Por Laureano Benítez.- Hola, amigos. Jamás he visto la tele, incluso en los tiempos en los que no era la caja adoctrinadora putreglobalista de la actualidad, sino, todo lo más, la “caja tonta”, adjetivo éste de la tontería que ha infectado a y.500 millones de personas en el mundo mundial. Lo único que acierto a ver son los documentales que Discovery Max pone entre las 13.30 y las 2.30, la hora en la que tomo la birra con mi mujer, porque soy objetor de conciencia de eso de ir un bar a que te claven 5 pavos por dos cañas, que, además de caras, son de mala calidad, y te las ponen calientes.

Bueno, el caso es que cuaNndo cortan para poner publicidad, cuelo raudo a dos canales alternativos: Teledeporte, y Canal Real Madrid. Sin embargo, esos segundos que tarda el mando en ejecutar la orden me dan para ver el horror nauseabundo de la ominosa publicidad que adoctrina ad nauseam con el objetivo de convertirnos a los hombres en amos de casa lo-juro-por-mi-madre.

Hace un rato, en ese instante lobotomizador, en ese chispazo globalista acuñado por las irenes-monteros, acabo de ver a un hombre manejando una lavadora, mientras es asesorado por otro hombre que, cual maestro inciático, le dice qué detergente debe utilizar. Bondad graciosa… pero eso no es todo, porque el hombre que está siendo iniciado en la ciencia de los productos mejores para lavar ropa sostiene en en brazos a un bebé.

Ahora, por loq ue se ve, van a emitir su mensajes feministoides en el estilo dos por uno, como si fuera un pack con todo incluido. ¿Cuál será el siguiente paso?: pues el 3 en raya, en el que se al hombre a pie de lavadora y con un bebé, y con otro brazo que no se sabe muy bien de dónde sale, remueve la tortilla de patatas que está en la cocina: tiempo al tiempo.

Es el colmo de los colmos, porque, al menos, podría ser una mujer quien enseñara al patoso amo de casa, pero ni eso, ya que es también un hombre.

Cada vez que veo estas escenitas femengloblistas me hago la misma pregunta: ¿Dónde diablos están las mujeres, que ni se las ve? ¿Estarán en la peluquería? ¿Se estarán haciendo las uñas? ¿Estarán leyendo la revista de moda? ¿Habrán ido a por tabako? ¿O es que acaso el mozallón no tiene novia, ni esposa, ni amante, ni nadie que les escriba?

Hasta hace no mucho los hombres –al menos en España, y no todos– éramos los “novios de la muerte”. ¿De quién somos novios ahora? Puestos a pensar en estos tiempos tan babilónicos que vivimos, hasta es posible que nos hayan metido otro gol, dando a entender que los dos tíos del anuncio son pareja… Vete a saber: o sea, que son novios, como diría Armando Manzanero.

Y vuelvo a repetir uno de mis mantras favoritos: Damas y caballeros –los que queden todavía– estoy muy harto y no puedo soportarlo más.

PD: Ah, se me olvidaba decir que yo no he puesto muchas lavadoras, pero de todo lo demás puedo dar cursillos, con el mériro añadido de que no recibí instrucciones de ninguna tele.