Poca información y muchas dudas
El miércoles por la noche saltaba una de las noticias económicas más interesantes en mucho tiempo. La empresa de telecomunicaciones saudí STC, cuya mayoría accionarial está en manos del fondo soberano de Arabia Saudí, es decir en manos del gobierno de ese país, anunciaba la compra del casi el 10% del capital de Telefónica. En las horas siguientes se fueron conociendo algunos detalles como que la compra se venía realizando a lo largo de los últimos seis meses, sigilosamente y de la mano de un banco americano de inversiones. Se llegó a decir que ni el gobierno de España ni los responsables de la teleco española habían tenido conocimiento de la operación hasta esa misma noche del miércoles. De hecho, al día siguiente se conoció el viaje del presidente Pallete a Arabia Saudí para mantener contactos con los directivos de la compañía compradora, presidida de hecho por el príncipe heredero.
Después se produjo una cascada de declaraciones de miembros del gobierno de España mostrándose encantados de la operación. Básicamente el argumento fue que España está encantada de recibir inversiones extranjeras y que demostraba el interés por España. Menos entusiasta se mostró, sin embargo, la ministra de Defensa. Margarita Robles se afanó estos días en avisar de que estudiará con mucho rigor la entrada de los saudíes en Telefónica. También Seguridad Nacional y el CNI por algo tan evidente como que la teleco española presta servicios fundamentales para la defensa nacional como el control vía satélite del ejército y la protección de ataques cibernéticos.
A estas alturas de la semana, aún quedan muchas preguntas sin respuesta y demasiadas elucubraciones. Pallete se trajo de Arabia Saudí el compromiso de que STC no tiene prisa en entrar en el consejo de administración de la española y de que no habría cambios en la dirección de la compañía. Pero no sabemos cómo es posible que nadie en meses detectara la compra de un porcentaje tan importante de acciones, con un valor de 2.100 millones de euros, de una empresa estratégica como Telefónica. Tampoco está claro si es una mera inversión como tantas otras en todo tipo de empresas que STC ha realizado por todo el mundo, si finalmente el gobierno dará su voto afirmativo a la entrada y si tiene algo que ver con la compra pendiente de cinco corbetas que negocia Navantia. De momento, las acciones de Telefónica han acogido la noticia con frialdad a la espera de lo que finalmente resuelvan el Ejecutivo y los organismos competentes.
Nacionalizar es hacer patria. Vender a potencias extranjeras la riqueza nacional es traicionar a la patria.