Neom: la ciudad del futuro se construye a costa de los derechos humanos
Arabia Saudita sigue adelante con la construcción de Neom, una megaurbe futurista y ecológica, a pesar de las críticas internacionales por las violaciones a los derechos humanos. Según un reciente informe de la Oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, miembros de la tribu howeitat que viven en la región que será ocupada por la ciudad fueron desplazados y sus hogares demolidos sin una compensación adecuada.
Incluso un hombre howeitat fue ajusticiado y las sentencias de muerte de otros tres miembros de la tribu fueron confirmadas, mientras que otros tres fueron condenados a 50 años de presidio por “terrorismo”. Según el reoporte, “al parecer fueron arrestados por resistir a los desalojos forzosos en nombre del proyecto Neom y la construcción de la ciudad lineal de 170 kilómetros llamada The Line”.
Todas estas violaciones a los derechos humanos ocurrieron a pesar de que el gobernante saudita de facto, el príncipe Mohammed bin Salman, había prometido que las personas afectadas por las obras de construcción serían consideradas en los procesos de planificación e implementación.
La construcción de Neom, que tiene un costo de unos 500 mil millones de dólares, forma parte de Visión 2030, un plan de reforma económica y social impulsada por el gobierno. Esta serie de modificaciones fueron introducidas por Bin Salman en 2017 y hasta ahora ha llevado a mejoras relativas en los derechos de las mujeres, aumentado el turismo e impulsado la apertura de fuentes alternativas de ingresos, en un intento por diversificar la economía y reducir su fuerte dependencia del petróleo.
Según los planes de construcción, Neom, cuya inauguración se espera para 2039, ocupará 26.500 kilómetros cuadrados cerca de la costa del mar Rojo. El gobierno saudita espera que la ciudad utilice tecnología de punta y contará con un aeropuerto, trenes de alta velocidad y drones, todos alimentados con energías renovables. El proyecto servirá también como una plataforma para la inversión internacional.
La prioridad no son los derechos humanos
“Los trabajos en Neom ya comenzaron, pero están en una fase muy, muy inicial”, dice Sebastian Sons, investigador del Centro para la Investigación Aplicada en Asociación con Oriente (Carpo). El experto sostiene que Neom es un símbolo del plan de Bin Salman de llevar a su país a una nueva modernidad. “Debido a su atractivo internacional, existe una enorme presión para llevar a cabo el proyecto”, dice. “Si fracasara, probablemente causaría un daño considerable a la confianza que disfruta el príncipe entre amplios sectores de la población”, añade.
“Pero el brillo del proyecto no muestra que esta es una ciudad que se está construyendo sobre desalojos forzosos, violencia estatal y sentencias de muerte”, dice a DW Jeed Basyouni, director para Medio Oriente de la organización de derechos humanos Reprieve. Para ella, Neom personifica “el abismo entre la ‘visión’ de Bin Salman y la realidad represiva de su gobierno”.
“Neom se construye con sangre”
Esta mirada es compartida por Lina al-Hathloul, directora de comunicaciones de la organización de derechos humanos Alqst, con sede en Londres. “Nuestra mayor preocupación es que Neom se construye con sangre saudita”, dice la activista. “Los juicios contra los miembros de la tribu fueron realizados a puerta cerrada. En su afán por sacar adelante el proyecto, el Poder Judicial está incluso dispuesto a ejecutar personas”, dice Al-Hathloul.
Neom no es el único lugar de Arabia Saudita donde la gente ha sido desplazada por la fuerza. Entre enero y octubre de 2022, las autoridades de la ciudad portuaria de Yeda demolieron numerosas casas para implementar planes de desarrollo urbano. En el proceso, miles de personas fueron víctimas de desalojo forzoso ilegal, incluidos ciudadanos extranjeros, informó Amnistía Internacional.
“Hemos visto, una y otra vez, que quien no esté de acuerdo con el príncipe, o se interponga en su camino, corre el riesgo de ser encarcelado o ejecutado, ya sean manifestantes pacíficos, críticos en redes sociales o personas que tienen la mala fortuna de vivir en lugares de los que el régimen quiere apoderarse”, dice Basyouni. (dzc/rr)