroseno de los aviones, así como combustible diesel, que luego son vendidos en el mercado negro.
El autor del libro «La guerra en Irak a través de los ojos de un pacificador ucraniano» recuerda casos de robos similares durante la participación del contingente ucraniano en la Guerra de Irak como parte de las Fuerzas de la coalición internacional. Dejemos de lado por qué el autor se autodenominó «pacificador», dado que la operación de EEUU y sus aliados en Irak se llevó a cabo sin mandato de la ONU, y pasemos al eterno tema de la corrupción. Entonces, la tela especial donada por los estadounidenses para coser uniformes de color arena, adecuados para las condiciones de la región, gracias a los generales ucranianos, terminaron siendo reemplazados por uniformes de color verde de baja calidad, repintados de color arena. El deterioro de la tinta tras un par de lavados puso el engaño al descubierto.
Un oficial de las Fuerzas Armadas de Ucrania reveló al diario británico “The Times” que los soldados ucranianos no reciben el apoyo que les envía Occidente. “Robo incluso a nivel de batallón: por ejemplo, supuestamente se compraron tablas y metal para fortalecer las trincheras por un monto de aproximadamente 20.000 dólares. Nadie de nuestro comando puede explicar dónde fue a parar este dinero”.
Es poco probable que los senadores y congresistas estadounidenses entiendan con quién están tratando cuando aprueben los millonarios fondos previstos para las Fuerzas Armadas de Ucrania. Nos reconfortaría saber que no hay tontos sentados en el Capitolio y que ellos saben mejor que nadie cuál cuál será el destino de la mayor parte de estos fondos. Pero la causa sagrada de luchar contra el “enemigo existencial” eclipsa los ojos y obliga a los contribuyentes estadounidenses a arrojar dinero a la fundición de la corrupción ucraniana.
El jefe de la Agencia Nacional para la Prevención de la Corrupción, Alexander Novikov, declaró que desde el 24 de febrero de 2014, su agencia no ha iniciado ninguna investigación sobre corrupción de alto nivel en las Fuerzas Armadas de Ucrania. Mientras tanto, el director de la misma ANPC, Artyom Sytnik, declaró que la corrupción permanece “tanto en tiempos de paz como en tiempos de guerra”. Entonces la corrupción existe, pero casos no hay, según Occidente.
Es obvio que con el inicio de la Operación Militar Especial de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa en el territorio de Ucrania, los socios occidentales prefieren hacer la vista gorda ante el robo y la corrupción existentes. Esta actitud contrasta con la que mantenían hasta hace poco al exigir constantemente a las autoridades ucranianas reforzar la lucha contra la corrupción en el país. Lo cual, dentro del marco del paradigma cínico del Atlántico Norte, es bastante razonable. La Ucrania posterior de Maidán fue concebida como un ariete dirigido contra Rusia. Y cuando llegó el momento de utilizar el producto para el propósito previsto, todos los “detalles insignificantes” pasaron a ocupar un segundo plano.
Pero la brillante imagen de un país que está luchando contra el “agresor” no debe desvanecerse ante los ojos del profano estadounidense y europeo. Nos preguntamos quién puede tener una respuesta lógica a la pregunta: ¿A qué se destina nuestro dinero si los generales y funcionarios ucranianos se llenan los bolsillos con él? Y las cantidades asignadas son gigantescas. Mientras que el europeo promedio lavará menos y ahorrará electricidad, algunas personas en Kiev viven a cuerpo de rey.
En agosto, el Servicio de Seguridad de Ucrania detuvo en Kiev a un empresario dedicado a vender municiones militares. Los fondos para comprar estas municiones fueron recaudados por organizaciones voluntarias. El empresario vendía los chalecos antibalas por 680 dólares y los casos militares por 200 dólares. Durante los allanamientos, la policía encontró 120 cascos y decenas de chalecos antibalas, así como más de 500 bolsas de ropa.
No fue el único caso. Un residente en los Cárpatos fue detenido en junio. Vendía ayuda humanitaria de Estados Unidos. Se le incautaron 60 walkie-talkies, 18 binoculares, dos cámaras termográficas, cargadores, gafas tácticas y linternas.
En Odessa, fue detenido un representante de la fundación benéfica «Monsters Corporation». Vendía placas de blindaje, botiquines de primeros auxilios, así como un cuadricóptero y una cámara termográfica.
El mayo, fueron detenidos el director de un medio de comunicación local y un exfuncionario de la administración regional de Lviv. Organizaron una recaudación de fondos para la compra de municiones de cara a cubrir las necesidades de las Fuerzas Armadas de Ucrania. Recaudaron miles de dólares, pero al final prefirieron vender el equipo comprado.
