El referéndum que viene
FM.- Es posible que la sociedad esté adormecida y que Sánchez tenga razón al restar importancia a la reacción ante la desaparición de la sedición y la modificación de la malversación. El aparato socialista está muy convencido de que es un tema que se agota a final de año y que el próximo hay que volcarse en la economía para ganar las elecciones. Al final resultaría que la mayoría es insensible ante la chapuza de la ley del sólo sí es sí o el asalto a la Justicia. No importa gobernar a golpe de real decreto ley o modificar el Código Penal en veinte días. Esto permite constatar que el autoritarismo no es algo consustancial a las dictaduras, sino que lo podemos encontrar en las democracias. La falta de respeto por la minoría, es decir, la oposición, es asombrosa, pero no tiene importancia porque las Cortes Generales actúan como serviles colaboradoras en este despropósito parlamentario. La crisis institucional que vivimos es muy grave y profunda, porque el PSOE está en el lado equivocado. No sucedió lo mismo cuando se tuvo que aplicar el artículo 155 CE. Ahora todo ha cambiado y lo único importante es complacer al independentismo catalán.
A estas alturas, ERC ha conseguido todos sus objetivos en esta legislatura. Lo ha confirmado Junqueras. Han anunciado que en la próxima exigirán un referéndum de autodeterminación. Por supuesto, el gobierno lo niega, pero el primer secretario del PSC, Salvador Illa, persona de estrecha confianza de Sánchez, ha confirmado que «no habrá autodeterminación, pero sí consulta a los catalanes». Como es normal dicen que será pactada y que será sobre los acuerdos logrados se supone en la mesa camilla del diálogo, que se ha convertido, desgraciadamente, de humillante rendición ante ERC. No hay duda de que piensan que somos una colección de idiotas. Me temo que elaboren un estatuto de autonomía de máximos y el Estado quede reducido en Cataluña al edificio de la delegación del Gobierno.
No hay que minusvalorar la osadía de Junqueras y la capacidad de rendirse del PSOE. La consulta es otra lamentable concesión. No hay que olvidar que el País Vasco y Navarra seguirían sus pasos. Al final, conseguirán destruir España ante la indiferencia de la sociedad. No hay que sorprenderse porque también le sucedió a Roma.