Hincarle el diente
El Vía Crucis por el que nos llevan nuestros políticos españoles, derechas e izquierdas, hacia la pendiente que nos arrojan día tras día, tenemos asegurado un verdadero vertedero. Desear echar vaselina a los riscos para cambiar su naturaleza es lo mismo que Pedro, Alberto o demás “panda” desean hacer para con España. Toda “una auténtica vaselina” hacia la sociedad española es imposible echar si antes no se regenera internamente a cada uno de los que pujan hacia el 28M y, logramos que esta sociedad enferma salga de sus hospitales descargados de tantos individualismos y tantas “medias verdades” o mentiras que explotan en forma de corruptelas. Ni el mismísimo Charlon Heston, podría hacer hoy día lo aplicado en su gran película “Cuando ruge la marabunta”.
Un país que se quiere de veras no deja entrar en casa al enemigo, aunque se vista de Prada u otros. Ante páramos que anidan en todas nuestras esquinas de España, de Occidente, están los que liquidan ipso falto toda raíz que ha brotado de manera sublime en nuestras tierras, esas que han dado vida y dan forma a nuestro ser y actuar y, de hecho, los que no se rebelan ante tal jauría nos debería hacer qué pensar. Triste pero cierto.
El mundo demoníaco globalista, los duques y marqueses de Europa y, los Vizcondes y barones de los estados miembros, al estilo de “Voldemor”, el “maligno” en Harry Potter, llevan tiempo con sus hachas ideológicas en alto. Mientras, la población española, sumisa en sus letargos pusilánimes y enjaulados en los temores medrosos andan más que descaminados. El oxígeno necesario para España y su Democracia, hoy por hoy, no existe aunque si la población de nuestro país, la que no ha perdido su esplendoroso poderío se alza, sin duda alguna, aquí se puede armar la de San Quintín. Pero con perdón, no lo terminamos de creer. Nos siguen faltando bemoles, reaños y ganas de complicarnos la vida. ¡Gran epidemia tenemos!
Hablando claro, son cuatro los problemas donde nos jugamos la posibilidad de un futuro digno a partir del próximo 28 de Mayo, desde “ya”: el relativismo, la concepción de los Derechos Humanos, el mundo de la sexualidad y el consumismo. Ahora se nos presenta esa gran oportunidad de salir de la sociedad del hastío y echar una vez más un vistazo a todo lo que nos rodea. Si hemos mirado más allá de nuestras propias narices o de lo inmediato que nos circunda en que esto se nos ha ido de las manos y queda un resquicio donde ustedes y yo, si nos ponemos “jabatos” se monta una buena.
Sobre el relativismo contarles. Hemos abandonado el significado y la importancia del valor que tiene la persona humana como habrán visto. Un trozo de cualquier materia en la naturaleza vale más que una persona y su propia dignidad. El abandono del significado de “naturaleza humana” hemos decidido echarla por la borda. Ahora, en las sociedades modernas, la clave ya no está en la amistad con los demás, en la palabra dada, en la creencia hacia los otros por lo que son. El mundo del comercio y en lo que puedo sonsacar a otros son ahora las reinas de las fiestas. El hombre y la mujer son más que carne que lucir.
La segunda va en torno a la importancia de la verdad, como perfeccionamiento último de la persona. La verdad no posee sustituto alguno ni se puede reemplazar por otra rectitud de tal finura. Echen un vistazo al mundo corrupto que existe hoy o temas similares. Hoy, la verdad, resulta peligrosa para quien la proclame y, sobre todo es dañina para quien desea ocultarla por su puro acallamiento, sin estridencias, dedicándose a la “buena vida”.
Los Derechos Humanos ya hacen tiempo que los han complicado los productores de las diarreas mentales modernistas, donde un hombre, una mujer, se da a sí mismo. Nos explicamos. Los afamados modernistas que hablan de derechos humanos no son los que a ustedes les parecen. No. Bajo su autonomía absoluta que andan buscando y que les confiere el haberse librado de una naturaleza por encima de ellos, sus nuevos derechos humanos no admiten límite alguno: siempre se pueden reivindicar otros nuevos en cualquier mercado o según esté en ese momento.
Entonces, me invento unos nuevos, de acuerdo con mis pensamientos, aunque ello suponga arrojar a los que siempre hemos tenido como insignes y valederos y, según ellos, es posible sean mejores y más fundamentales. Así, ustedes y nosotros, en el momento que deseemos, nos hacemos dioses y proclamamos los que nos vengan en gana.
El materialismo artificial y el culto al cuerpo serán otras de tal calaña como las anteriores. Así, las virtudes morales, las que más nos faltan hoy, son el oxígeno que necesitamos ante tal amalgama de corrupciones, violaciones y todos los subproductos que cada día salen , donde el ser humano del siglo XXI va dejando como huella en esta civilización una abundante mescolanza de vida sinsentido . Una gran enfermedad corrosiva y epidémica.
Efectivamente, también la sobriedad en todos nuestros “haceres” es más que necesaria y ella, será sin duda la elegancia de espíritu que todos deseamos. Nunca nos olvidemos del sabio refranero español en estas circunstancias “ a Dios rogando pero con el mazo dando”. En estos lodos somos muchos los que hemos apostado por estos puntos cruciales y llevarlos a las calles sin temor alguno. Quedan plazas y no hay que pedir cita previa. ¿Se animan? Militar en VALORES, con su Presidente Alfonso Galdón al mando, es muy posible que con lo argumentado hasta ahora, no se produzcan más estropicios del que tenemos e hinquemos el diente a nuestra querida España.