Pedro Ignacio Altamirano.- Por la edad que tengo, recuerdo a un joven Francisco de la Torre caminar al frente de todas las manifestaciones a favor de los intereses de Málaga. Ya en junio de 1969 comienza su labor en la Asociación de Amigos de la Universidad de Málaga, entidad que jugó un destacado papel en la consecución de la creación de dicha de la actual UMA con más de 40 años de historia.

Con 28 años, en 1971, es nombrado presidente de la Diputación de Málaga, hecho que fue interpretado por la sociedad malagueña como un signo de apertura hacia una etapa reformista en el marco de la cerrada política española de la época, pero sus​ posiciones de claro compromiso liberal, y de una España para todos, dieron como resultado que fuera cesado del cargo en 1975. Siempre comprometido con Málaga y la democracia.

En los años 90, su acercamiento al Partido Popular, ya refundado como tal, se traduce en su presencia en apoyo la candidatura del PP en las elecciones autonómicas andaluzas de 1994. Al año siguiente, todavía como independiente, se presenta a las elecciones municipales en la lista de dicho partido al Ayuntamiento de Málaga. Teniente de alcalde del gobierno encabezado por Celia Villalobos, fue concejal Delegado de Urbanismo, Vivienda, Obras, Desarrollo Territorial y Transporte, entre 1995 y 2000. De ahí a la Alcaldía de Málaga en el 2000.

El comienzo del cambio

De inmediato se notó la mano de un hombre de profundo conocimiento y amor a Málaga. Sufrió en la década de los 60 y 70 el desmantelamiento industrial y la decadencia de Málaga, contra la que luchó cada día de su vida. Su único objetivo fue devolver la ciudad al lugar que le corresponde, no sólo en Andalucía y España, sino en el área mediterránea y europea. Había que buscar un nuevo motor de cambio social y económico. Lo encontró: La cultura como motor de cambio.

El Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC Málaga) fue la primera iniciativa cultural del Ayuntamiento de Málaga para comenzar el cambio, al tiempo que se recuperaba para la ciudad el antiguo Mercado de Mayoristas de Málaga, edificio declarado Bien de interés cultural y sede del centro, inaugurado el 17 de febrero de 2003 y abierto al público el 23 de febrero de 2003. Fue un rotundo éxito que de inmediato se extendió a lo que hoy es otro éxito, el Soho, donde de forma reciente, el malagueño universal Antonio Banderas ha puesto la guinda con el Teatro Soho.

Al CAC Málaga, pronto le siguieron los museos, todos a nivel internacional como el Museo Picasso, Centro Pompidou Málaga, Museo Carmen Thyssen Málaga, Museo Ruso o el recién inaugurado el importante, por su contenido y recuperación de emblemático edificio de la Aduana, Museo de Málaga… así hasta más de los 40 museos actuales.

Málaga supo acompañar, de la mano de su Alcalde, al desarrollo de la ciudad con las grandes obras urbanísticas necesarias: la peatonalización del centro fue el complemento perfecto. Málaga pasaba de tener de media una noche de pernoctación en los pocos hoteles a más de una semana en estos momentos en su gran número de creciente de oferta hotelera de máxima calidad. Esto supuso un enorme crecimiento en la oferta de la hostelería, tanto en cantidad como en calidad.

Los pilares del futuro estaban puestos.

Málaga pronto comenzó a ser conocida a nivel internacional. Los grande medios internacionales de comunicación dedicaban grandes reportajes de la ciudad de los museos, la ciudad de la cultura y la calidad de vida. A este reclamo, llegaron más visitantes y de mayor capacidad económica. Llegaron los grandes cruceros que dejaban miles de turistas en las calles malagueñas, número de cruceros que no paran de crecer. Del mismo momento, el aeropuerto de Málaga crecía de forma exponencial hasta convertirse de forma reciente en el tercero de España tras Madrid y Barcelona.

Sucedió lo que tenía que suceder. Málaga era conocida. Su belleza, sus gentes y la calidad de vida. El lugar perfecto para desarrollar las nuevas tecnologías y el teletrabajo en un mundo cada vez más tecnificado y global: Google ponía sus ojos en Málaga y recuperaba otro edificio emblemático de Málaga, pero sólo fue la primera de muchas empresas tecnológicas que aportan PIB a Málaga y miles de puestos de trabajo de calidad y bien pagados: una oportunidad única para nuestro Parque Tecnológico y la juventud malagueña.

El presente con mirada al futuro

Una ciudad que se mete de lleno en el futuro necesita transformar su piel. Así se entendió en el Ayuntamiento de Málaga con Francisco de la Torre a la cabeza. Las grandes constructoras internacionales, y los grandes estudios de arquitectura ponían a nuestra ciudad en su punto de mira, con edificios que rompían en altura el plano skyline de la ciudad. Las Torres, que no rascacielos, no dan altura para ello, comienzan a cambiar la piel de Málaga, a mi modo de ver y entender, de forma más que tímida, edificios de 30 plantas son un quiero y no puedo. Una lástima.

Espero que el Ayuntamiento rompa con la timidez e invite a los grandes estudios de arquitectura y las grande constructoras internacionales a invertir de forma definitiva, y dotar a la ciudad de la “city” o centro financiero que necesita para poner a Málaga de forma definitiva en el centro indiscutible del Mediterráneo, con edificios de alta calidad tanto en altura como en diseños de vanguardia.

No hay otra opción para el futuro

Málaga está en la encrucijada del futuro. No podemos cambiar ni parar ahora. La ciudad está llamada a ser una de las más grandes e influyentes en el área geoestratégica Norte/Sur, Europa/África, y Este/Oeste, Mediterráneo/Atlántico y hoy, por hoy, sólo hay una vía posible para garantizar el presente y futuro de Málaga, que no es otro que Francisco de la Torre, cualquier otra opción, ya sea PSOE, PODEMOS y mucho menos VOX que es tirar el voto en estas elecciones, son ninguna solución de presente y futuro, sólo la opción de Francisco de la Torre significa futuro y progreso.