Más del 40 % de los estadounidenses cree posible que una nueva guerra civil se desate en los próximos diez años
Las tensiones partidistas en Estados Unidos son cada vez más perceptibles por la ciudadanía. Mientras una mayoría considera que la división política ha empeorado en el último año, un creciente número de americanos cree posible que una nueva guerra civil se desate en los próximos diez años, según una reciente encuesta.
El más reciente estudio de YouGov America arrojó que un 66 % de los americanos piensa que la tensión política se ha profundizado desde inicios de 2021, y se muestran pesimistas sobre el futuro del país: un 63 % espera que la división aumente y un 62 % cree que la violencia política empeorará.
Como resultado de la percepción de división política, un abrumador 43 % considera que una guerra civil podría abatir a Estados Unidos en la próxima década, frente a un 35 % que lo considera poco probable. Un 22 % se muestra inseguro al responder.
Estos datos incluyen a un 54 % de los republicanos más fuertes y a un 40 % de los demócratas más convencidos.
De hecho, la división política es uno de los factores en los que los votantes de todos los partidos coinciden. Un 79 % de los republicanos creen que las diferencias ideológicas se han profundizado durante el gobierno de Biden, opinión que comparten con un 59 % de los demócratas y un 65 % de los independientes.
Por otra parte, un 72 % de los republicanos concuerdan con un 58 % de demócratas e independientes en que la división política empeorará en los próximos años.
Mientras tanto, Biden insulta a los americanos
El presidente Joe Biden, quien tomó el mando del país prometiendo unidad en un romántico discurso inaugural, ha intensificado sus ataques contra la mitad republicana del país. Progresivamente, pasó de llamarlos extremistas hasta, más recientemente, referirse a ellos como “fascistas”.
“Podemos unir fuerzas, dejar de gritar y bajar la temperatura”, dijo Biden en su discurso de posesión en enero de 2021. “Porque sin unidad, no hay paz, solo amargura y furia. Ningún progreso, sólo una indignación agotadora. Ninguna nación, solo un estado de caos. Este es nuestro momento histórico de crisis y desafío, y la unidad es el camino a seguir”.
Tras un año de políticas fallidas que recibieron el rechazo contundente de sus oponentes, además de reveces en sus intenciones, como el fracaso de su agenda Build Back Better, la anulación de Roe v. Wade por la Corte Suprema y la agudización de la crisis fronteriza, el presidente Biden ha radicalizado su discurso, volcándose especialmente contra los votantes de Trump.
“Estamos viendo ahora el comienzo o la sentencia de muerte de una agenda MAGA extrema”, dijo Biden a su público recientemente, luego de que el FBI allanara la propiedad privada del expresidente Trump en Florida. “No es solo Trump… Es casi semifascismo”.
Su secretaria de prensa, Karine Jean-Pierre, lejos de enmendar las palabras del presidente, redobló su discurso e insinuó que los americanos que apoyan a Trump son fascistas.
Si las votaciones se manipulan y no sirven, si se influye mediante técnicas de fakenews, se comprende que se planteen cambiar las cosas por ellos mismos. Y terminar con el abusivo y despótico gobierno federal. Que le sirve al P. Demócrata para imponerse sobre cualquier Estado rebelde. Las ficticias uniones estatales son cosa del pasado: la URSS, la UE, los EEUU, la ONU. Se impone regresar a lo Identitario, a lo auténtico.