¿Por qué existen en España más viudas que viudos? Un estudio realizado recientemente confirmó que los hombres mueren antes que las mujeres por causa, en parte, del tabaco y el alcohol, un fenómeno sobre el que se han vertido numerosas explicaciones, incluidos los factores biológicos.

El portavoz de la Asociación Catalana de Padres Separados (ACAPASE), José Flores, cree que ese factor no es suficiente para provocar una asimetría estadística tan notable y sugiere que existen otras causas de las que no conviene hablar. Flores dice estar convencido de que muchas de esas muertes de hombres que aparecen como causas naturales en realidad han sido “inducidas” por personas de su entorno.

El portavoz de ACAPASE cita el caso reciente de una vecina de Aspe acusada de matar a su marido inyectándole una sobredosis de insulina. El crimen no había trascendido hasta el momento porque la víctima entró en un coma hipoglucémico en junio del año pasado y falleció hace apenas dos meses. “Si el hombre hubiese muerto en el momento de inyectársele la insulina, su caso habría sido registrado como un fallecimiento por causas naturales”.

Por ese motivo, Flores pide a los familiares consanguíneos de aquellos hombres que mueran por causas supuestamente naturales que verifiquen ese extremo a través de una autopsia. “La mayoría de los hombres enfermos están a expensas de la medicación suministrada por sus mujeres. Es necesario que se controle si esa medicación está siendo suministrada de forma negligente, así como sus efectos. Es necesario preguntarse por qué por ejemplo un hombre sano sufre repentinamente un infarto y muere”.

“Si se observaran de forma concienzuda los factores que contribuyen a este exceso de mortalidad entre los hombres con parejas, tal vez muchos se sorprenderían”, señala el portavoz de ACAPASE, quien subraya el dato de que el número de fallecimientos prematuros sea muy superior entre los hombres casados que entre los solteros.

Aunque Flores aclara que su pretensión no es criminalizar a las mujeres, “la mayoría de las cuales son personas absolutamente decentes”, sí que destaca la existencia de “un número de ellas, desgraciadamente en aumento, que carece de principios morales y que vive en permanente contacto con la depravación”. “La mujer que es capaz de encarcelar a su pareja con una denuncia falsa para quedarse con la casa, ¿de qué no sería capaz?”, se pregunta.