Las leyes antioccidentales en Irán no tienen fronteras: la última es la prohibición del Gobierno iraní de tener perros como mascotas, moda calificada como un eco de los “valores vulgares de Occidente”. Pero muchos iraníes desafían este punto de vista, y se buscan mascotas en el mercado negro.

En los últimos años la tradición de tener perros se ha hecho más popular en Irán, lo que ha provocado serias preocupaciones del Gobierno ya que el islam considera a los perros animales impuros. Ya en 2010 se prohibió totalmente cualquier publicidad de comida especializada para estos animales y cualquier exhibición de mascotas en lugares públicos, bajo pena de multa o ‘detención’ del animal. “Mucha gente en Occidente ama a sus perros más que a sus mujeres y niños”, explicó en aquel entonces el gran ayatolá, Naser Makarem Shirazi.

Ahora la ley ha ido más lejos: está prohibida la misma venta y posesión de estas mascotas. La violación de la ley podrá ser castigada con la confiscación del perro y una multa de entre 100 y 500 dólares para el dueño.

La dura medida provocó la aparición de un verdadero mercado negro, y no es sorprendente pues adquirir un perro es un crimen que equivale a conseguir una droga, tanto por procedimiento como por precio. “Fue una locura, al final, ya no sabía si estaba comprando un cachorro o droga a un cártel internacional”, contó sobre esta peligrosa experiencia a la publicación Wall Street Journal el empresario de 32 años Ali Shekouri.

Con la adquisición del perro los problemas no terminan. Debido a que pasear con el cachorro también es ilegal, los iraníes se ven obligados a aprovechar la oscuridad de la noche y llevar a sus mascotas en coche a lugares alejados.

Mientras tanto la moda de tener perros, lejos de disminuir, se extiende. Los que desafían la medida conservadora del Gobierno son la clase media, no ajena a la influencia occidental, en general jóvenes, educados y urbanos.

Un último detalle: la oposición del Gobierno iraní contra todos los rasgos ajenos a la cultura islámica es explicable pero, ¿cómo explicar que el mismo presidente de la nación, Mahmud Ahmadinejad, tiene cuatro perros, importados desde Alemania por 440.000 euros, 110.000 euros cada ejemplar?