Pedro Sánchez ordenó al vicepresidente del Congreso la expulsión de la diputada Patricia Rueda para victimizar a Vox y detener el auge del PP
AD.- No merecía la diputada de Vox por Málaga, Patricia Rueda, el minuto de gloria que la ha regalado Pedro Sánchez. El vicepresidente primero del Congreso, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, expulsó este martes de la tribuna a la diputada de Vox Patricia Rueda al negarse a retirar la expresión “filoetarras” cuando criticaba la gestión del Gobierno, tras lo cual los diputados del partido estafa han abandonado el hemiciclo.
Gómez de Celis, que sustituía a Meritxell Batet como presidente de la Cámara Baja, recibió órdenes explícitas de expulsar del hemiciclo al primer diputado de Vox que vertiese alguna frase que, en el argot de la corrección política, pudiese ser considerada ofensiva o irreverente. La torpe e inoperante Patricia Rueda fue la elegida por llamar filoetarras a los herederos políticos de ETA. Patricia Rueda puso gustosa el trasero, pero no nos engañemos, la patada del vicepresidente primero del Congreso iba dirigida a las posaderas del PP. Porque Sánchez sabe que sin la ayuda de Vox, su pretendida reelección al frente del Gobierno es tarea imposible. Sánchez necesita a Vox como un koala las hojas de eucalipto. La expulsión deliberada de Rueda, permitió a los previsibles dirigentes de Vox rentabilizar ante sus ‘hooligans’ el discurso de la victimización y de paso detener el auge del PP anunciado en todas las encuestas. Ni ERC ni Bldu. Vox es el principal aliado de Pedro Sánchez. En los próximos meses veremos montajes como el del martes con bastante frecuencia. Con tal de detener la sangría de votos que anuncian todas las encuestas, Vox se prestará a lo que haga falta. Porque Vox no concurre a las elecciones para ganar, solo para impedir que gobierne el PP con mayoría. Es más, los de Abascal preferirían a Sánchez de presidente que un gobierno monocolor del PP que les impida estar a la sopa boba.
Por otra parte, nada define mejor la hediondez política española que la victimización servida en bandeja a Patricia Rueda para que la farsante pueda recorrer los platós televisivos de la derechona haciéndose la ofendidita. Deben saber los lectores que esta diputada, con el aspecto de una solapona, ha sido la principal causante del desastre de Vox en Málaga.
Paradigma de la incompetencia en todas las actividades que ha desarrollado, Patricia Rueda necesita seguir medrando a la sombra del lujo y del dinero fácil que le proporciona la política. Entre sus méritos curriculares, una desastrosa gestión económica al frente del Museo del Automóvil, donde llegó a instancias del PP y de un grupo de inversionistas rusos. De su etapa museística conservamos como lo más notable su imagen de “femme fatale” a bordo de un descapotado rojo a juego con su gabán.
Debemos sin embargo aceptar como admirable que Patricia Rueda haya sido capaz de maximizar tanto su insustancialidad. Ella se ha limitado estos años a calentar su escaño, con una sonrisa de oreja a oreja, impostada y falsa, cada vez que toma la palabra algún diputado de Vox. Admitamos también que Patricia Rueda ha sido una mujer con suerte. Hay pocas personas que valgan lo poco que vale ella y que haya progresado tanto sin apenas esfuerzo.
Todavía estamos esperando que el ex presidente provincial de Vox, José Enrique Lara, explique los criterios seguidos para nombrarla en 2019, si más consenso que el suyo propio, candidata a la Cámara Baja. ¿Cómo es posible que una mujer apenas vinculada a Málaga, con un raquítico expediente curricular, con escasas dotes oratorias, con una magra formación política y sin estar siquiera afiliada a Vox, fuese la elegida para encabezar la lista de un partido que contaba entonces con personas mucho más cualificadas?
El balance de Patricia Rueda en el Congreso cabría perfectamente en una servilleta. No se le recuerda una sola intervención, ni decir nada brillante, ni siquiera ocurrente, como esa diputada de pocas luces que decía echar de menos los piropos a pie de obra. Nada. Todo en Patricia Rueda es fatuidad y postureo, lo que no le ha impedido (ella sabrá cómo) llegar tan lejos. Pensaron seriamente en ella como candidata a la Presidencia de la Junta de Andalucía; pronto comprendieron que su cortedad oratoria y sus pocas luces serían un serio hándicap para medirse de igual a igual a sus oponentes. Luego la nombraron nada menos que portavoz nacional del partido, sin embargo sus dificultades para leer sin trastabillarse.
