Hoy, Miércoles de Ceniza
Hoy, 14 de febrero, es una fecha señalada en el Occidente cristiano, y no porque sea San Valentín, sino porque es el miércoles a partir del cual faltarán seis semanas y media para la Pascua. Es decir, hoy es Miércoles de Ceniza, día en el que comienza la Cuaresma, itinerario espiritual de preparación para la Semana Santa de la Pasión del Señor. Son cuarenta días que se extienden hasta el Domingo de Ramos en que empezará la Semana Santa, que tiene como sus hitos más señalados, el Jueves, Viernes y Sábado Santos, culminando con el Domingo de Resurrección.
En la sociedad multicultural y poscristiana que domina en general –con algunas excepciones– en todo el Occidente nacido de hondas raíces y culturas cristianas, la Cuaresma muchas veces pasa inadvertida a nivel social, y la Semana Santa parece ser simplemente unos días de vacaciones. El calendario litúrgico se ha transformado para muchos en una agenda pagana, importando fiestas ajenas a nuestra historia, religión y cultura, con las que quieren sumirnos en la apostasía, la negación de la fe. Estos 40 días no parecen influir demasiado en la vida personal y social, ni siquiera en su dimensión más pública como son los viernes «de precepto», en los que la Iglesia considera obligatorio para los católicos la abstinencia de comer carne. Esta práctica no es importante por el hecho en sí de comer o no comer productos cárnicos, sino por entender que se realiza como penitencia, experiencia de privación y pobreza aceptada, y para acercarse más a Dios y a los hermanos. Aún así, hoy no es extraño comprobar cómo en los menús de lugares públicos, no hay alternativa a la carne, mientras sí la tienen para los musulmanes cuando ellos están en su equivalente ramadán.
Estos 40 días de la Cuaresma evocan en el Antiguo Testamento los 40 años que el pueblo judío liberado por Dios de la esclavitud del faraón egipcio, fue castigado por rebelarse contra Él a vagar por el desierto del Sinaí antes de poder acceder a la Tierra Prometida. En el Nuevo Testamento, remite a los 40 días que Jesucristo estuvo en el desierto sometido a dura penitencia de ayuno y soledad, como preparación para el comienzo de su vida pública.
Hoy la imposición de la ceniza bendita nos recuerda nuestra condición de criaturas y nos invita a intensificar el compromiso de conversión para seguir al Señor. Recuperemos este tiempo litúrgico fuerte con su verdadero significado: la Cuaresma es un camino, es acompañar a Jesús que sube a la Cruz en Jerusalén.