Que suene la campana, por favor
La campaña electoral se le está atragantando a los socialistas. Los asesores de Sánchez se están demostrando escasos de argumentos, las propuestas chocan con la realidad de 5 años de gobierno en los que han sido incapaces de ponerlas en práctica y no consiguen humanizar al presidente. A estas alturas, el toro está cobardeando en tablas y pidiendo que acabe cuanto antes la faena. Si las elecciones fueran un combate, Sánchez está KO y pidiendo que suene la campana. Pero aún queda una semana y el miedo a que se sigan colando asuntos como el peaje de las autovías o el caos montado por el desaparecido presidente de Correos con el voto por correo tiene desquiciado al socialismo. Ni las entrevistas en medios de comunicación, ni Sánchez entrevistando a sus ministros, ni el cara a cara con Feijóo han dado los frutos deseados. Muy al contrario, han quedado al descubierto asuntos de los que enfadan a los ciudadanos y muchas mentiras que chocan con la realidad que viven cada día los españoles.
El sanchismo se ha empeñado en estigmatizar a Feijóo, ese señor de provincias indocumentado, mentiroso y que pacta con la ultraderecha, ha sacado a pasear el franquismo, la vuelta a la etapa más oscura, a varias eras geológicas atrás, llegó incluso a decir en un mitin la vicepresidenta del Gobierno y número dos por Madrid, Teresa Ribera. No se enteran. Desprecian al adversario y creen que pueden tomar por tontos a los ciudadanos. Ni la macroeconomía va como una moto, ni la economía de hogares y empresas tampoco. Desconocen que más de un millón de ciudadanos no tienen ingresos suficientes para llegar a fin de mes, que la cesta de la compra sigue disparada, que para pagar la hipoteca mucha gente utiliza la tarjeta de crédito o que no habrá vacaciones para un gran número de españoles.
Organismos nacionales e internacional y servicios de estudios prestigiosos les afean la falta de transparencia en el mercado laboral, salen documentos que evidencian las mentiras, gráficos que demuestran la verdadera situación de la economía española. No sabemos qué nos deparará una semana más de campaña, aunque sí sabemos que el que gobierne tras el 23-J se va a encontrar con compromisos que aún no conocemos, con promesas de gasto y con un desconocimiento absoluto de lo que ha pasado con los fondos europeos recibidos. La faena va a ser mucha y coincidiendo con la vuelta de las reglas fiscales que obligarán a reducir la deuda y el déficit.