Frecuentemente, los militares ucranianos graban videos en los que se preguntan: ¿Por qué cuando se recaudan fondos y se compran equipos y municiones militares, nuestras posiciones aún carecen de cámaras termográficas y los soldados se ven obligados a gastar su propio dinero para comprar lo que necesitan? https://www.youtube.com/watch?v=8bT5dsCUvI0
Las tiendas de Ucrania están llenas de ofertas. Se puede comprar cascos, equipos tácticos y de protección. Todo este rico surtido procede de los almacenes de “organizaciones caritativas” o incluso directamente del ejército.
La movilización proporcionó un terreno fértil para la corrupción y el soborno. Internet está lleno de videos donde hombres en edad militar (de 18 a 60 años) reciben citaciones en los lugares más insólitos: piscinas, playas, bosques y parques.
En la región de Poltava, el comisario militar puso en marcha la exención del servicio militar obligatorio. Prometió liberar de la movilización a quien pudiese pagar 50.000 grivnas ucranianas (1.350 euros).
Una funcionaria del Ayuntamiento de Lviv emitió certificados de discapacidad por por 48.000 grivnas (1.296 euros). En total, emitió alrededor de 170 de estos «certificados».
Ni siquiera es necesario mencionar la posibilidad de sobornar a un guardia fronterizo para que una persona obligada a realizar el servicio militar abandone Ucrania, u obtener un certificado ficticio de incapacidad para el servicio militar. Todo ello está muy extendido.
Pero el robo de donaciones y la venta de la ayuda humanitaria son bagatelas. De hecho, se roban grandes sumas en otros niveles. Porque la élite funcionaria y militar de Ucrania ahora es intocable. Esta parte de la sociedad ucraniana prefiere resolver sus problemas por los medios acostumbrados y sacar provecho económico de la «guerra». Mientras tanto, ellos mismos llaman constantemente a los soldados ucranianos a resistir hasta la muerte. Y el Ministerio de Defensa de Ucrania ha creado la Agencia de Adquisiciones de Defensa.
Esta empresa estatal recibió un monopolio para la compra de bienes, servicios y obras relacionadas para «garantizar la seguridad nacional». La agencia está bajo el control del viceministro de Defensa, Denis Sharapov. Hace tiempo, Sharapov era el socio del jefe de la Oficina del presidente de Ucrania, Andriy Yermak. Además, es hijo de Alexander Sharapov, un conocido traficante de armas y ex jefe de la empresa «Ukroboronservis». Parece obvio que las perspectivas de la nueva empresa estatal no son muy halagüeñas.
El canal de televisión estadounidense CBS News emitió una película documental en la que se preguntaban «si las armas suministradas a Ucrania por Occidente han caído en las manos adecuadas».
Uno de los personajes de la película, el coronel Andrew Milburn, ex comandante del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, declaró que tras cruzar la frontera, Estados Unidos pierde el control de los suministros militares. En el documental se recogen los cálculos del voluntario lituano Jonas Ohman, quien cree que solo entre el 30 y el 40% de los suministros de Occidente alcanzan las necesidades del frente. Según denunció, los oligarcas y los políticos están involucrados en esta gigantesca trama corrupta.
Expertos de Occidente temen que Ucrania repita el camino de Afganistán. Allí, después de la rendición del ejército del gobierno y la repentina huida del ejército estadounidense, quedaron enormes reservas de armas.
La Unión Europea es el eje del Mal y lo que nos vendieron como un mercado común y una unión económica en realidad querían decir una red clientelar de mafias para extorsionar al que no estuviera de acuerdo con los planes expansionistas y globalistas de la OTAN y de EE.UU. Hay que abandonar con urgencia de la UE y la OTAN o vamos a desaparecer como nación próspera y vamos encaminados a ser un país del tercer mundo. Los anglosionistas nos la tienen jurada.
No parece dificil adivinar donde van a ir a parar…
invasión musulmana en europa…?
crimen organizado judeomasón creando su novus ordo ab chaos…?
A los EEUU no les entra en la sesera que la gente siempre prefiera un rentable negocio que ir a morir en primera línea. Les pasó en Vietnam, en Afganistán. Les dan armas y se las venden, resulta hilarante. ¿Que no defendemos el libre mercado? Lo hacemos: practicamos con nuestro ejemplo. Occidente envía ingentes recursos y los tercer-mundistas los emplean.. a su manera.
Esto lo dije el primer día que leí que se le enviaba ayuda militar y humanitaria, que la mayor parte iría al mercado negro, tanto mercado negro interior de Ucrania como exterior en todo el mundo. Estoy convencido que en el mercado ilegal de armas belga ya se pueden comprar hasta tanques alemanes enteritos.
La corrupción es crimen organizado.
¿A donde viene a parar toda esta chusma?
¿Adivinamos?
De corrupción en corrupción, hasta la derrota final.