Calviño ya tiene lo que quiere
Es absolutamente normal y muy frecuente que las estadísticas de distintos indicadores como el PIB se ajusten un tiempo después de que se publique el avance. Muchas veces los institutos encargados de elaborar los datos lo hacen público sin tener cerrados algunos datos o cómo han evolucionado los días finales, en este caso del trimestre. El propio INE en sus notas de prensa hace mención a este hecho y explica que el dato publicado puede variar porque no tienen cerrado todo el material.
Sin embargo, desde que la vicepresidenta Calviño cesó al anterior director general del INE están ocurriendo demasiadas cosas con los datos, sobre todo con el relativo a la evolución del PIB. Se han hecho en estos últimos tiempos, ya con el nuevo responsable, cambios muy significativos que llaman mucho la atención. Sin ir más lejos, este mismo lunes, el INE ha revisado el PIB de 2020, 2021 y 2022. Todos han sido para mejorar su cierre anual y sobre todo para contarnos que la economía española recuperó mucho antes, ya en 2022, los niveles de riqueza previos a la pandemia. También hay que marcar como muy significativo que algunos economistas próximos al Gobierno adelantaran esta circunstancia en las redes sociales varios días antes de que se conocieran oficialmente las revisiones ahora publicadas.
Hay que tener en cuenta que esta revisión de más de 2,5 puntos en el crecimiento nominal anual en tres años afecta a otros indicadores como la ratio de deuda pública o de déficit público. Así que Calviño, el Gobierno, avala frente a la opinión pública y a pocos días de la investidura de Feijóo, su tesis de que la economía española va como un tiro, que está en una buenísima posición respecto de otros países europeos y que con estos nuevos niveles de deuda y déficit público sobre PIB, la llegada de las reglas fiscales a la UE no va a ser un drama. Además, la base de estos cambios son la mejora en el consumo de los hogares, el sector exterior y la mejora de la industria manufacturera y las actividades profesionales.
Calviño ya tiene lo que quería, aunque haya sido a costa de poner en entredicho y generar dudas sobre el trabajo del INE. De hecho, desde que cesó al anterior responsable nunca más volvió a hablar de elaborar su propio índice porque no se fiaba de las estadísticas publicadas por el anterior equipo. Ahí lo dejo.