Un Papa odiado por los yihadistas
El Papa Benedicto XVI era ferozmente odiado por los yihadistas del Estado Islámico. Es sentimiento nacía de los clarificadores comentario realizados por el pontífice fallecido sobre la maldad que supone utilizar una religión, “la espada”, para extender la muerte y la destrucción. Los terroristas aseguraban que lo dijera Benedicto o quién fuera, ellos seguirían con su yihad.
En un comentario publicado en el número 15 de su revista Daviq (ya desaparecida), en agosto de 2015, le encuadraban dentro de los papas que habían mantenido una postura más fuerte contra ellos..
Recordaban que, en el Concilio de Clermont, el Papa Urbano II dejó bastante clara la postura de la Iglesia sobre el Islam. “Reclamándolo, inspirado divinamente, llamó a destruir a todos los musulmanes que difundieron el gobierno de Alá, diciendo: por esta razón, yo, o más bien el Señor, les suplico como heraldos de Cristo que publiquen esto en todas partes y persuadan a todas las personas de cualquier rango, soldados de infantería y caballeros, pobres y ricos, para llevar ayuda rápidamente a esos cristianos y destruir a ese vil carrera de las tierras de nuestros amigos”. Esto lanzó las Cruzadas, que continúan hoy”, aseguraban.
“Los papas a partir de entonces, durante siglos, profesaron abierta y ruidosamente su objetivo de erradicar el Islam a través de la guerra y la conversión, ya que el Papa Calixto III, del siglo 15, hizo un voto para “extirpar la secta diabólica del reprobado e infiel Mahoma en el Este”; y, como su predecesor, Eugenio IV, expresó su esperanza de que “muchos de la abominable secta de Mahoma se conviertan a la fe católica” (Concilio de Basilea en 1434)”.
“A medida que la guerra entre el Islam y la Iglesia pagana se desataba, y por temor a perder a sus propios seguidores en el Islam, algunos en el lado cristiano comenzaron a hablar más directamente sobre su enemigo y el verdadero objetivo islámico de destruir sus sistemas artificiales y pervertidas “libertades”, señalaban.
Y es en este punto donde se refieren a Benedicto XVI: “explicó, por ejemplo, que la democracia “contradice la esencia del Islam, que simplemente no tiene la separación de la esfera política y religiosa que el cristianismo ha tenido desde el principio” (verdad y tolerancia). A pesar de ser un mentiroso, ciertamente dijo la verdad sobre este tema – la democracia sin duda contradice la esencia del Islam –”, reconocían.
Consideraban que el Papa fallecido tenía más luces que “los apóstatas del Islam, que muchos de los “imanes” en Occidente y los profesores de las llamadas universidades “islámicas”, que tienen menos comprensión del Islam que Benedicto el Incrédulo”.
“Algún tiempo después, –recordaban–Benedicto intentaría nuevamente menospreciar al Islam burlándose del profeta Muhammad por algo que él compartió con la mayoría de los profetas de la Torá, los Salmos y el Evangelio: la orden de difundir la religión por la espada. Benedicto menospreció así el orden encontrado en el Antiguo y Nuevo Testamento para la guerra contra los paganos”.
Y enfatizaban: “la religión del Islam continuará siendo difundida por la espada, incluso si Benedicto lo desprecia. Que Allah exponga la maldad y la inhumanidad de Benedicto y descubra al mundo la verdadera razón detrás de su escandalosa renuncia al papado pagano”.
También se referían al Papa Francisco y decían que, pese a mantener las tradiciones, “ha luchado contra la realidad para anunciar la perversión del apóstata de las enseñanzas islámicas como la religión real de los musulmanes. Así, mientras Benedicto, y muchos antes que él, enfatizaron la enemistad entre los cristianos paganos y los musulmanes monoteístas, el trabajo de Francisco es notablemente más sutil, alejándose de las palabras de confrontación que ofenderían a aquellos que afirman falsamente el Islam, aquellos apóstatas que los cruzados encontraron que desempeñaron el papel perfecto para su infiltración en tierras musulmanas. Mientras Benedicto XVI se encontró con la desaprobación pública por citar a un emperador bizantino de siglos de antigüedad, Francisco continúa escondiéndose detrás de un velo engañoso de “buena voluntad”, que cubre sus intenciones reales de pacificar a la nación musulmana. Esto se ejemplifica en la declaración de Francisco de que “nuestro respeto por los verdaderos seguidores del Islam debe llevarnos a evitar generalizaciones odiosas, porque el Islam auténtico y la lectura adecuada del Corán se oponen a toda forma de violencia” (La alegría del Evangelio)”.
“Mientras que los papas anteriores –añadían– hablaron en contra del Islam debido a la realidad real que enfrentaron, basada en la enemistad mutua entre los cristianos paganos y los musulmanes monoteístas, los papas recientes, y especialmente el Papa Francisco, han intentado pintar una imagen de amistad reconfortante, buscando alejar a las masas musulmanas de la obligación de librar la yihad contra la incredulidad”.
A diferencia del ¿Antipapa? actual, UN GRAN PAPA.
Pero más PENSADOR que HOMBRE DE ACCIÓN…
DEP.