El biógrafo de Benedicto: “No tenía nada de un príncipe de la iglesia”
El periodista, escritor y biógrafo del Papa Benedicto XVI, Peter Seewald, ha destacado su “valentía” a la hora de resistir ante los intentos de convertir el mensaje de Cristo “en una religión conforme las necesidades de la ‘sociedad civil’” y ha elogiado su honestidad intelectual y moral.
Seewald visitó por última vez al Papa emérito, fallecido este sábado 31 de diciembre a los 95 años, a mediados de octubre en el monasterio Mater Ecclesiae, donde se instaló en mayo de 2013 tras un breve período en el Palacio Apostólico de Castelgandolfo, la residencia veraniega de los Papas situada a las afueras de Roma y actualmente convertida en museo.
De ese encuentro, que tuvo lugar el pasado 15 de octubre, Seewald destaca que le ha quedado “impreso el sufrimiento que llevaba sobre sus hombros” y el “profundo dolor por lo que estaba sucediendo en el mundo y la crisis en la Iglesia, especialmente en su patria”, en Alemania, donde desde 2019 más de 632.000 personas habían abandonado la Iglesia católica según la Conferencia Episcopal de este país, tras salir a la luz un año antes 3.677 casos de abusos a menores perpetrados en los últimos 70 años.
“La próxima vez nos encontraremos en el cielo”, le dijo entonces como despedida el Papa emérito, que ha conservado durante estos 9 años y medio intacta la lucidez intelectual que caracterizó su pontificado aunque sus fuerzas se han ido apagando poco a poco, como ha explicado en varias ocasiones su secretario personal, Georg Gänswein, quien ha permanecido a su lado todos estos años.
“Sabía exactamente a dónde iba el viaje y qué esperar en su destino. La promesa de Cristo de la vida eterna era uno de sus temas favoritos”, ha rememorado Seewald. “Si pertenecer a la Iglesia tiene algún significado, es que nos da la vida eterna y, por lo tanto, la vida correcta y verdadera en general. Todo lo demás es secundario””, ha señalado uno de los mayores expertos en el Papa alemán, al que conoció en noviembre de 1992.
“Como excomunista y periodista del ‘Der Spiegel’, no estaba muy cerca de Joseph Ratzinger”, ha reconocido. “Me sorprendió aún más conocer a un hombre que no tenía nada de un príncipe de la iglesia. (…) Todo en él parecía modesto, sin pretensiones, accesible”, ha manifestado.
Asimismo, ha destacado la altura teológica de Benedicto XVI que fue capaz de demostrar “que la religión y la ciencia, la fe y la razón no son opuestos”. “Su forma de enseñar me recordó a los maestros espirituales que convencen no con lecciones vanas, sino con gestos silenciosos o pistas ocultas. Sobre todo, a través del propio ejemplo, que incluye integridad, lealtad, coraje y una buena dosis de voluntad para sufrir”, ha afirmado.
Persona noble y con disposición a escuchar
Sobre su personalidad, ha explicado que fue “una persona cálida, pero también particularmente noble y reservada”. “Nunca en los casi treinta años que lo acompañé como periodista me invitó a cenar. No quería socavar la distancia profesional que formó la base de nuestras entrevistas abiertas y críticas”, ha revelado sobre sus continuos encuentros.
Preguntado sobre lo que echará de menos, ha destacado “su sonrisa tímida”, así como “su elegancia, con la que hizo fácil lo pesado sin quitarle su secreto ni trivializar lo sagrado”. “Sobre todo, su disposición a escuchar, en la que nadie podía superarlo”, ha puntualizado.
“Era a la vez un pensador y un orador, especialmente un amante de las personas que, cuando se le preguntaba cuántos caminos hay para Dios, siempre respondía: “Tantas como personas””, ha concluido.