La censura progre
Agradezco a Melcior Comes el artículo “Voto marroquí” que publicó en el Avui. No estoy de acuerdo con parte de su reflexión, pero valoro su voluntad de participar en un debate sensible, el de la decisión de Trinidad Jiménez de permitir el voto de los ciudadanos marroquíes con el único requisito de tener permiso de residencia. Ni saber el idioma ni admitir los valores democráticos, nada, el voto gratis total. Más allá de las posiciones ultradogmáticas que ya tienen todas las respuestas, una decisión como esta tendría que abrir un debate, cuya libertad no estuviera recortada por ninguna censura.
No veo en qué manual del buen demócrata se obliga a estar a favor de una decisión que tiene aristas, que muchos países no permiten y que puede cambiar la cara de muchos pueblos. Cuní preguntó al alcalde de Salt qué habría pasado si los marroquíes hubieran votado. Y la respuesta fue fulminante: “cuatro concejales de Plataforma, cuatro de un partido islamista y yo no sería alcalde”. Que puedan votar personas que no saben nada del pueblo, ni hablan el idioma y que tienen líderes religiosos radicales es una cosa que, como mínimo, hay que pensar. Pero no. Parece que en Catalunya no se pueden abrir estos debates, bajo pena de ser quemado en la hoguera purificadora de la inquisición progresista.
Hay personajes que, a pesar de representar una minoría de votos, se otorgan la potestad de decidir de qué se puede hablar y cómo perseguir la incorrección política. Son nuevos censores nutridos en la vieja tradición de los comisarios políticos. Personalmente he sufrido sus mordisquitos estos días. Por un lado, una nueva concejal de ICV ha querido hacer méritos al estilo Pravda recuperando las listas negras y ha pedido mi expulsión de TV3 por no estar de acuerdo con el voto marroquí. ¿Expulsará también a los millares de televidentes que tampoco lo quieren? ¡Ay…!, me hubiera reído si no me preocupara que alguien tan joven herede las peores maneras del estalinismo. Y como Dios los cría y etcétera, se ha apuntado a la cacería un personaje de ERC de siniestro recorrido, ex director general de Cooperación en la época del tripartito, cuyo máximo mérito fue repartir subvenciones entre oenegés amigas.
Más allá de estos dos Torquemadas, y su pequeña corte de palmeros, me preocupa la censura que, en nombre de la libertad, quieren imponer estos personajes de poco vuelo pero mucha intransigencia. Nadie sabe cómo se han otorgado la razón democrática, pero todo aquello que sale de su dogma de fe lo consideran herejía. Ciertamente, nada es nuevo porque la censura de izquierdas es tan antigua como la de derechas, pero es un pésimo síntoma de la salud de nuestro debate público. En fin, allá ellos. Yo no callaré, hablaré en libertad y como mucho me compraré un vestido ignífugo para cuando me envíen a la hoguera. Al fin y al cabo, ya saben lo que se dice, que las brujas nunca mueren.
Rahola vete a tu imperio polacocharnego, que por cierto dentro de poco será un nuevo sahara occidental
Mi no sentido pesamen. La izquierda ha muerto.
Señora Pilar Rahola marchese.Es usted perjudicial para el equilibrio del ser humano.Aunque estoy encontra del aborto hubiese aprobado que su seguro santa madre hubiese optado por abortar cuando te encontrabas en el vientre de ella. Ya es duro cuando los sabados haciendo zappin te veo en la Noria. Dale las gracias a la señora Maria Antonia Iglesias de mi parte por que es verla y acabarse mi problema de estreñimiento. Ella y tu sois lo mas parecido a una persona,para hacer honor a la verdad tu pareces mas persona que ella.