Don Felipe, ¡Échele huevos, no se achante… sí se puede!
Majestad, permítame que vuelva a insistir, actúe, nuestra Patria está en un grave peligro, decídase y haga algo, sea lo que sea para evitar que Pedro Sánchez y sus secuaces vuelvan a hacerse con el Gobierno de España, haga lo que esté en su mano para impedir que vuelvan a repetir… Permítame que le diga que tiene que decidirse ya, cuanto antes. ‘Échele huevos!
Con el mayor de los respetos, me voy a tomar la libertad de indicarle que, si Su Majestad actúa coherentemente y está a la altura de lo que le exige el compromiso que adquirió cuando asumió la Jefatura del Estado, a buen seguro que podrá dormir tranquilo… ¿No le incomoda, Majestad, imaginar lo que pueden ser otros cuatro años de mal-gobierno de socialistas, comunistas, etarras y separatistas, ¿después de la horrible experiencia de cinco años? ¿De veras, no le quitan el sueño?
Voy a dar un paso más ¿Se ha planteado Su Majestad que, si no interviene e impide que sea elegido nuevamente Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España, serán muchos los españoles que piensen que Su Majestad, que la Monarquía, es un fraude? Es posible que me diga que si ocurriera tal circunstancia sería debido a que los españoles se han creado de Su Majestad falsas expectativas… ¿Y cuáles son las expectativas que Su Majestad tiene de sí mismo? ¿No se merece Su Majestad dejar en la memoria de los españoles que es un rey valeroso, “profesional”, que está ahí cuando se le necesita, que no se queda atrás y que no está dispuesto a perder el tren de la Historia…? ¿Acaso no se siente suficientemente motivado ni preparado? Permítame que le añada, Majestad, que instalarse en la indecisión, dudar de las propias capacidades de uno mismo, darles vueltas y más vueltas a las cosas, en la mayoría de las ocasiones no es bueno.
Tampoco es bueno pensar, que el terrible problema al que se enfrentan España y los españoles, se acabará arreglando por sí sólo, por aquello de “el tiempo lo cura todo”; cuando sucede tal cosa es porque en realidad no existía problema alguno, o el problema no era tal sino “un problemilla” que apenas carecía de importancia y que estábamos magnificándolo… pero no es el caso.
Como dice una de mis filósofas preferidas: “Puedes negar la realidad, pero no puedes escapar de las consecuencias de negar la realidad.”
Ser honesto, decente, significa negarse a falsear la realidad, a suponer que los hechos son distintos de lo que son. La honestidad, la decencia, como virtud que debe estar presente en quienes tienen capacidad de gobernar e influencia sobre el común de los mortales, requiere que uno mire de frente a la verdad en todos y cada uno de los asuntos con los que trata: la verdad, toda la verdad, y nada más que la verdad (cualquier otra cosa es caminar hacia la falsedad). La racionalidad, otra virtud imprescindible en el buen gobernante, requiere un compromiso profundo con la realidad, no negar que lo que existe, existe, la realidad es la que es y no existe “otra realidad”.
Majestad, si no acaba decidiéndose y actuando, si comete el error de no coger el toro por los cuernos, si se hace el Don Tancredo ¿Se sentirá Su Majestad en paz consigo mismo, después de no haber actuado de la manera correcta, por haber actuado de actuado de manera irracional, incomprensible e incluso estúpida?
Si no actúa, Majestad, y no lo hace por los españoles, por la supervivencia de España como Nación, hágalo Su Majestad por usted mismo, échele huevos, Su Majestad no merece engañarse a sí mismo, Su Majestad merece, también llevar una vida con sentido, una buena vida, sentirse auténtico, eficaz… y para ello hay que echarle huevos, demostrar, demostrarse a si mismo de lo que es capaz, a pesar de que como cualquier humano tenga inseguridades, miedos, reticencias y un largo etc.
Pero, a pesar de todo somos muchos los españoles que todavía confiamos en Su Majestad, en que Su Majestad puede, en que Su Majestad está todavía a tiempo de dar un paso de gigante, sin olvidar aquello de que quien no arriesga nunca gana.
Así que, échele huevos y en lugar de proponerle al Congreso de los Diputados que le otorgue su confianza a un político inmoral y sin escrúpulos, como Pedro Sánchez, del que sabe que pactará con golpistas y gente llena de odio a España, designe a un ciudadano honrado y decente, a un Cincinato español que se encargue de regenerar España, una nación que desgraciadamente ha llegado a un nivel de corrupción y degradación inadmisible.
Como Su Majestad bien sabe, no es cierto que el rey, el jefe del estado esté obligado a designar para que forme gobierno a un político del partido que haya conseguido mayoría en las elecciones o al que sea capaz de reunir suficientes apoyos para formar gobierno. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA DE 1978 OTORGA AL REY LA CAPACIDAD -EXCLUSIVA- DE PROPONER AL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS QUE LE CONCEDA SU CONFIANZA A UNA PERSONA DECENTE, SABIA, PARA QUE PRESIDA EL GOBIERNO DE ESPAÑA DURANTE LOS PRÓXIMOS CUATRO AÑOS.
La elección de un español decente y capaz para que gobierne España es privilegio exclusivo del Monarca, el cual, si designa a un miserable, se hace cómplice de sus destrozos a la patria.
España ya acudió a su propio Cincinato cuando el rey Alfonso XIII, bisabuelo de Su Majestad, nombró “dictador” a Miguel Primo de Rivera, cuyo gobierno logró reducir la corrupción y grandísima prosperidad económica, pero al final fue devorado por los políticos, que regresaron al poder para conducir a España hasta la Guerra Civil y el conocido y triste baño de sangre.
Majestad, Don Felipe, échele huevos, tiene ahora la ocasión de pasar a la Historia como un patriota sabio, si en lugar de encargar formar gobierno a un indeseable como Pedro Sánchez (que no hay que olvidar que ha perdido las elecciones), designa a un Cincinato capaz de unir la nación, gobernar rodeado de españoles decentes capaces y patriotas, en lugar de hacerlo con políticos degradados, comunistas, amigos del terrorismo y golpistas llenos de odio, un Cincinato capaz de limpiar España de excrementos corruptos y de devolverle la prosperidad y la grandeza que llegó a tener en el pasado, cuando no predominaba entre los políticos la corrupción, la putrefacción, la mediocridad, la maldad, métodos propios de organizaciones mafiosas.
Así que ¡Échele huevos!
Efectivamente, es una ocasión de oro para el rey. Esperemos que se produzca el milagro.