Macarena, no cometas los errores de Vox y cuídate de los trepas
Que en España hay espacio político para un partido cristiano, patriota, anti agenda 2030 y de derechas, es indudable; no hay más que el ciclón que fue Vox antes de diluirse como un azucarillo en un vaso de agua, la ilusión que generó y cuántas banderas salieron a las calles sin jugar la selección.
Le faltó democracia interna, respetar a sus bases, humildad y no despreciar la materia gris en beneficio de los amigos menos preparados y más serviles.
Hay espacio para un partido que no se deje intimidar por el lobby LGTBI y mucho menos por las feminazis. A mí me cesó Vox como coordinador en Mijas por denunciar la presencia de niños en los actos institucionales del Orgullo Gay. El lobby gay exigió mi cabeza al partido, y el partido se la concedió en bandeja de plata.
Hay espacio para un partido que renuncie a las subidas de sueldo y dedicarlas a comedores sociales, fomentar la natalidad con un sistema de guarderías, comedores y ayudas a la vivienda destinadas a parejas jóvenes y madres embarazadas, priorizar las ayudas sociales a los españoles, mano dura con okupas y manteros allí donde se gobierne y proteger al ciudadano honrado y no a los políticos y delincuentes.
Hay que extraer conclusiones del fracaso de Vox. De la ilusión de muchos que apostamos por estar siglas, se ha pasado a la desilusión tan pronto como empezaron a pisar moqueta. La soberbia y la prepotencia ha terminado de hacer el resto.
Ese nuevo partido debe ser liderado por Macarena, pero antes tiene que cerrar las puertas a los irreductibles trepas que ya se acercan a ella como la mosca a la miel. Macarena debe cuidarse muy mucho de quién se rodea y establecer como obligatorio los análisis de sangre a cargos oficiales. Si lo hace, tendrá un futuro que en Vox Málaga matarían por tener.
Este país necesita ilusión, justicia y poder creer en algún político, con cojones o con ovarios, pero que recuerde cada día a los que están arriba, que lo están gracias a los de abajo