Antifeminismo, elemental cuestión de justicia
Suprimida la presunción de inocencia del varón, hoy, en España. Y la tutela judicial efectiva. Y la igualdad ante la ley. Jurídicamente, tal. Éticamente, finisterre: esencializada la bondad como algo exclusivamente femenino y todo lo masculino deshumanizado y tributando como tara, defecto o espanto. Todo. Del varón domado al varón castrado. Pero las cosas son muy otras. Sin el hombre, la mujer nunca hubiera salido de la cueva
Un futuro sin hombres
El hombre (preferentemente si es blanco, hetero y «capacitado»), hoy, en todo el orbe occidental, solo padece escarnio, maltrato y opresión. A los hombres se los retrata como violadores, criminales. Todo lo masculino se desprestigia. Hasta se llegan a afirmar que los hombres son mujeres incompletas. El feminismo, único logro en las postreras calendas: envenenar la atmósfera moral, social y cultural con su feraz y feroz aversión a lo masculino.
Los hombres, camino de la desaparición. Una totalitaria distopía de género tipo Wicker Man, futuro: solo mujeres y banco de semen. Los hombres nacidos de tal engendro biopolítico, un nuevo Taigeto. O esclavos. Los hombres, carne de cañón de la sociedad: padeciendo violencia (sistémica, empresarial, interpersonal…), sin apenas control de la reproducción, custodias idas…
Custodias y maltratos, padres en el éter, hombres a su bola, pastillas rojas
Sobre el espantoso asunto de las custodias, desde hace varias décadas, mafioso mundo de jueces, abogados, servicios sociales, maderos, psicólogos/psiquiatras (comecocos)…Paternidad masculina difuminada, hombre borrado. Críos, huérfanos de padre, manipulados y engañados y jodidos de por vida.
Y algunos decidieron vivir a lo MGTOW (Men Going Their Own Way, hombres que siguen su propio camino), pura y comprensible reacción defensiva. Tantas veces divididos.
Y todos los 25 de noviembre me acuerdo de ellos, de los hombres maltratados (físicamente, psicológicamente, institucionalmente, legislativamente, policialmente, judicialmente…), porque apenas nadie se acuerda de ellos. Silenciados. Siempre. Casi siempre.
Con las imprescindibles apostillas del magnífico Jesús Muñoz(malostratosfalsos.com). Anavid (Asociación Nacional de Ayuda a Víctimas de Violencia Doméstica).
Y recuerden que según lo narrado en Matrix (o lo que nos cuenta la excepcional Alicia Rubio y el gran Max Romano), la píldora azul permite al sujeto permanecer en la realidad fabricada de Matrix; la roja, en cambio, le dará la posibilidad de salir de la caverna, del «sueño», de la ficticia pesadilla. El prodigioso documental se titula Red Pill, Pastilla Roja, donde una feminista de pro, Cassie Jaye, sale de esa misma caverna y se da cuenta que nada – repito, nada – es como le contaron.