¿Quién teme a Donald Trump?
Wright Mills en su libro “The Power Elite” (1956), indica que la clave para entender la inquietud norteamericana se encontraría en la sobre-organización de su sociedad. Así, según Mills, el establishment sería “el grupo élite formado por la unión de las sub-élites política, militar, económica, universitaria y mass media de EEUU”, lobbys de presión que estarían interconectadas mediante “una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses y dirigidas por la metafísica militar”. Dicho concepto se apoya en una definición militar de la realidad y que habría transformado la economía en una guerra económica permanente.
El sistema político estadounidense pivotaría además en la alternancia en el poder de los partidos demócrata y republicano ( ambos fagocitados por el lobby judío) y utilizaría la dictadura invisible del consumismo compulsivo de bienes materiales para anular los ideales del individuo primigenio y transformarlo en un ser acrítico, miedoso y conformista que pasará a engrosar ineludiblemente las filas de una sociedad homogénea, uniforme y fácilmente manipulable mediante las técnicas de manipulación de masas.
Trump y la Teoría de las Catástrofes
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes” del científico francés René Thom y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”. Así, el concepto de estabilidad o equilibrio se refiere a “un sistema que permanece estable aunque registre un cambio”, principios que trasladado a la esfera política estadounidense se traduciría en la alternancia en el Poder del partido demócrata y el Republicano.
Asimismo, otro pilar del sistema seria el mantenimiento a ultranza de un sistema económico neoliberal basado en la fortaleza del dólar y de una doctrina geopolítica sustentada en el papel de EEUU como gendarme de un Mundo Unipolar formado por países aliados, (devenidos en meros súbditos) y países enemigos como encarnacion del Mal.
En la orilla antónima, encontramos el concepto de cambio cualitativo o discontinuidad que se produce cuando “simples cambios cuantitativos pasan a ser otra cosa diferente y el sistema se transforma internamente de modo radical en una nueva realidad que modifica su situación de equilibro interno y se crea una situación nueva”.Dicha tesis estaría representada por Trump y simbolizaría un cambio radical en la cartografía de la sui generis democracia estadounidense al estar cimentado el nuevo sistema político en un Presidencialismo con claros tintes autocráticos y en la Doctrina geopolítica del Aislacionismo, lo cual sería para los globalistas el advenimiento del caos.
¿Quién teme a Donald Trump?
La victoria de Trump en el 2024 representaría pues el ocaso de la estrategia atlantista de Biden y Soros empecinados en defenestrar a Putin del poder, la firma de un acuerdo de Paz en Ucrania y el retorno a la Doctrina de la Coexistencia Pacífica con Rusia. Ello supondría la entronización del G-3 (EEUU, Rusia y China) como “primus inter pares” en la gobernanza mundial y sería un misil en la línea de flotación de los intereses geopolíticos del conocido como “Club de las Islas” con activos cercanos a los 10 trillones € y cuya cabeza visible según el espía ruso Daniel Estulin,sería el financiero y experto diseñador de “revoluciones de colores”, George Soros, con lo que nos encontramos en el inicio de un duelo Soros-Trump en el que tan sólo uno de ellos puede sobrevivir.
Así, la Comunidad de Inteligencia de EEUU (la Cuarta Rama del Gobierno según Tom Engelhardt), agente patógeno de naturaleza totalitaria y devenido en Estado paralelo y verdadero poder en la sombra, habría sido fagocitado por el “Club de las Islas” de George Soros y se habría conjurado contra un Trump partidario de la Geopolítica Primus InterPares o G3. En el supuesto de fracasar la actual ofensiva judicial contra Trump para inhabilitarlo políticamente y evitar su posible victoria en las Elecciones Presidenciales del 2024 no sería descartable la gestación de una trama endógena para neutralizarlo.