Navidad es luz y paz, no caos y confusión
El 18 de diciembre se publicó la Declaración «Fiducia supplicans» «sobre el sentido pastoral de las bendiciones», sancionada con la firma de Francisco. Aunque es una «mera» declaración de la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el Cardenal Víctor Manuel Fernández, y no tiene la relevancia de una Encíclica, ni por supuesto la solemnidad y trascendencia de un Concilio, ha abierto una polémica de dimensión y alcance imprevisibles en estos momentos. El motivo es que esta Declaración en la práctica corrige lo establecido al respecto en 2021 en relación a las bendiciones a las parejas «irregulares»; es decir, las no formalizadas por el sacramento del matrimonio, como las civiles, las de «hecho» y las homosexuales.
La polémica ha estallado por estas últimas, que forman parte del dogma de lo «políticamente correcto», y que fue denominado por Benedicto XVI como el «credo del Anticristo». Mediante la creación de una nueva categoría de bendiciones, la Santa Sede autoriza ahora a extenderlas a todo tipo de uniones, lo que parece contradecir lo declarado apenas hace dos años por este mismo Dicasterio, entonces dirigido por el Cardenal Ladaria, jesuita español. Reconocer que todo ser humano puede ser bendecido litúrgicamente es algo que forma parte de lo cotidiano; por ejemplo, al finalizar una misa, donde el celebrante bendice a todos los asistentes sin distinción. Pero, si uno de ellos se acerca a la comunión con los brazos cruzados sobre el pecho por no estar en condiciones de recibirla, el sacerdote le bendice, pero no se la da.
Con la nueva declaración, se pueden bendecir a todo tipo de parejas, lo que ha generado discusión y confusión porque, como establece la propia «Fiducia supplicans», la bendición «requiere que aquello que se bendice sea conforme a la voluntad de Dios manifestada en las enseñanzas de la Iglesia».
Los críticos alegan que, según la nueva regulación, podría, por ejemplo, ser bendecida una clínica abortista, interpretando que se bendice lo que de bueno haya en las personas que trabajan en ella. Toda persona puede ser bendecida, pero no se puede bendecir a «parejas» en situación irregular en la medida en que el vínculo «irregular» de unión que la establece es indisociable de dicha realidad.
Numerosas conferencias episcopales, obispos y sacerdotes se han pronunciado en contra de esta Declaración, mientras otras –Alemania Austria, Suiza, Bélgica…– se han felicitado con el conocido jesuita James Martin en cabeza.
La Navidad no es tiempo de oscuridad y confusión, sino de alegría, paz, unidad y luz.