El Ibex y la prima de riesgo viven un ‘lunes negro’
‘Lunes negro’ en la Bolsa. Los mercados ignoran adelantos electorales, declaraciones del presidente Rodríguez Zapatero asegurando que todo está controlado y hasta el anuncio de que demócratas y republicanos habrían llegado a un pacto para no dejar caer a Estados Unidos en la bancarrota. Nada importa, y nada es suficiente.
La cuestión es golpear a España, y también a Italia, ante la perspectiva de que las cosas se compliquen de una u otra forma y la recuperación se aleje. El día de ayer se saldó con una caída del Ibex del 3,24%, la más intensa desde junio de 2010, y con un nuevo varapalo a la prima de riesgo. Ese indicador, que mide la solvencia que se le otorga a la economía nacional para pagar su deuda, se disparó sin remedio hasta los 375 puntos básicos, muy cerca del récord histórico. Toda una explosión de riesgo si se toma en cuenta que el pasado viernes cerró en apenas 354 puntos básicos.
Paradójicamente, el día comenzó tranquilo. La víspera, ya de madrugada en Europa, Obama anunciaba cariacontecido lo que parecía una salida de última hora a su crisis particular. No le gustaba demasiado, reconoció, pues más que salvar al país cedía ante el ‘Tea Party’. Sólo las bolsas asiáticas se beneficiaron de ese mensaje.
En Europa los parqués amanecieron en verde, pero pronto llegaría la debacle. En España, la prima de riesgo, que mide la diferencia entre el tipo de interés al que se ve obligado a pagar el Tesoro sus bonos a diez años respecto a los alemanes al mismo plazo, tomó velocidad de crucero y, a partir del mediodía corría ya a ritmo de vértigo. A las 13:00 horas, España sufría una prima de riesgo de 340 puntos básicos, que se situó en 357 a las 16:00 horas y en 371 puntos poco antes de las 16:45. A las 17:10 horas, muy cerca del cierre de la Bolsa, el coste de esos bonos era ya del 6,22% y la prima se encaramaba a 375 puntos. Poco después, llegaba a 377,
Alemania, valor refugio
La explicación es doble. O triple, si se tiene en cuenta a los muchos especuladores que juegan estos días contra los grandes países periféricos. Es relativamente fácil ganar dinero castigando a quienes tienen el marchamo de ‘demasiado grandes para caer’, sabiendo que por muy alto que sea su servicio de la deuda terminarán pagando.
Pero, sobre todo, los factores decisivos son la huida de la deuda española (lo que eleva el coste de los bonos) y la compra masiva en el mercado secundario de deuda alemana -considerada como un valor refugio en estos tiempos de incertidumbre-, lo que rebaja en la misma medida el interés que ha de pagar Berlín por su papel. En ese escenario, llegó ‘The Wall Street Journal’, siempre dispuesto a no ayudar, y desveló -apoyado en fuentes de la eurozona- que Bruselas baraja la posibilidad de eximir a España e Italia de abonar el siguiente tramo del primer paquete de ayuda a Grecia.
Más tensión. Más desconfianza
Roma también pago el mensaje, y la prima de riesgo italiana trepó a los 353 puntos básicos, un nivel inédito desde la entrada del país en el euro. La Bolsa de Milán se derrumbó un 3,9%, la mayor caída en el Viejo Continente y el primer ministro, Silvio Berlusconi, convocó de urgencia para el jueves a los agentes sociales a una cita en la que analizar la situación del país. José Luis Rodríguez Zapatero, por su parte, telefoneó a la ministra de Economía, Elena Salgado, para interesarse por la situación. Salgado, según fuentes gubernamentales, atribuyó las turbulencias a las dudas tanto sobre el plan de rescate a Grecia como respecto al acuerdo para elevar el techo de deuda en Estados Unidos.
El pasado viernes, al anunciar el adelanto electoral, el jefe del Ejecutivo relativizó el ataque a España y dejó claro que, aunque más caro, el coste de la deuda es manejable. El problema, como recuerdan desde hace tiempo los grandes actores del panorama económico nacional, es que si la prima de riesgo se instala por encima de los 300 puntos y el interés del bono a diez años se ancla más allá del 6%, la recuperación se alejará a la misma velocidad con que se aproxime el fantasma del rescate. El acceso al crédito, hoy ya harto complicado, será aún más difícil, con lo que la inversión y la creación de empleo se convertirían en una quimera.
Castigo a la banca
En las Bolsas, a pesar de ese inicio optimista, la posibilidad suscitada a media tarde de que el entente en Estados Unidos terminara por romperse, unida una pobre evolución de las manufacturas norteamericanas, rompieron toda esperanza. Wall Stret abría a la baja y añadía leña al fuego europeo. Un incendio que no pierde fuerza ni siquiera con el futuro de Grecia ya despejado. El Ibex perdió la referencia de los 9.400 puntos y se desinfló.
Acciona lideró las pérdidas (6,5%). Pero la banca fue la gran damnificada. Santander cayó un 5,2%, un poco más que Popular, que se dejó un 5,04%. El resto de desplomes financieros -en un día en el que nadie en el Ibex terminó en ‘verde’- fueron del 4,7% de BBVA al 2% de Caixabank. Entre los grandes valores, Telefónica retrocedió un 1,77%, mientras Iberdrola y Repsol sufrieron pérdidas del entorno del 3%.
El resto de plazas europeas también cerraron con pérdidas, que fueron del citado 3,9% de Milán al 0,7% del Footsie 100 de Londres.En el mercado de divisas, el euro perdió posiciones frente al ‘billete verde’ y se pagaba a 1,42 unidades desde las 1,44 con se inició la jornada.