Tras hacer senderismo urbano por Madrid, ¿qué hacemos ahora, teniendo en cuenta que Sánchez no tiene oposición y que PP y VOX viven al margen de la realidad?
Carlos Aurelio Caldito Aunión.- ¿De verdad hay algo más tonto que pedir a alguien que «dimita» en un país en el que nadie se marcha si no se le expulsa?
Son muchos los que al referirse a la manifestación de ayer, 21 de enero de 2023, en Madrid afirman que fue «un éxito».
Y, ¿por qué hay que calificar de éxito que se congregaran en torno al monumento a Cibeles miles de personas portando pancartas, vociferando, y gritando eslóganes tales como que «que te vote chapote», «Sánchez traidor», «Sánchez dimisión» o frases por el estilo?
Afirman algunos medios de información que lo de ayer por la mañana en Madrid fue una manifestación de la «sociedad civil» (¿Existe tal vez una «sociedad militar»?), para defender la Nación Española, la Constitución y la Democracia… Y hoy, domingo, 22 de enero, Fijóo nos sorprende afirmando que, para ganar a Pedro Sánchez, hay que recuperar el «voto de la calle»… ¿Se pueden decir más palabras y frases vacías?
Si en algo estoy de acuerdo es con un diario digital que dice que la Nación Española está descabezada y se autocompadece con una queja «¡Desdichados de nosotros!». Es cierto que el gobierno de coalición social-comunista-separatista-proetarra no tiene oposición, o mejor dicho: no tiene una oposición con líderes de verdad al frente.
Claro que, lo que ningún medio de información supuestamente antigubernamental se atreve a decir es que, si Abascal, Feijóo y sus oligarcas fueran gente decente, buenos españoles, se echarían a un lado, convocarían a todos los españoles decentes que, sin duda, no están ni en VOX ni en el PP, a un congreso de reunificación y constituyente, para crear un sólo bloque de derechas (a la manera de la CEDA de la segunda república española) y darían paso a que otros cogieran las riendas. Estoy hablando de personas sabias, los mejor preparados, gente sobradamente experta que ya ha desarrollado una carrera exitosa en la gestión de dineros ajenos, de recursos y de personal; y esos españoles decentes no están, insisto, ni en el PP ni en VOX, están en la empresa privada.
Sí, hablo de personas que no tienen como objetivo hacerse o acrecentar su patrimonio, a costa de los impuestos que pagamos los españoles; hablo de personas que si se las llama para formar parte de un programa regenerador, para aplicar una cirugía de urgencia como la que necesita imprescindiblemente España, es seguro que acudirán, no para servirse de los españoles, sino para servirles.
Ya lo he dicho, y no pararé de hacerlo, en enésimas ocasiones: España tiene solución. Se trata de hacer un diagnóstico realista de la situación, sin fantasear, sin dejarse llevar por deseos o caprichos, aceptando humildemente que la realidad es la que es; posteriormente echar cuentas de los medios humanos y materiales con los que se cuenta; fijar unos objetivos realistas (a corto, medio y largo plazos) y emprender las acciones adecuadas… Y, para ello no son necesarias ideologías (todas tienden a dar soluciones simples, rayando la estupidez, a problemas complejos), son necesarias personas suficientemente preparadas que gestionen lo público a la manera de un buen administrador de fincas, pues, de eso se trata: de administrar los elementos comunes de la comunidad de propietarios y vecinos que es España, de administrar los dineros que aportamos todos los españoles (con nuestros impuestos) a la hucha común, y que quienes administren lo hagan de la manera menos gravosa posible para los administrados…
Pues sí, eso de ayer fue muy lúdico, festivo, permitió a muchos sentirse en comunión con otros buenos españoles, e irse -henchidos de emoción y orgullo- a tomar unas copas con otros también buenos españoles, muchos fueron los que disfrutaron del dulce encanto de la algarabía… ¡A tapar la calle, a tomar la calle, que no pase nadie, y menos chapote…! Pero, ahora toca volver a la cruda y ruda realidad, realidad que, podemos intentar obviar, podemos evadirnos de ella con eventos festivos, haciendo sonar el himno de España y ondeando la bandera nacional… ¡Todo muy bonito y patriótico! Pero lo que no podemos es evadirnos de las consecuencias de evadirnos de la realidad…
Los que ayer promovieron la algarabía de Cibeles podrían, si fueran españoles decentes, empujar para que se convoque la refundación de la derecha española, para que en los próximos comicios se presente un sólo bloque de derechas que agrupe a todos los buenos españoles… si fueran españoles decentes, igual que han llamado a miles de españoles a callejear, hacer senderismo urbano, corear eslóganes… podrían convocar a la unificación y refundación de la derecha… Sería bueno que ellos, los Vidal Cuadras, San Gil, Rosa Díez, Mayor Oreja, y tantos más con los que muchos se hicieron un selfi, dieran el primer paso ¿NO?
Mañana ya es demasiado tarde.
En cualquier país serio Sanchez hubiera dimitido. España no es un país serio y cada vez menos. Increíble lo del delito de sedición y el de malversación de fondos. Increíble que partidos separatistas y pro etarras estén en el poder y mantenidos con nuestros impuestos. Cada vez peor. Todos roban y nada les pasa.El Griñan con privilegios que no tienen otros delincuentes condenados. Las feministas destrozando la sociedad. La lista suma y sigue. Y cual es la alternativa? Frijolito? Sálvese qn pueda. Seguirán destrozando España. Hace falta algo más que una manifestación en contra de Sanchez para salvar a España.… Leer más »
Ni Feijoo ni Abascal son los salvadores de España, son mas de lo mismo que hemos vivido hasta ahora. En un país normal un personaje como Sanchez y sus ministros no llegan al poder.
Cambiar a Sánchez por el gallego defensor de la vacunación obligatoria, del aborto, y de la agenda 2030, de poco va a servir a la pobre España…
Administrador: ¿Y si lo cambiamos por el partido de Steegmann, sectario?
Nada cambiara excepto las caras por que todos son sumisos al orden político actual que es el de la mal llamada transición.
No estoy de acuerdo con quien ha escrito este artículo, destila bastante sectarismo y odio, amén de que parece que no conoce de nada a la gente de Vox. En fin, todos tienen su opinión particular y tienen que comer, aunque sea en un universo paralelo y no de soluciones, sólo palabras.