La ciencia “democrática” detrás de las vacunas
Ignacio Caballero Aurrecooechea.- No se preocupen esto no va de vacunas del Covid si no de las otras, las de toda la vida, inyectarse es un acto de fe, una religión y la prensa oficial y la medicina también oficial, se preocupan de que todo el mundo desde hace más de un siglo no solo las acepte, sino que cada vez que un Gobierno o la OMS, nos cuenten que son “muy buenas” pongamos nuestros hombros o brazos para inocularnos unos “productos” de los que no sabemos ni siquiera su composición.
Y lo peor no es que ignoremos todo ni tampoco si se han probado, si son eficaces y si carecen de efectos secundarios… NO, en principio nos creemos TODO lo que nos cuentan.
¿Alguna vez en el último siglo nos han contado una sola verdad?
En las universidades de prestigio y en las carreras de Medicina o Farmacia los profesores se complacen en explicar que las vacunas son “ciencia” sin ir más lejos. Ninguna explicación, sino que la Historia ratifica que estos productos consiguen erradicar la mayoría de las enfermedades infecciosas y que gracias a ellas la esperanza de vida crece sin parar.
Las nuevas, las del Covid proceden de una tecnología extraordinaria, por supuesto poco o nada probada, pero las “viejas” son super seguras, cuesta a las compañías farmacéuticas más de 10 años de intensos y caros experimentos y pruebas para conseguir su autorización y que se puedan inyectar en nuestros cuerpos ingenuos.
La prensa main stream nunca ha parado de contarnos sus increíbles beneficios, como los estamentos médicos constituidos por infinidad de asociaciones de “vacunología”, inmunólogos famosos, OMS, Ministerios de Sanidad, Agencias Nacionales del Medicamento, médicos generalistas, en fin, que el que propone una sencilla lectura para informar a los futuros inyectados, recibe de inmediato los mayores insultos inimaginables desde complotista, de extrema derecha, antisemita, acientífico, vendedor…
Todos estos organismos olvidan contarnos que los fabricantes acumulan en esa Historia decenas de miles de millones de multas por productos defectuosos, mortales y en el mejor de los casos, inútiles e ineficaces y que las condenas por los tribunales de justicia no caben en una enciclopedia de 20 tomos.
Antes de inyectarse cualquiera de estas vacunas los médicos que nos las recomiendan deberían informarnos de los párrafos anteriores y sobre todo de sus principios activos, adyuvantes y excipientes con una aclaración sobre cómo actúan, como se distribuyen en el cuerpo humano y cuál es la idea genial en la que se apoyan para prevenir las enfermedades.
Esa idea genial es el principio que dio origen a las vacunas y que no es otra que la teoría del “virus atenuado”, descubierto por el premio Nobel Louis Pasteur en los años 1880 y que a este químico le valió el distinguido premio… y que al cabo del tiempo los mejores científicos del mundo demostraron su FALSEDAD.
La “Sanidad” y la OMS
Desde comienzos del siglo XX, la medicina comenzó su nueva era, olvidándose de los conceptos anteriores y la medicina basada en las plantas – Fitoterapia – y la naturaleza, fue sustituida siguiendo las directrices de Rockefeller en una nueva apoyada en las moléculas químicas, sobre todo las derivadas del petróleo.
Hasta ese momento los médicos y sus terapias buscaban curar las infecciones y las enfermedades.
La nueva medicina e industria del medicamento se orienta desde el inicio a ocultar los síntomas de las enfermedades.
Usted elige, o curar la enfermedad u ocultar los síntomas.
La industria farmacéutica lo tiene muy claro: si le cura la enfermedad pierde el “cliente” si esconde los síntomas, el cliente sigue con su adicción al medicamento.
Como todo el mundo sabe, TODAS las vacunas son gratuitas (aunque las paga el Estado); hay un aforismo francés al caso que dice: “si algo es gratuito, el producto eres tu”… desconfíe SIEMPRE de todo lo que es gratuito.
Las universidades se volcaron en el nuevo concepto desacreditando las denostadas terapias naturales que, por cierto, siguieron y siguen vigentes en la mayoría de los países de Asia, sobre todo en la India y China.
Sobre las vacunas de ARN, una buena parte de la ciencia oficial y al servicio de BIG PHARMA, empieza a inquietarse por la sobremortalidad y los efectos secundarios que llevan a la muerte a numerosos deportistas, actores, médicos…
Algunos científicos comparan las estadísticas históricas de las “viejas” vacunas con estas recientes y los resultados son espeluznantes en contra de las de ARN.
Los árboles, sus hojas y ramas esconden el bosque de las antiguas vacunas, eficaces, seguras y con poquísimos efectos secundarios.
