Nunca pensé, ni en los peores sueños, que en la vejez tuviera que asistir a la destrucción de España… a manos de su propio gobierno.

Y no me refiero al siniestro Pedro Sánchez, que solo es un accidente en la historia de España, sino que el PSOE, uno de los dos grandes partidos, ha optado por echarse al monte, y aliarse con un prófugo de la justicia, para formar un gobierno de destrucción nacional.

El artículo 97 de la Constitución es claro y rotundo, y no admite interpretaciones:

“El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado”.

Los españoles bienpensantes, que quiero creer somos la mayoría, ¿cómo íbamos a pensar que el propio Gobierno procedería a la demolición controlada –o no–, del Estado español, ese que tiene el deber jurídico y constitucional de proteger y administrar?

Desconozco los pactos concretos a qué han llegado, pues escribo a vuelapluma, nada más oír las palabras de ese electricista reconvertido en número tres del PSOE, sin estudios universitarios ni formación alguna, pero me temo lo peor.

Y es más, estoy seriamente convencido, en conciencia, que hay dos clases de pactos:

– Los que se pueden decir, y

– Los que no se pueden publicar, pues son totalmente ilegales e inconstitucionales, y que por lo tanto, se han acordado debajo de la mesa.

Y, siendo preocupantes los primeros, pues acaban con la igualdad de los españoles ante la ley, se crean dos clases de ciudadanos, de primera, los catalanes; y de segunda, el resto de los españoles; se suprime, de facto, el Poder Judicial, y desaparece la división de poderes, ya que los jueces sentencien se convierte en papel mojado, etc.

Tengo la duda de si el huido de la justicia española ha exigido también la firma de Cándido Conde-Pumpido, para “constitucionalizar” los acuerdos, pero la verdad es que no me extrañaría nada.

Pedro Sánchez, como siempre, se esconde y no da la cara.

Es lo que hacen los traidores.

Pero las personas pasan, y las instituciones permanecen.

El fin principal de cualquier entidad que se precie, es asegurar su propia supervivencia.

¿Ustedes creen que el PSOE podrá sobrevivir a su traición?

Y, como la memoria de los españoles es de pez, es decir, muy reducida, propongo crear el Día de la Traición del PSOE a España, el 9 de noviembre, para recuerdo de las generaciones venideras.

Solo me resta pedir perdón a mis descendientes, familiares y amigos, por no haber sabido o podido hacer más para evitar esta gran traición, esta alta traición del PSOE a España.

Que Dios me lo demande, si a bien lo tiene.