El caso de un voluntario argentino “desaparecido” por Pfizer
Pachi Valencia.- Un argentino que participó en el ensayo de la vacuna Pfizer contra la COVID-19 fue “desaparecido” de los registros de la farmacéutica tras presentar una reacción adversa a la vacuna.
Augusto Roux, un abogado penalista de 38 años de Buenos Aires, Argentina, decidió ser voluntario del ensayo de etapa 3 de Pfizer para proteger a su madre que sufría de enfisema, una enfermedad pulmonar.
“Era un protocolo muy estricto y exigente donde teníamos que firmar un consentimiento informado. En ambas visitas no podíamos tener enfermedades preexistentes de base. Por lo tanto, tengo que deducir y afirmar que yo no pertenecía a ningún grupo de riesgo para poder participar de este ensayo clínico”, dijo Roux en una entrevista con Pachi Valencia para “Opinión Pública”, un programa de EpochTV.
El ensayo en Argentina fue realizado por el I-Trials; compañía patrocinante administrada por el Dr. Fernando Pedro Polack. La sede de este ensayo fue el Hospital Militar Central Cosme Argerich.
Augusto recibe su primera dosis el 21 de agosto de 2020. Los primeros días empezó a sentir malestares que se asociaban con los efectos adversos y que eran compatibles con una enfermedad hepática.
“Quise denunciarlo en ese momento a través de los números de teléfono que brindaba la misma farmacéutica, pero era imposible comunicarse en Argentina. No contestaban a nadie. Únicamente podíamos denunciar si teníamos COVID o síntomas relacionados con la COVID, pero nunca efectos adversos”, dijo el abogado argentino.
El 9 de septiembre, Augusto recibe la segunda dosis, y es ahí donde las cosas empeoran con el paso de los días.
“Comienzo a sufrir fiebres altísimas (…) Cuando intenté orinar noté que la orina era muy oscura, como si fuera un vaso de Coca Cola–prácticamente negra”, relató. “Cuando estaba terminando de orinar, empecé a sentir un fuego que se me subía desde la vejiga al esófago, y el corazón se me empezaba a inflar como si fuera un globo. Ahí es como donde siento que la presión me baja”.
Ese día en la madrugada, Augusto sufre una descompensación y se desmaya. Al día siguiente, el 12 de septiembre, decide dirigirse al Hospital Alemán–el cual correspondía a su seguro médico–para determinar qué había sucedido. En el nosocomio, le realizan una prueba de hisopado, la cual sale negativa, y una radiografía de tórax.
Los doctores le diagnositcaron pericarditis. A los dos días, Augusto es dado de alta, y al ver su epicrisis se lleva una gran sorpresa.
“La doctora Gisela Di Stilio firmó que esto estaba relacionado directamente con un efecto adverso de la vacunación y que incluso esto había sido manifestado cuando yo estaba internado por las enfermeras y diferentes médicos”, dijo Roux.
Epicrisis de Augusto Roux firmada por la Dra. Gisela Di Stilio del Hospital Alemán el 14 de septiembre de 2020. (Opinión Pública/The Epoch Times en Español)
En ese momento, había más de 2900 voluntarios inscritos en el ensayo clínico antes de Augusto. El personal del hospital le dijo que habían recibido por lo menos unas 300 personas con efectos similares.
Luego que Augusto avisó al equipo de investigación sobre el efecto adverso, registraron en su historia clínica el 19 de septiembre que Augusto había tenido un “evento adverso de moderada intensidad con fiebre grado 3”.
Historia clínica de Augusto Roux hecha por el equipo de investigación de I-Trials, donde registran los efectos adversos de Augusto el 19 de septiembre de 2020. (Opinión Pública/The Epoch Times en Español)
El abogado penalista debía tratarse la pericarditis que estaba sufriendo, así que exigió al Dr. Polack–médico a cargo del ensayo de Pfizer en Argentina–que abriera el doble ciego para determinar si había recibido la vacuna o el placebo. Pero Polack se niega a hacerlo.
“Lo que me llamó poderosamente la atención en estas comunicaciones que tengo grabadas, es que el doctor Fernando Polack refiere que para abrir el doble ciego la persona tiene que estar en riesgo de muerte”.