Si lo anterior es una somera introducción, para entrar en faena es preciso recordar qué es un medicamento – y las vacunas lo son – qué rige referente a medicamentos y vacunas que se van a inyectar a pacientes y las leyes que les atañen son dos, la Ley del Medicamento (BOE del 25 de julio de 2015) y la ley del “Paciente” (BOE del 15/11/2002).
Un medicamento necesita por obligación legal la prescripción o receta de un médico y, un medicamento se administra a un paciente ENFERMO y una vacuna que, por supuesto es un medicamento y, también necesita prescripción médica, se administra a una persona – no un paciente – SANO.
El párrafo anterior es central para comprender que la inyección de una vacuna es algo MUCHO MAS SERIO de lo que pensamos, ya que introducimos en un cuerpo SANO un medicamento que puede tener – y tiene – efectos secundarios leves, graves o incluso producir la muerte.
Se deduce que a una vacuna le tenemos que exigir mucha mayor seguridad que a un medicamento.
Se impone siempre la prudencia, la precaución y toda inyección debe realizarse con una información y reflexión previas que NO pueden durar cinco minutos. Nadie debe introducir en su cuerpo una vacuna sin la obligatoria prescripción médica…. La pregunta que procede es si, ¿ustedes conocen a alguien que se haya inyectado una vacuna, haya tenido en sus manos una receta firmada por un galeno?
Y NO me refiero a las vacunas Covid, sino a TODAS las demás, las calificadas como “vacunas tradicionales”…. NUNCA ni NADIE ha tenido en sus manos la correspondiente, obligatoria y legal prescripción.
Si ningún médico en la Historia de las vacunas se ha dignado firmar una receta siendo OBLIGATORIO para que el “vacunador”, enfermero, médico o farmacéutico, la inyecten, ¿por qué NO hay ningún juez que interviene? Invito a los Tribunales de Justicia que se lean las leyes y, luego, las hagan cumplir.
No solo se incumple la Ley – las dos leyes referidas – sino que los órganos legislativos olvidándose de sus propias leyes se ciscan en la segunda parte de esta triste y macabra historia que no solo exige la prescripción sino la Obligatoriedad de la lectura del folleto de la vacuna para que según la Ley del Paciente de 2002 pueda darse el “consentimiento informado”.
Siguiente pregunta: ¿conocen ustedes algún vacunado al que le hayan leído el folletito correspondiente? NUNCA y NINGUNO. Repetiría lo mismo sobre los jueces. ¿Existen estos señores o es sencillamente algo previsto en la Constitución y que no se ha desarrollado todavía?
NO, NO se extrañen lo mismo sucede en los demás países de garantías “democráticas”, es decir en NINGUNO porque la “democracia” es algo que nos regalan para que, ingenuos e inocentes, podamos depositar un voto en estas dictaduras y podamos vacunarnos a las órdenes de las elites que las dirigen (las dictaduras)
Por supuesto que los que, sin ser Juristas sino humildes técnicos o gentes de ciencia respetuosas con la verdad y el amor a los demás siguiendo el Evangelio de Cristo, de forma automática pasamos a ser unos difusores de fakes news, de asquerosos complotistas.
Hasta hora, NO he mencionado ninguna vacuna, pero, pero si me detengo en esta línea ya habré suscitado las iras de los “cazadores de fakes news”. Mi médico de cabecera me ha prescrito una inyección contra los censores de “fakes”… estoy inmunizado.
Un medicamento y una vacuna
Antes de entrar en faena significar que tanto el uno como la otra constan de tres elementos:
Principio activo, Adyuvante y Excipientes
Principio activo
Es el núcleo central del medicamento, el que nos cura o nos mata.
Adyuvante
Es el potenciador del principio activo y cuya misión es que éste “aumente su potencia”. Casi siempre el adyuvante provoca una inflamación del sistema inmunitario.
Si hablamos de las “vacunas tradicionales”, el principal adyuvante desde 1970 es el ALUMINIO… y sigo con ellas y NO con las “nuevas de ARN Messenger”.
Y qué decir del ALUMINIO… lo primero es que es un METAL, NUNCA presente en nuestro organismo… como el hierro, el magnesio, el sodio, el silicio, el azufre, el carbono, el potasio… y si se supone que DIOS NUESTRO SENOR NO lo ha incluido en nuestro cuerpo es porque NO es ni aceptable ni bueno.
Pasamos a comentar las investigaciones de un científico inglés, Christopher EXLEY de la universidad de Keele en el UK.
Desde hace casi tres decenios EXLEY investiga los cerebros de fallecidos con enfermedades o síndromes de Alzheimer, ELA o Autistas y en TODOS encuentra cantidades ingentes de ALUMINIO.
NUNCA EXLEY relaciona ALUMINIO con VACUNAS, presenta el peligro sobre nuestros cerebros del indicado ALUMINIO. Nada más.
