Orgasmos fingidos y demás chabacanerías
El presidente Zp declaró recientemente en el Congreso que “su prioridad principal es el paro”. Puede que sólo se trate de una distorsión semántica, pero lo que algunos hemos entendido es que se dispone a crear más desempleo, siguiendo la misma línea de actuación que ha presidido estos últimos seis años y medio de desgobierno buenista.
Entretanto en Cataluña, la campaña electoral de sus correligionarios ceroizquierdistas, se está caracterizando por la zafiedad y la chabacanería llevadas al paroxismo del mal gusto por quienes aspiran a volver a gobernar contra los catalanes. Como es tan poco lo cosechado, y tan raquítica la simiente, los melifluos defensores de la dignidad de las mujeres y otras falacias de folletín, utilizan la imagen de una joven en celo para ilustrar el inmenso placer de introducir algo, suponemos que la papeleta con la lista cerrada de mediocridades del PSC-PSOE, a través de una estrecha ranura. En cualquier caso, la última mamarrachada va de meter algo en una raja, y la lujuriosa muchacha que protagoniza el pornobodrio con ínfulas de propaganda electoral, se explaya a conciencia en un prolongado y bien fingido orgasmo, mientras nos condena inmisericordemente con su voto a sufrir otros cuatro años de despropósitos, despilfarro, caciquismo y ruina económica.
Por lo visto, éstos son los ingredientes afrodisiacos que provocan en la febril joven tan voluptuosa explosión de placer sexual. El desafortunado pornobodrio plasma perfectamente la catadura moral, intelectual y ética de un socialismo tan falso como frívolo y carente de ideas y soluciones, no sólo en Cataluña, sino en el resto de esta denostada e indolente España. A nuestra decadencia económica, que pronto nos conducirá por los procelosos derroteros de la ruina financiera, hemos de añadir estas muestras de mal gusto, chabacanería y desfachatez de los mismos irreverentes santones del progresismo más maniqueo y herético, que se jactan de su ignorancia, se regodean en el lodo de la vulgaridad y alardean de su manifiesta incompetencia para pedirnos de nuevo el voto. Más que votarles, habría que ‘botarles’.
Barcelona, espejo de Cataluña, se ha convertido en una patética macedonia de indeseables de diverso pelaje llegados desde todos los rincones y madrigueras del planeta. La multiculturalidad, es sólo multidelincuencia. Prostitutas copulando, orinando y defecando por las que en otro tiempo fueron Las Ramblas, punto neurálgico de una Barcelona dinámica, amable y sosegada, donde se podía pasear, ir de tiendas o tomar unas cañas con la familia o con los amigos. Como barcelonés, sólo siento asco, indignación y vergüenza al ver lo que un puñado de miserables han hecho con mi ciudad. Desgraciadamente, el desaguisado no se reduce a Barcelona, o a Cataluña.
Toda España está infestada por estas hordas de putones y mangantes surgidos de las cloacas más inmundas y hediondas de la ‘alianza de sifilizaciones’. Podredumbre física y moral es el legado de estos interminables seis años y medio de patochadas, majaderías, payasadas y gansadas. La oposición tampoco se salva de la simbólica quema de ‘ninots’. Y dado que hablo de Cataluña, y no de Valencia, quiero puntualizar que me refiero a ‘ninots caganers’, lo que en español viene a ser ‘muñecos cagones’. Y son “cagones” por muchos motivos: por haber sido cómplices, con su pávido entreguismo, de muchas de las fechorías que han cometido estos trápalas tripartitos en nombre de un europeísmo que nos ha llenado de fanatizados magrebíes, engolfados africanos y latinquines amerindios adocenados en bandas de delincuencia organizada.
Estos latinquines son los hijos de aquellas chachas bolivianas, ecuatorianas y dominicanas que las señoritingas del PP importaron para exprimirlas como empleadas de hogar por 400 euros al mes. Ahora, a las emperifolladas señoritingas del PP, empiezan a molestarles los ‘hijos de las chachas’ porque se están acercando peligrosamente a sus exclusivos barrios residenciales. Era de prever. Porque al precio que se ha puesto la vivienda, sólo los negreros que alquilan pisos para convertirlos en pateras, pueden pagar tan abusivos precios. De aquellos polvos, estos lodos. Ahora comprueban horrorizados, los unos y los otros, que algunos barrios exclusivos se han llenado de esta patulea de pandilleros amerindios y que el valor de los inmuebles se ha desplomado. Una vez más, han matado a la gallina de los huevos de oro con su avaricia.
Ya está bien de paños calientes y perogrulladas: un país con casi cinco millones de desempleados, no puede seguir dando empleo a extranjeros, y menos si éstos vienen aquí sin oficio ni beneficio. Porque esto equivale a entregarles las llaves de nuestra casa para que la saqueen. Gobierno y Oposición deben dejarse de pamplinadas y ocuparse, en primer lugar y por encima de todo, de generar empleo para los españoles, y erradicar una miseria incipiente que amenaza con adueñarse de la sociedad española.
Son tiempos difíciles para todos los países: que cada palo aguante su vela. Como aperitivo para una auténtica política de austeridad, antes que recortar salarios y pensiones a los españoles, habría que contabilizar cuánto nos cuesta en divisas las partidas que los inmigrantes giran a sus países de origen. ¿Nos lo podemos permitir? No es xenofobia; es simple aritmética. Y aun se puede simplificar más este logaritmo: ¿cuánto nos cuesta en divisas la prostitución ejercida por extranjeras?