Todo el lío que tiene Vox lo comenzó ella cuando fue nombrada líder en la sombra del partido de Abascal en Málaga. Tras las primarias fallidas, en octubre del 2020, al lumbreras de Ortega Smith se le ocurrió que Patricia Rueda era la persona que podía poner orden y saturar las heridas de un partido roto. Como poner a un grafitero al frente del Museo del Prado. La incompetencia de Rueda se tradujo en una apuesta por los más incapaces y el envío de los mejores al ostracismo. Porque si hay algo que estas mezquinas tienen bien desarrollado es el instinto de la supervivencia; o lo que es lo mismo, rodearse siempre de personas que valgan menos que ella, que ya es decir. Por eso se rodeó de mujeres que, según ella, debían ser lo mejorcito de cada casa: la que escribe en redes sociales “me fuese gustado” y “estoy enrritada”; la que en una pancarta pone “aerolinia” por “aerolínea”; la que tiene pillada por los michelines dada su afición a las comidas, pero sobre todo a las comidas de la Fundación Franco…
Por encima el amor a España, Patricia Rueda ha profesado siempre un amor insobornable a sí misma. Su negligente labor puso en pie de guerra a decenas de militantes. La Plataforma Antigestora de Antonio Pulido aglutinó a la mayoría de ellos. Hace algo más de un año obligaron a la diputada a salir de la sede provincial escoltada por la policía. Era el principio del fin de Vox.
Al final, la burla grotesca de Vox consiste en laminar a los mejores y conservar a Patricia Rueda como uno de sus oropeles. Y no será porque no haya demostrado ser un desastre, una inútil política, una caradura que llama a remar en la misma dirección pero obviando el matiz de que unas cobrando más de 117.000 euros al año y otros viviendo de las ayudas sociales. Hace años se postulaba como feminista y ahora ha dado un giro brusco a su papel sobre el escenario de esta comedia bufa en que se ha convertido la democracia española. Entró en Vox de la mano de Lara como podía haber entrado en el PP o en Ciudadanos, sin hacerle asco. Ella es así. Sánchez le ha proporcionado su momento culmen y Patricia se siente más satisfecha que una guarrilla en una charca. Ella traga con lo que haga falta mientras siga conservando la mamandurria. Esas son sus expectativas vitales de vida. Fuera de la política, siendo una inútil, hay muy poco futuro.
Muy duro el artículo, pero por lo que sé no anda demasiado desencaminado. Lo que conozco de primera mano y, por otra parte, puede intuirse sin demasiada dificultad, es que, en efecto, esta señora es una auténtica nulidad política; el resto siempre es bueno saberlo. En cualquier caso, al margen de los intereses más profundos e inconfesables que pueda esconder Vox, también parece indudable que son el único parapeto que le queda a España frente a la dictadura comunista del psicópata narcisista y su cuadrilla de canallas inmundos y traidores.
El sistema politico es una estafa de la A a la Z, hay que reofrmularlo, o dejar de prestarle atencion e impuestos para que colapse, esto ultimo si esta en nuestras manos. Dejemos de permitir que como hombres se nos robe a traves de la institucionalizacion del victimismo. Las personas que ponen leyes deben de estar formadas y ser imparciales, no 4 misandricas trasnochadas diciendo gilipolleces, buscando la excepcion a la regla y con las maneras de los talibanes: creo la necesidad de que las mujeres sean pobres y analfabetas y despues las culpo de ladronas y aprovechadas del marido,… Leer más »
no me importa
para mi vox ya es historia, y de la mala
El que es historia es el Principal Sospechoso Once Eme.
Dios te oiga amigo. Qué más quisiéramos los españoles de bien, pero yo no lo tengo tan claro. Nos esperan unos meses preelectorales de escándalos, sabotajes, barbaridades y aberraciones en ascenso y a cual más inaudita y dantesca. Ojalá me equivoque.