Uno de los fundadores de Greenpeace denuncia la ‘falsa narrativa’ del cambio climático
Antes de Putin y del covid, la excusa universal de nuestras élites fue el cambio climático, ese ecoapocalipsis que va a convertir el planeta en un erial si no renunciamos a nuestra prosperidad y nuestras libertades. Y vuelve a serlo, con consecuencias visibles en medio de una crisis energética sin precedentes que nos va a dejar literalmente a dos velas en lo más frío del frío invierno.
Pero esa gran excusa no se tiene en pie, y se basa en una narrativa bastante cuestionable, según uno de los fundadores de la ya mítica organización ecologista Greenpeace, Patrick Moore, que abandonó la entidad en 1985, quince años después de haberla creado.
En un correo electrónico al que ha tenido acceso la publicación estadounidense The Epoch Times, Moore confiesa sus razones para abandonar la poderosa organización ecologista que contribuyera a crear en su día: “Greenpeace fue ‘secuestrada’ por la izquierda política cuando se dieron cuenta de que había dinero y poder en el movimiento medioambiental”, asegura. “Los activistas políticos en Norteamérica y Europa convirtieron Greenpeace, originalmente una organización basada en la ciencia, en una organización política para recaudar de fondos”.
Es una evidencia, y Moore lo pone de manifiesto, que el ecologismo no es ya otra cosa que un movimiento político, “centrado en crear narrativas, historias diseñadas para infundir miedo y culpa en el público para que el público les dé dinero”.
Siendo, por lo demás, una ONG y no un partido o una empresa, cuentan con la “presunción de santidad” de las entidades supuestamente sin ánimo de lucro y sin la obligación de actuar de cara al público o rendir cuentas. Actúan más bien en la sombra, en los despachos de la ONU, del Foro Económico Mundial y otros grupos de poder de naturaleza política.
Según Moore, el celebérrimo Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) del que ha surgido toda esta locura que va a dejarnos a oscuras este invierno “no es una organización científica”. Es, asegura, “una organización política compuesta por la Organización Meteorológica Mundial y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente”. El panel no recoge las evidencias que surjan de las investigaciones científicas independientes, sino que es al contrario: paga a científicos para que les proporcionen ‘información’ que respalde la narrativa de la ‘emergencia climática’, no otra.
Sus campañas contra los combustibles fósiles, la energía nuclear, el CO2, el plástico, etc., son erróneas y están diseñadas para que la humanidad crea que el mundo se va a acabar si no renunciamos a la civilización y a la economía que la sustenta. Son, sentencia Moore, enemigos a futuro no solo de la civilización, sino incluso del propio medio ambiente.
“Hoy, la izquierda ha adoptado muchas políticas destructivas para la civilización porque son técnicamente inalcanzables”, concluye. “Basta mirar la crisis energética que se avecina en Europa y el Reino Unido, de la que Putin se está aprovechando. Pero es su propia creación al negarse a desarrollar sus propios recursos de gas natural, oponerse a la energía nuclear y adoptar una posición imposible sobre los combustibles fósiles en general”, escribe.
En realidad no hace falta rascar demasiado para darse cuenta de que unos tipos que consideran al ser humano un “enemigo del planeta” no están aquí para favorecer a la humanidad, sino más bien para destruirla o, al menos, ‘desactivarla’. “Esto se parece demasiado al ‘pecado original’, a la idea de que los humanos nacen con una irremediable tendencia al mal, mientras que todas las demás especies son buenas, incluso las cucarachas, los mosquitos y las enfermedades”, sostiene Moore sobre esta filosofía dominante basada en la idea de que el mundo sería mejor si hubiera menos gente.
“Pero la gente que afirma esto nunca se ofrece voluntaria para desaparecer los primeros. Se comportan como si fueran superiores a los demás. Este tipo de ‘orgullo’ y ‘presunción’ es el peor de los pecados cardinales”, dice Moore.
Fuente: Gaceta
Carambita: Durante una entrevista del periodista de investigación francés Paul Moreira, que se transmitió por primera vez en la estación de televisión francesa Canal +, se le preguntó a Moore sobre la seguridad del herbicida glifosato. Moore le dijo a Moreira que uno “podría beber un litro entero” sin ningún daño. Cuando Moore fue desafiado a beber un vaso de herbicida, se negó, diciendo “era solo una forma de decir” antes de terminar la entrevista. Monsanto, productores primarios de herbicidas con glifosato bajo la marca Roundup, negaron haber contratado a Moore o su agencia de relaciones públicas.7071 La entrevista se realizó poco después de la… Leer más »