Esta afirmación hecha por Polack fue refutada por el Dr. David Healy, profesor de psiquiatría y quien siguió el caso de Augusto desde 2020.
“No existe un requisito de que las personas en un ensayo clínico permanezcan ‘ciegas’ todo el tiempo, en particular cuando reciben ambas dosis del tratamiento (…) El doble ciego realmente no es tan importante. Lo importante para el médico que trata a un paciente es saber qué recibió”, dijo el Dr. Healy a “Opinión Pública”.
Ante esto, Augusto decide presentar una denuncia el 24 de septiembre de 2020 ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMTA), el organismo regulador de medicamentos en Argentina. El abogado tuvo que renunciar a ser parte del ensayo para poder saber si recibió la vacuna o el placebo. Es así que por orden de la ANMAT, el Dr. Polack le comunica a Augusto que sí había recibido la vacuna en ambas dosis el 9 de octubre.
Sin embargo, el 7 de octubre–dos días antes de la audiencia con la ANMAT–el equipo de investigación del Dr. Polack registra en la historia clínica que por solicitud del sponsor, Pfizer, “el término del evento adverso se actualiza a enfermedad COVID”.
Las alarmas de preocupación se alzaron aún más cuando un día antes de la audiencia, el 8 de octubre, el Dr. Polack registra que Augusto sufría de una “ansiedad severa” que inició el 23 de septiembre, a pesar que no es un doctor calificado para diagnosticar una enfermedad mental.
“Es en particular grave para un médico que no tiene capacitación en enfermedades mentales hacer un diagnóstico como este. El Dr. Polack lidia con las infecciones en los niños, los problemas de salud mental no son su área de especialidad y no debería estar diciendo esto ni poner cosas como esta en el registro de investigación. Eso es difamatorio”, expresó el Dr. Healy.
El Dr. Fernando Polack registra en la historia clínica de Augusto Roux una “ansiedad severa” el 11 de octubre de 2020. (Opinión Pública/The Epoch Times en Español)
Paralelamente, los documentos de Pfizer registraron que Augusto se retiró del ensayo por motivos personales, en lugar de señalar que fue debido a una lesión relacionada a la vacuna.
En los documentos de Pfizer se registra que Augusto Roux–con código 12312982–salió del ensayo por “razones personales”. (Opinión Pública/The Epoch Times en Español)
La pericarditis–un tipo de inflamación del corazón que sufrió Augusto–fueron más frecuentes entre las personas que recibieron las vacunas contra la COVID-19 que entre quienes no se vacunaron, según descubrieron investigadores de organismos sanitarios en Finlandia, Dinamarca, Suecia y Noruega.
Las tasas también fueron más elevadas entre el grupo que recibió cualquier dosis de las vacunas de Pfizer o Moderna–ambas con tecnología de ARNm.
Sin embargo, el caso de Augusto no es totalmente ajeno. Se ha reportado anteriormente cómo Pfizer ocultó graves lesiones dejadas por la vacuna, clasificándolas como no relacionadas con la inyección, y tergiversando los datos que mostraban riesgos masivos. Los participantes que sufrieron lesiones graves a menudo fueron simplemente retirados del ensayo, y sus datos excluidos de los resultados.
Para el Dr. Healy, estas grandes farmacéuticas ejercen una gran presión durante los ensayos de las vacunas para no encontrar problemas.
“Este no es un problema reciente. Es algo en lo que las compañías farmacéuticas han tenido mucha práctica durante 30, 40 años o más, y plantea una pregunta sobre cuánto podemos confiar en lo que se nos dice sobre lo que sucedió en estos ensayos. Creo que estamos en un punto en el que realmente tenemos un buen caso para decir que debería haber acceso a los datos de estos ensayos para que las personas independientes puedan echar un vistazo a lo que sucedió, y decidan si están de acuerdo con la historia que Pfizer u otras compañías farmacéuticas nos cuentan”, señaló a “Opinión Pública”.
El Dr. Fernando Polack no respondió a las solicitudes de comentarios.