De Koldo a Ábalos y de Ábalos a Sánchez…
«Decíamos ayer…» es una conocida frase que la tradición atribuye a Fray Luis de León al reincorporarse a su clase en la Universidad de Salamanca, absuelto por el tribunal de la Inquisición tras cuatro años de prisión. Lo cierto es que frente a disputas respecto a la veracidad de su autoría, Miguel de Unamuno la hará suya también cuatro siglos después, en esta ocasión al reincorporarse al Rectorado de la misma Universidad, tras su exilio forzado por la dictadura de Primo de Rivera.
Ahora nos apropiamos de la misma para recordar que ayer titulamos el Trípode diario como «El caso Ábalos…(de momento)», consciente de que lo comenzado como «caso Koldo» el pasado miércoles, ya había pasado a ser el «caso de su jefe», a la espera de futuros y muy previsibles acontecimientos. Comenzó la actual «número dos» del gobierno y del PSOE María Jesús Montero y siguió Sánchez al proclamar el sábado –ante la Internacional socialista reunida en Madrid– «tolerancia cero» con la corrupción y que «quien la hace la paga» en el PSOE. A su estela surgieron diversos portavoces de Moncloa y Ferraz, remachando el clavo de la sentencia condenatoria, la Comisión ejecutiva federal del partido, adoptando por unanimidad la decisión de «exigirle en 24 horas la renuncia del acta» al ex todopoderoso Ábalos. Esta vertiginosa sucesión de acontecimientos que concentra la atención informativa política se explica por el perfil del hasta ahora principal protagonista político del «affaire Koldo», que fuera la mano derecha de Sánchez y hombre de confianza suyo en el gobierno y en Ferraz y que ha optado por irse al grupo Mixto del Congreso y no renunciar al acta de diputado por considerarse inocente.
Si decíamos ayer que «de momento» el caso Koldo se había transformado en el caso Ábalos, hoy procede decir que ya es el «caso Sánchez», que ahora está imperativamente obligado a explicar la razón por la que, sin causa aparente, le cesó en Julio de 2021 de sus elevadas responsabilidades. Caso contrario, la misma lógica que ha llevado a considerar a Ábalos como responsable de la corrupción en la contratación de las mascarillas por su responsabilidad política cuando menos «in eligendo» e «in vigilando» de su asesor Koldo, sin estar él personalmente imputado, cabría aplicarle esa misma lógica a Sánchez respecto a Ábalos.
En definitiva, Ábalos era respecto a Sánchez, lo mismo que Koldo era respecto a él. Con la instrucción judicial en marcha, y comisiones de investigación en el Congreso y el Senado, las mascarillas han «ocultado» la amnistía integral de Puigdemont. Pero es imposible gobernar así.
De en oca en oca, y tiro porque me toca…