¿Una nueva edad de hielo?: Hacia un calenfriamiento global
Laureano Benítez Grande-Caballero.- “Cuando las generaciones futuras miren hacia atrás y lean sobre el miedo que causó el calentamiento global del planeta, lo que realmente les causará sorpresa no será la enorme campaña mediática y política al respecto, sino la increíble manipulación de los registros de temperatura oficiales, sobre los que en definitiva se basa toda esta oleada de pánico y que fueron sistemáticamente “ajustados” y manipulados para mostrar que la Tierra se estaba calentando mucho más de lo que los datos reales mostraban” .
Es revelador comprobar que últimamente ya no se define la presunta catástrofe ecológica que nos acecha por nuestra culpa con el título de “calentamiento global”, sino que se habla de “cambio climático”, de manera indeterminada, sin especificar en qué consiste. Ante este golpe de timón, solo cabe pensar que se debe a que los datos estadísticos no solamente no reflejan un aumento en la temperatura, sino que más bien demuestran lo contrario, que vamos hacia un enfriamiento: correcto, ya que los estudios realizados por el NOAA –National Oceanic and Atmospheric Administration, una de las más importantes instituciones para el estudio del clima– han demostrado que la Tierra se enfría a una media de 0,11 º por década, y muchos científicos independientes coinciden en afirmar que estamos al comienzo de otra era glacial.
Los ciclos de la edad de hielo durante los últimos 1,6 millones de años han estado marcados por cambios periódicos en la órbita terrestre del Sol, cambiando la cantidad de radiación solar que llega a la superficie.
Según un estudio publicado en la revista Nature, estos cambios hacen que los icebergs antárticos que se derriten mueven gradualmente el agua dulce del sur al océano Atlántico, al derretirse más lejos de la Antártida. A medida que el océano Antártico se vuelve más salado y el Atlántico Norte se vuelve más fresco, los patrones de circulación oceánica a gran escala comienzan a cambiar drásticamente, y sumerge al planeta en un período frío, lo que desencadena una edad de hielo. Investigadores de la Universidad de Cardiff reconstruyeron las condiciones climáticas pasadas e identificaron pequeños fragmentos de roca antártica arrojados al mar como parte de un estudio diseñado para comprender cómo comienzan las edades de hielo.
Y ahora ha comenzado la nueva edad de hielo.
En febrero de 2020, la profesora Valenttina Zharkova, del departamento de matemáticas, física e ingeniería eléctrica de la Universidad de Northumbria, Inglaterra, provocó un gran revuelo en la comunidad científica, advirtiendo que el Sol estaba a punto de experimentar su actividad más baja en más de 200 años. Durante este tiempo, la Tierra entrará en una “mini edad de hielo” donde habrá escasez de alimentos e inviernos extremadamente fríos. La temperatura promedio podría incluso descender hasta un grado Celsius en un año.
Según los datos de la NASA, esto se debía a que la Tierra estaba a punto de experimentar un “mínimo solar”. Los Grandes Mínimos Solares ocurren aproximadamente una vez cada 400 años. El último Gran Mínimo Solar, el Mínimo de Maunder, fue entre 1645 y 1715.
Esta llamada de atención sobre el advenimiento de una inminente edad de hielo no es un tema nuevo, sin embargo, ya que es una hipótesis que surgió en el último tercio del siglo pasado.
El sinsentido y la sinrazón de la teoría del calentamiento global ha dado lugar a hechos grotescos y ridículos, que demuestran que, o bien los científicos del clima no tienen ni idea, o que disparan sus hipótesis según se les dicta desde instancias superiores –que las más de las veces son quienes les financian sus investigaciones–. Un ejemplo esperpéntico de esto lo tenemos en las portadas de la revista Time en los años 70, que mostraban unas imágenes donde se alertaba que el Planeta marchaba hacia una nueva glaciación. A mediados de los 80, las portadas climáticas viraron hacia el lado opuesto, y las imágenes ilustraban sobre la amenaza de un calentamiento global. Por poner un ejemplo, en una de esa portadas aparecía ¡un huevo frito!: brutal.
En los medios oficialistas se arguye que en los años 70 eran solamente el 10% de los científicos los que mantenían esta conjetura, pero si es así, ¿por qué le dedicó al tema tantas portadas la revista Time, nada sospechosa de disidencia, sino más bien todo lo contrario? Por otra parte, aunque ese dato fuera cierto, que una idea sea mantenida por una minoría no la convierte en falsa, al igual que tampoco una idea se hace verdadera porque sea sostenida por una gran mayoría: la ciencia no es democrática.
El caso es que desde el cambio climático se ha pasado a la emergencia climática, y en la cumbre de Egipto en 2022 se ha llegado a mencionar el riesgo de un genocidio climático, introduciendo la idea de que el planeta está en peligro: planetacidio, si inventamos otro palabro para el neolenguaje de la ingeniería social. Es así como se crea el caldo de cultivo para sembrar el miedo entre las poblaciones lobotomizadas: ¡alerta!, ¡emergencia!, ¡alarma”!…
Pero los datos que arroja la investigación geológica de las era anteriores a la actual –en algunas de las cuales la Tierra se recalentó hasta alcanzar temperaturas muy superiores a las de ahora–, no demuestran esas alarmas, ya que durante esas etapas no ocurrió ninguna catástrofe, y la evolución continuó con el ritmo impuesto por los ciclos naturales.
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Curioso, el artículo se está ciñendo a ciencia pura, y de momento ya vamos preguntando que tiempo corresponde a 24 horas de las de Dios…………..
Pues la pregunta es sumamente oportuna. De momento se trata de responder a una persona literalista de la Biblia que toma como referente los seis días de la Ceación y que considera que esos seis días corresponden a una semana de 24 horas cada día producto de la rotación terrestre. De ahí la pregunta de la duración de un día para Dios. Respecto al análisis del artículo centrado en un enfoque estrictamente en las ciencias, en plural, que tratan sobre este polémico tema, también se debería añadir la dimensión ideológica que lo sustenta y anima desde hace ya décadas trascendiendo… Leer más »
Un católico no puede aceptar la teoría pseudocientifica de la edad de la tierra sin contradecirse en sus creencias.
A ver, a ver ¿en qué parte de las Escrituras, Tradición, Dogma, Doctrina o, abreviando, el Catecismo de la Iglesia Católica se establece lo que usted dice? ¿O se trata de una opinión suya personal?
Ah, perdone, Dios creó el mundo en una semana, hace poco más de 5.000 años, según dicen los judíos Que ignorancia la mia. En fin… Por cierto, sabe usted cuánto dura un día de Dios? 24 horas?