El Papa Francisco decidió no protestar por el juicio en Hong Kong del cardenal Joseph Zen, arrestado en mayo pasado por su participación en el movimiento prodemocrático de la nación.

Esta semana, un periodista le preguntó al Papa si el arresto y el juicio del cardenal Zen constituyen una violación de la libertad religiosa, a lo que el pontífice básicamente respondió que Zen recibió lo que le correspondía.

El Papa primero negó que China no sea democrática, insistiendo en que tales etiquetas no ayudan porque China es un país muy “complejo”. En segundo lugar, reconoció el arresto de Zen pero se negó a criticarlo o defender al cardenal de 90 años.

“El cardenal Zen va a ser juzgado en estos días, creo. Y dice lo que siente, y se ve que ahí hay unas limitaciones”, afirmó.

Sorprendentemente, el Parlamento Europeo (PE) condenó el arresto de Zen este verano en los términos más enérgicos, mientras que el Papa guardó silencio.

“El Parlamento condena los arrestos del cardenal Joseph Zen, uno de los más firmes defensores del movimiento prodemocrático de Hong Kong, y de los otros cuatro fideicomisarios del Fondo de Ayuda Humanitaria 612”, declaró el PE en julio, señalando que estas y otras acciones represivas similares “constituyen un ataque a las libertades garantizadas en la Ley Básica de Hong Kong, incluida la libertad de religión o creencias”.

“La resolución insta a las autoridades de Hong Kong a retirar todos los cargos contra el cardenal Zen y los otros cuatro fideicomisarios”, agregó.

Sin embargo, cuando se le preguntó directamente si estaba de acuerdo con que el arresto de Zen fue una violación de la libertad religiosa, el Papa objetó.

El cardenal de Myanmar, Charles Bo, también condenó el arresto de su hermano cardenal y lo describió como un ejemplo espantoso de cuán lejos ha caído Hong Kong de su estado anterior como estado libre.

“Hong Kong solía ser una de las ciudades más libres y abiertas de Asia”, dijo Bo, presidente de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia. “Hoy se ha transformado en un estado policial. La libertad de expresión, la libertad de prensa, la libertad de reunión y asociación y la libertad académica han sido desmanteladas”.

El cardenal Zen fue arrestado y acusado “simplemente porque se desempeñó como fideicomisario de un fondo que brindaba asistencia legal a activistas que enfrentaban casos judiciales”, señaló Bo. “¿Cómo puede ser un delito ayudar a las personas acusadas a tener defensa y representación legal?”

Bo también denunció “los recientes ataques de propaganda contra la Iglesia en los medios pro-Beijing en Hong Kong, y la creciente autocensura entre los líderes religiosos debido a las circunstancias”.

“Ver una ciudad que fue un faro para la libertad, incluida la libertad religiosa, avanzar tan radical y rápidamente por un camino mucho más oscuro y represivo, es desgarrador”, dijo, y agregó que el gobierno chino ha incumplido “reiterada y descaradamente” las promesas hechas en la Declaración Conjunta Sino-Británica, una situación que calificó de “espantosa”.

Por su parte, el cardenal Zen ha criticado repetidamente la política de apaciguamiento del Papa Francisco con el Partido Comunista Chino (PCCh), calificando al Papa de ingenuo y acusándolo de vender a la Iglesia católica clandestina. Su juicio comienza el lunes.

Francisco se negó a respaldar las manifestaciones a favor de la democracia en Hong Kong y se ha abstenido notablemente de criticar los abusos atroces y bien documentados del PCCh contra los musulmanes uigures en la región china de Xinjiang, a pesar de las numerosas solicitudes para que lo haga.