Y la prueba del algodón de la veracidad de sus estudios científicos se manifiesta cuando su Universidad le envía una comunicación en mayo de 2021 indicándole que sus financiadores – léase BIG PHARMA – le han CORTADO el dinero y le despiden como profesor e investigador con efectos a principios del curso universitario 2021-2022.
Enterados de la noticia, relevantes científicos de todos los países solicitan a su Universidad que le reintegre en nombre de la “verdadera ciencia”… Keele lo reintegra y EXLEY continua con sus trabajos.
Surgido el ALUMINIO y mencionada la INFLAMACIÓN es necesario explicar que cuando una enfermedad se manifiesta en nuestro organismo la consecuencia es una INFLAMACIÓN más o menos fuerte en función de la gravedad de la enfermedad.
Y la INFLAMACIÓN se debe a una reacción de nuestro sistema inmunitario para combatir la enfermedad. Repasen lo anterior, cuando escribimos que a la inyección de una vacuna el organismo reacciona con una INFLAMACIÓN. Como comprueban, de entrada, esa inyección vacunal NO supone nada bueno.
Llegados al ALUMINIO, necesitamos otra precisión más y perdemos la cuenta de tanta precisión… pues al común de los mortales se le ocurre una perogrullada y es que, ¿por qué nos inyectan la misma dosis de vacuna a un obeso de 140 kilos que a una chica que pesa 45 kilos.
Los médicos franceses, complotistas, por supuesto, califican la trascendencia de tener en cuenta lo que denominan “le terrain”, en nuestra tierra de garbanzos, “el terreno” y que, como es lógico, cada “terreno” es diferente del otro.
La pregunta que nos hacemos, ¿alguien le ha razonado que, para inyectarse una vacuna es preciso tener en cuenta no solo el factor peso, sino otros muchos factores?
Nadie, los contertulios, médicos, periodistas y demás expertos en materia de Salud le han comentado algo de esto? Vacúnese y vaya lo antes posible, que esta vacuna es “buena, muy buena, impide la transmisión, el contagio y le evitaré tener que ir al hospital”… además que vacunándose se hace un favor a sí mismo, a su abuelita y a la vecina del quinto… y todo está probado por una serie de estudios científicos publicados en prestigiosas revistas y que si no se vacuna NO podrá montarse en un avión, ni ir al cine, ni al restaurante.
Para no ser más aburrido – le agradezco la lectura y su enorme paciencia – le mencionaré que tanto los principios activos, como los adyuvantes o los muy numerosos excipientes de cada medicamento/vacuna pueden provocarle ALERGIAS nefastas y bastantes veces invalidantes y/o mortales, y sin mencionar que cada ADYUVANTE que introduce en su cuerpo provoca una disminución de su sistema inmunitario… en fin que antes de inyectarse algo, conviene rascarse la cabeza un par de veces.
Los Terceros componentes de medicamentos y vacunas son los “Excipientes” con diversidad de funciones… conservación, esterilización, etc.
En cada folleto deben de constar TODOS los excipientes. Para esclarecer a la persona sana que decide inyectarse una determinada vacuna, le recomiendo que se lea la lista de “excipientes” y compruebe cada uno en el Reglamento de Productos Tóxicos, denominado REACH y donde constan esos productos. En muchos casos verificaran que uno, varios o todos los excipientes se encuentran en el REACH… Y en la mayoría de los casos, el Reglamento indica que el producto tóxico en cuestión NO es apto ni para el consumo humano ni animal. Verifíquenlos siempre y luego decidan.
El Reglamento CE 1907/2006 REACH sobre sustancias y mezclas químicas en vigor desde junio de 2007, y su objetivo es mejorar la protección de la salud humana.
La parte segunda versara sobre la verdadera ciencia de las falsas vacunas y las opiniones de los científicos mas prestigiosos, comenzando por el Dr. Jules Tissot que ya hace mas de un siglo desmonto el “tinglado” de estos malvados inventos. Y su tratado de Microbiología que destrozó la Biología y las reacciones del organismo a los patógenos -virus y bacterias – no solo siguen vigentes en 2023 sino que muchos investigadores actuales siguen ratificando la teoría de Tissot sobre la anatoxina.
De pasada escribiremos sobre el Dr. Béchamp otro genio de la medicina coetáneo de Pasteur, su enemigo mortal al que se enfrentó toda su vida, calificando al “dios de las vacunas” como el mayor impostor de la Historia de la ciencia médica…es necesario desmontar el “mito” de Pasteur en el que las farmacéuticas se han apoyado para promover sus vacunas falsas, ineficaces y muchas veces, mortales.
Mientras llega la segunda parte, vaya al supermercado, cómprese un par de cervezas, encargue en el bar de su confianza – muy importante- otro par de raciones de “bravas” porque la continuación es mas pesada que la primera…y NO SE VACUNE, NI SUS HIJOS, NI SUS NIETOS.
El paracetamol, se me olvidaba.