Pedro Sánchez, un verdadero rehén de la política del régimen de Marruecos
Jorge Alejandro Suárez Saponaro.- El 2022 encontró Argelia en un clima de tensiones crecientes con Marruecos, por el liderazgo del Magreb, lo que impulsó Argel apoyar de manera más decidida a la República Saharaui, que está librando una guerra de baja intensidad con Rabat, luego que los marroquíes avanzaran sobre la zona desmilitarizada de Guerguerat, violando los acuerdos de paz de 1991.
En el marco de una creciente tensión, Argelia suspendió las relaciones diplomáticas con Marruecos, cortó el suministro de gas. España, un verdadero rehén de la política de Rabat, en un primer momento pareció que vendería el gas que recibe de Argelia, pero las advertencias de Argel, de suspender el suministro, si esto se llevaba a cabo, obligó a Madrid anunciar públicamente que no venderá gas argelino a su “aliado” marroquí.
La Guerra de Ucrania, llevó a la Unión Europea, no sin titubeos iniciales, a buscar reducir la dependencia del gas de Moscú. En un intento de presionar a Rusia desde el plano económico, algo que al parecer al Kremlin no le afecta tanto como muchos pensaron.
En este contexto, Alemania e Italia buscaron alternativas al gas ruso. Argelia se ha transformado en un actor clave en esto. Poseedor de importantes reservas y la cercanía geográfica, facilita aún más las cosas. Mientras España, con su torpe política de no provocar a Marruecos, no vio las ventajas del gas argelino por razones de costo. Esto fue aprovechado por otros actores europeos. Italia firmó un acuerdo por el gas argelino, en reemplazo del ruso, alcance entre 9.000 y 10.000 millones de metros cúbicos.
España, la gran perdedora, se vio obligada a importar gas de Estados Unidos, debiendo pagar el doble, del que viene por el gasoducto Medgaz desde Argelia, y mantiene la dependencia del gas de Rusia (incrementando en un 52% las compras a este país), a pesar de las declaraciones públicas del gobierno de Sánchez en torno a la guerra y el apoyo a las sanciones impulsadas por el tándem UE- OTAN. La suspensión del acuerdo de amistad entre Argel y Madrid, a pesar que desde La Moncloa intentan minimizar sus consecuencias, sin ninguna duda perjudica a España y enfría los vínculos con un actor de peso en el Mediterráneo.
Alemania envió recientemente al número dos del ministerio de Exteriores, Katja Keul, a los fines de incrementar la cooperación entre Argel y Berlín en materia energética. La citada política germana sostuvo respecto al país norteafricano un actor clave en la resolución de problemas regionales en el norte y oeste de África, por lo tanto, es importante para mí intensificar el diálogo político con Argelia. La reducción del 40% del gas enviado desde Rusia, convirtió a la República de Argelia, en un actor clave para la seguridad energética en Europa – especialmente para la primera economía de la UE, Alemania – teniendo su impacto en el plano político – estratégico.
La guerra de Ucrania, puso en el tablero al estado argelino, como suministrador alternativo al gas ruso. Esto incrementará los ingresos al país y su peso estratégico en el Mediterráneo.
Sin ninguna duda Argel, lo capitalizará a favor de sus intereses. Argelia mantiene una alianza histórica con Rusia, que ha sido el principal proveedor de equipo militar puntero. Para este mes está anunciado una serie de maniobras conjuntas cercanas a la frontera con Marruecos. Todo un mensaje a Rabat, dado que la escalada de la guerra silenciada del Sáhara Occidental, han muerto civiles argelinos en ataques con drones marroquíes. Argel le está diciendo a Rabat que no escale el conflicto y pretenda como en el pasado invadir la zona controlada por la República Saharaui.
El peso creciente de Argelia ha sido percibido por Estados Unidos. No en vano en marzo de 2022 estuvo de visita el Secretario de Estado Blinken, para reforzar lazos económicos, y hacer saber que la postura de Washington, es apoyar el esfuerzo de Naciones Unidas respecto al Sahara Occidental. A pesar que la Casa Blanca es un aliado de Marruecos, pero ha hecho saber que la postura de Estados Unidos respecto al conflicto saharaui, dista de la promesa de Trump, de reconocer la ocupación marroquí. Por otro lado, hubo conversaciones sobre cooperación en materia de seguridad, especialmente frente al terrorismo creciente en la región, donde Argelia, tiene una amplia experiencia, y frente a otros problemas de la región, como la estabilidad de Libia.
Argelia ha jugado un rol histórico en la estabilidad y seguridad en la zona del Sahel, junto a Libia. La muerte del líder libio Gadafi, dejó Argel como el único actor. Los intentos de mediar en la crisis de Malí no dieron resultados esperados. Los argelinos impulsaron mecanismos de cooperación en materia de seguridad desde 2010, dando paso al Centro Combinado Militar de Operaciones Especiales y el Centro de Intercambio de Información. La reforma constitucional de 2020, abrió paso para que el ejército argelino pueda ser desplegado en el exterior. Su rival marroquí con su política de “soft power” a través de organizaciones religiosas y cooperación económica, busca incrementar su presencia en un área tradicionalmente vinculada de alguna u otra manera con Argelia.