La hipocresía de EE.UU y Europa: hablan de agresión rusa contra Ucrania e ignoran la de Marruecos en el Sáhara Occidental
Lehbib Abdelhay.- En el marco de la operación especial rusa en Ucrania y el Donbas, el presidente de EE.UU, Joe Biden, ha anunciado que sus socios en Europa están codo con codo con Washington para frenar la invasión rusa sobre partes de Ucrania. “Solo Rusia es responsable de la muerte y destrucción que traerá este ataque, y Estados Unidos y sus aliados y socios responderán de manera unida y decisiva. El mundo hará que Rusia rinda cuentas”, afirmó el presidente de EE.UU tras el estallido de la guerra entre Rusia y Ucrania.
El mandatario estadounidense afirmó que el jueves se reunirá con el grupo del G7 y anunciará nuevas acciones contra Moscú. “Más tarde hablaré con el pueblo estadounidense para anunciar las consecuencias adicionales que Estados Unidos y nuestros aliados y socios impondrán a Rusia por este acto innecesario de agresión contra Ucrania y contra la paz y la seguridad mundiales”, dijo.
Poco después, la Unión Europea también condenó la operación militar rusa y confirmó que una invasión había comenzado.
Por su parte, el primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, aseguró que estaba “horrorizado” por los “terribles eventos en Ucrania”. “Putin ha escogido el paso del baño de sangre y la destrucción al lanzar este ataque no provocado”, dijo.
“Las pacíficas ciudades ucranianas están siendo atacadas. Esta es una guerra de agresión. Ucrania se defenderá y ganará”, concluyó.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, no faltó. Condenó este jueves el “ataque bárbaro” que Rusia inició en la madrugada contra Ucrania y anunció que la Unión Europea prepara nuevas sanciones europeas contra “sectores estratégicos” rusos, entre ellas, un bloqueo de sus bancos al mercado europeo. “Una vez más, en el centro de Europa mujeres y hombres inocentes están sufriendo. Condenamos este ataque bárbaro y el argumento cínico para justificarlo”, dijo Von der Leyen en una declaración a la prensa junto al alto representante de la Unión Europea para la Política Exterior, Josep Borrell.
Borrell añadió que el paquete de sanciones que preparan será el “más masivo y duro que hayamos adoptado nunca” y advirtió al presidente ruso,Vladimir Putin, de que si no da marcha atrás Rusia se verá “sometida a un aislamiento sin precedentes”.
Sin embargo, hablar de la “invasión” rusa de Ucrania e ignorar la invasión marroquí sobre el Sáhara Occidental carece de precedentes en la diplomacia internacional. Impedir que un país expanda su territorio por la fuerza fue un principio fundamental de las Naciones Unidas. De hecho, fue este mismo principio el que llevó a Estados Unidos a implicarse en la Guerra del Golfo en 1991 tras la invasión y anexión de Kuwait por Irak.
Desafortunadamente, existen serias dudas sobre si la administración Biden realmente apoya este estándar legal fundamental. Los mapas del norte de África adoptados por Naciones Unidas, y otros organismos internacionales, sitúan al Sáhara Occidental en la costa atlántica encajada entre Marruecos y Mauritania; mientras los mapas autorizados por parte del gobierno de los Estados Unidos, sin embargo, sitúan a ese territorio como parte del Reino de Marruecos, es decir, sin la línea que delimita entre la frontera de los dos territorios. El Sáhara Occidental, conocido formalmente como República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha sido reconocido por 84 países y es un Estado miembro de pleno derecho de la Unión Africana. Marruecos invadió esa región, entonces conocida como Sahara español, justo antes de su independencia programada del dominio colonial en 1975.
Sin embargo, en sus últimas semanas en el cargo, el ex presidente Donald Trump reconoció formalmente la soberanía marroquí sobre el territorio ocupado, incluido aproximadamente el 25 por ciento del Sáhara Occidental que todavía está bajo el control del gobierno de la RASD. La administración Biden ha rechazado, al menos hasta ahora, los llamamientos bipartidistas para revertir la decisión de Trump y Estados Unidos sigue siendo un caso atípico internacional.
A pesar de mostrar un gran interés sobre un moribundo Proceso de Paz liderado por la ONU, Estados Unidos está de acuerdo con la política de agresión adoptada por la monarquía marroquí, en que la independencia no debería ser una opción para la población autóctona, conocida como el pueblo saharaui, que cuenta con una historia, un dialecto y una cultura diferente. El régimen marroquí, envalentonado por el reconocimiento de Estados Unidos e Israel, insiste en que la independencia está completamente descartada y, como mucho, está dispuesto a ofrecer solamente un grado limitado de “autonomía” bajo el dominio marroquí.
El reconocimiento de Trump de la anexión ilegal del Sáhara Occidental por parte de Marruecos, es un regalo para Putín, quien ahora puede retratar el rechazo de Estados Unidos a las decisiones rusas en el territorio ucraniano como simplemente arraigada en la rivalidad geopolítica en lugar de una oposición de principios a la expansión territorial ilegal.
Por el bien del pueblo del Sáhara Occidental y la credibilidad de occidente (Europa y EE.UU) en la creciente guerra de Ucrania, la administración Biden debe rescindir de inmediato el reconocimiento de Estados Unidos de soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental, y por lo tanto la Unión Europea debe tomar decisiones similares para poner fin a la ocupación de la antigua colonia española.