Apuntaciones de memoria histórica: de nuevo sobre Franco, el franquismo y el Alzamiento Nacional
Cada día se impone más entre la opinión pública, sobre todo la de los jóvenes, la idea de que el franquismo fue un régimen y un sistema ideológico y político creado por el general Franco para su propio beneficio, etc., etc. Es la tesis oficialmente sostenida -de diversas maneras y con diferentes intensidades- por todos los gobiernos que se han ido sucediendo en España al frente del Poder desde que el rey Juan Carlos decidió cambiar el rumbo que le había hecho llegar al trono… Esa tesis ha crecido, profundizado y extendido -cada vez más y más- a impulsos de los socialistas y las izquierdas pero la verdad es que los “pupas” han contribuído a ello por su cobardía disfrazada de prudencia o por un erróneo punto de vista -ingenuo o intencionado- sobre la estructura y la cultura políticas del sistema de poder que rigió parcialmente España a partir del 18 de julio de 1936 y en toda ella desde el 1 de abril de 1939 hasta enero de 1976.
Por eso es justo y necesario, es nuestro deber y obligación, repetir una y mil veces, tantas como resulte conveniente, que ese periodo de la historia de España no fué en ninguno de sus momentos un bloque compacto y monolítico fraguado por la ambiciosa voluntad de un hombre -Franco- sino un tejido elaborado y rehecho a base de una pluralidad de hilos y madejas de diferentes densidades, colores y utilidades, todos ellos con propia entidad, origen, intereses y deseos de futuro. Tampoco fue Franco quien creó o instaló el telar que sirvió para usar esa pluralidad de madejas e hilos, aunque sí quien lo supo utilizar con hábiles tejemanejes a partir del día en que se lo entregaron, y quien lo reformó o complementó tantas veces como le convino para mejor realizar el trabajo que le encomendaron y él asumió como máxima expresión vital.
Puntualicemos, pues que:
1. Es totalmente falso que el alzamiento militar del 18 de julio de 1936 fuera organizado, dirigido o protagonizado por Franco. Antes y después de esa fecha, el general Franco desempeñó en su organización y dirección papeles y tareas secundarias y subordinadas. Está totalmente probado que Franco se incorporó al movimiento militar -organizado por el general Mola y dirigido por el general Sanjurjo- avanzada la primavera de 1936. Hasta el día 6 de julio no pudo confirmar el general Mola al general Fanjul la adhesión de Franco al proyectado alzamiento-; es decir, cuando la descomposición política y ética de la República se había acentuado de tal forma que cada día y en cualquier lugar de España se demostraba la inexistencia de un auténtico gobierno, un verdadero orden público y una justicia eficaz y real.
2. Está totalmente probado que el general Franco, en el incipiente verano de 1936, concretamente el día 23 de junio, hizo llegar por conducto reglamentario a Casares Quiroga, jefe del gobierno de la República que presidía Manuel Azaña, una carta en la que le advertía del malestar y la insatisfacción existentes en el Ejército a consecuencia de la política que venía realizándose desde el triunfo del Frente Popular en las últimas elecciones; de la gravísima situación de inseguridad existente en toda España; de que no era cierto que el Ejército no fuera republicano, aunque sí era de temer que su creciente inquietud y división produjera futuras luchas civiles, a su juicio evitables si se procedía con ecuanimidad y justicia en los nombramientos y destinos de oficiales y mandos y no se tomaban medidas violentas contra los cuadros militares que expresaban su disgusto por la política denunciada, sino que se atendían los consejos o peticiones de los generales y oficiales apolíticos y amantes del Ejército sobre cualquier otra circunstancia… Esta sorprendente carta revela que Franco no era el jefe de ninguna conspiración ni hasta esa fecha formaba parte activa de ella.
3. Franco mantuvo ante la República y durante ella una actitud digna y lógica, propia de quien se consideraba ante todo y sobre todo militar, es decir ciudadano armado para la defensa de la Nación y el Pueblo. Su padre y sus hermanos, también militares, sí fueron republicanos y mantuvieron antes y después de 1931 claras actitudes que así lo demostraban. Para él tanto la Monarquía como la República eran simples formas de gobierno, mientras que el Ejército era y debía siempre ser la encarnación del patriotismo popular y la suprema garantía de la unidad y supervivencia de España ante cualquier clase de enemigos internos o externos. Por ello la caída de la Monarquía no alteró su postura de fiel servidor de España en el puesto que tenía encomendado -director de la Academia General Militar-y esa misma postura mantuvo en los diversos destinos que la República le confió: desde el 14 de abril de 1931 hasta el 14 de julio de ese año, director de la citada Academia; de tal fecha en adelante, hasta febrero de 1932, en situación de disponible forzoso y expectativa de destino; a continuación, comandante militar de La Coruña durante un año; ascendió a general de división en febrero de 1933, cuando pasó a ser comandante general de Baleares, mando que dejó a comienzos de 1935 para asumir el puesto de jefe superior de las fuerzas españolas en Marruecos; el 17 de mayo de ese año fue nombrado jefe del Estado Mayor Central y se mantuvo en esa jefatura hasta que el gobierno del Frente Popular surgido de las elecciones del 16 de febrero de 1936 le encargó la comandancia general de Canarias, desde la que el siguiente 18 de julio se sublevó contra una forma concreta de República -la que él entendía sovietizante- y no contra la República democrática y parlamentaria que con total lealtad sirvió en los cinco años anteriores.
Bien puede afirmarse, por cuanto antecede, que el general Franco tenía antes del 14 de abril de 1931 un par de ideas fundamentales respecto de lo que era la España en que vivía: a) que el sistema político vigente a partir de la Guerra de Independencia -monarquía más o menos liberal, según los casos- era responsable de la progresiva decadencia histórica de España, culminada por la derrota sufrida en 1898 ante los Estados Unidos de América en Filipinas y Cuba, y puesta de manifiesto en el primer cuarto del siglo XX por su escasa valoración internacional con motivo de la Primera Guerra Mundial y el reparto de Marruecos; b) que cualquier intento de regeneración histórica y revitalización de España exigía la activa presencia del Ejército como muestra e impulso del patriotismo y de la absolutamente necesaria unidad nacional. Tales ideas constituirían el eje fundamental de la actuación pública de Franco hasta el día de su muerte, incrementadas a partir del 14 de abril de 1931 con la de que tampoco la República más o menos liberal entonces instaurada parecía ser capaz de regenerar y revitalizar nuestro país y nuestro pueblo, y desde el 16 de febrero de 1936 con la convicción de que España iba poco a poco desintegrándose en los ámbitos nacional y social por el incremento de las ideas separatistas y marxistas.