José Luis ‘Detritus’ Zapatero se erige en defensor de los inmigrantes frente a la «derecha extrema»
j«Yo no sé si da votos, pero me da igual, son nuestros principios y es nuestra conciencia de defensa de todos los derechos humanos en igualdad de condiciones». No hablaba, ni mucho menos, del Sáhara Occidental. José Luis Rodríguez Zapatero se mostró así de vehemente ayer, durante un mitin de campaña del PSC celebrado en Lérida, para lanzar un mensaje contra la discriminación hacia los inmigrantes.
El presidente del Gobierno, que ha visto cómo su reacción a lo ocurrido en El Aaiún mina sus esfuerzos por atraerse de nuevo al desencantado electorado de izquierdas, enarboló una vieja bandera del progresismo y pidió el voto para «poner freno a esos discursos que plagian los del ‘Tea Party’ o esos vídeos que copian a la derecha más extrema de Europa».
No se equivocó cuando puso en duda que esta postura dé votos porque, no en vano, los estrategas de su partido siempre han admitido que el PP estuvo a punto de hacerles un serio agujero en las elecciones generales de 2008 con su discurso en materia de inmigración y aquello del contrato de integración que ahora ha recuperado la candidata de los populares catalanes, Alicia Sánchez-Camacho. Son mensajes que calan entre la clase trabajadora, donde los socialistas encuentran sustrato electoral. Pero la imagen del ala más extrema del estadounidense partido republicano o de la ultraderecha europea sí remueve conciencias. O a eso aspira al menos el jefe del Ejecutivo.
En una jornada negra, en la que los socialistas catalanes tuvieron que desayunarse con un aluvión de sondeos que vaticinan su estrepitosa derrota, Zapatero trató de dar con una tecla que permita motivar a sus apáticos seguidores. La abstención se ha convertido en el más grave de los problemas para el PSC. Los estudios indican que apenas la mitad del censo piensa acercarse a los colegios electorales el próximo domingo y son, fundamentalmente, los votantes de izquierdas los que tienen intención de quedarse en casa. De ahí los adjetivos contundentes empleados por el líder del PSOE en su segunda incursión en la campaña catalana.
«Se sabe bien quién es firme frente a la derecha extrema, quién pone coto y combate la xenofobia, quién es radical a favor de la libertad y la igualad de los ciudadanos; porque quien habla claro en este terreno siempre es el PSOE», dijo ante unas 1.200 personas. Zapatero jugaba con dos polémicas: el videojuego del PP catalán en el que se disparaba contra los supuestos problemas de Cataluña, entre ellos, los inmigrantes; y las palabras del dirigente de CiU, Josep Antonio Duran i Lleida, sobre la necesidad de elevar los índices de natalidad de los autóctonos para evitar que Cataluña «tenga fecha de caducidad».
El presidente del Gobierno -que el pasado septiembre sorprendió a los suyos con el respaldo a Nicolas Sarkozy tras la deportación de rumanos gitanos- recuperó ayer el ideario que le llevó a la Moncloa y alegó que «un pueblo culto, democrático y avanzado como el catalán no puede permitir y debe combatir a los que quieren usar a los inmigrantes».
Lucha antiterrorista
Zapatero entró también en otras materias que pueden producir a sus seguidores una satisfacción más clara: la lucha contra el terrorismo. Esta cuestión no había irrumpido hasta la fecha en los comicios catalanes, pero el presidente del Gobierno aprovechó el décimo aniversario del asesinato del ex ministro socialista Ernest Lluch para lanzar el mensaje de que la paz está próxima, y lo estará aún más, dijo, «si todos son leales y están detrás del Gobierno».
Eso sí, sin echar las campanas al vuelo porque, según declaró ayer en una entrevista en el diario El País, no ve probable que la derrota de ETA vaya a producirse en esta legislatura. «Lo que entendemos por final, o sea, la constatación inequívoca de que no volverá -señaló- es difícil».
En la citada entrevista también da por casi descartado que la ilegalizada Batasuna pueda presentarse a las próximas elecciones municipales de mayo o a las autonómicas de 2013. «Si hacen lo que tienen que hacer, lo que les exige la ley, tendrían la oportunidad. Pero yo veo difícil que lo hagan sin que ETA haga algo muy espectacular, muy definitivo en lo que, sinceramente, no tenemos puestas nuestras expectativas», afirma.
A tenor de lo que explica, no se aferra a este asunto como tabla de salvación para la legislatura que, por otro lado, quizá no acabe como candidato de su partido a la presidencia del Gobierno. «Esa es una decisión que está por tomar», dice en el diario.
Tampoco descarta que sea quien mejor está capitalizando los éxitos contra la banda, el ministro del Interior y vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien le tome el relevo porque afirma que le ve «en cualquier responsabilidad política». Además, señala que la remodelación del Gobierno se ha «personalizado» en él porque «tiene un alto valor».
Zapatero dedica también buenas palabras a los miembros de su gabinete defenestrados el pasado octubre, aunque mucho menos elogiosas. Sobre todo, porque no se centra en sus capacidades para la vida política. Del ex ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, afirma que es una persona de una «extraordinaria bondad» y hace de su cese una suerte de daño colateral derivado de la decisión de quitar de su cargo a María Teresa Fernández de la Vega. «Si relevaba a la vicepresidenta primera me parecía que también debía hacerlo con todos los ministros que estaban desde 2004», argumenta.