Así es La Mareta, la residencia real canaria que el rey de Jordania regaló a Juan Carlos I como símbolo de su amistad
Alba García.- Los reyes Juan Carlos y Sofía se reencontrarán este viernes 1 de junio en Ammán, la capital de Jordania, para asistir a la boda del príncipe Hussein, el primogénito de Abdalá II y Rania de Jordania. Una cita marcada en rojo no solo en los calendarios de los emértios, también en los de muchos miembros de la realeza, pues tras la coronación de Carlos III este enlace se va a convertir en su nuevo punto de reunión.
Si bien acudirán muchos invitados de renombre, como los príncipes Federico y Mary de Dinamarca, Haakon de Noruega, Victoria y Daniel de Suecia o las princesas Hisako y Tsuguko de Japón, la presencia de los padres de Felipe VI tiene un cariz especial para la Familia Real hachemita, pues ambas están unidas por una larga amistad.
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Juan Carlos I y el rey Hussein I fueron amigos durante décadas y tan solo la muerte del soberano jordano, en el año 1999, puso punto final a una relación que superó con creces lo protocolario. Un buen ejemplo está en la luna de miel de los Eméritos, que incluyeron el país asiático entre los destinos que visitaron tras su boda. Aunque en aquel momento Juan Carlos aún no era rey, Hussein le dio el tratamiento de jefe de Estado.
Además, tal y como desveló Simeón de Bulgaria en su biografía, Hussein fue el primer jefe de Estado en llamar a Juan Carlos tras el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981, ofreciéndole “una unidad especial a fin de apoyar a las fuerzas leales al Rey y al Gobierno”.
Sin embargo, el culmen de esta amistad llegaría años más tarde, en 1989, cuando el rey de los jordanos regaló a Juan Carlos I una casa que había mandado construir en Lanzarote y a la que él solo había acudido una vez. Se trata de La Mareta, un palacio que hoy día forma parte de Patrimonio Nacional y que se ha convertido en el mejor símbolo de la amistad que une a las dos casas reales.
Si bien fue un regalo a título personal, Juan Carlos I, como jefe del Estado de aquel momento, no podía aceptar oficialmente presentes, una norma que hoy día se aplica a Felipe VI. Pese a ello, toda la antigua Familia Real disfrutó de La Mareta durante años, pasando en ella grandes momentos. Construida en los años 70, fue el artista local César Manrique quien le otorgó su aspecto actual, imprimiendo en ella la arquitectura de la isla, en la que predominan las viviendas de escasa altura, fachadas blancas y puertas y ventanas de colores, en su caso verdes.
En cuanto a su distribución, se reparte en una vivienda central, varios bungalós independientes, dos piscinas de exterior, un lago central rodeado de vegetación y amplios jardines y un helipuerto. Espacio más que suficiente para alojar a Juan Carlos y Sofía y toda su familia durante sus estancias estivales. Una de las últimas ocasiones en las que rozó casi el lleno fue con motivo de la fiesta de Año Nuevo del año 2000, cuando se reunieron en La Mareta los Reyes, las infantas Elena y Cristina junto a sus maridos y primogénitos, Froilán y Juan Valentín; el por entonces príncipe Felipe; las hermanas de Juan Carlos, las infantas Pilar y Margarita con sus familias e Irene de Grecia, la hermana de la reina Sofía. Con todos ellos se encontraba también María de las Mercedes de Borbón, la madre del rey Juan Carlos, que falleció apenas unos días después, el 2 de enero del año 2000, en el palacio canario.
Juan Carlos y Sofía regresaron a La Mareta cinco años después, alojándose allí durante una visita oficial a las Islas Canarias en noviembre de 2005. Dos meses más tarde acudieron Felipe y Letizia con la princesa Leonor, que solo tenía dos meses, para disfrutar en la isla de sus primeras navidades en familia. En los últimos años ha sido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien se ha alojado en el palacio acompañado de su familia, acudiendo tanto en verano como en Semana Santa.