Sergio Calle Llorens.- Andalucía deberá devolver al Estado 4637 millones de euros por la liquidación del modelo de financiación autonómica de 2009. La deuda andaluza supone la cuarta parte de lo que deben el resto de las autonomías a la administración central, y duplica la deuda catalana. Manda huevos que el señor Chaves sea ahora el que negocie con las autonomías el tema de la deuda, cuando hasta hace dos días ha sido el responsable del desaguisado andaluz. Con qué cara, digo yo, se puede presentar como vicepresidente para poner orden en el guirigay del gasto autonómico.

A fin de cuentas, el ceutí que navega por las aguas de la política como su padre hacía en el buque Canarias- sin dejar títere con cabeza- es el hombre que ha llevado a Andalucía a la quiebra con sus políticas siempre erróneas y perniciosas. Se puede afirmar, sin temor a equivocarnos, que Chaves sólo ha sido bueno para colocar a sus familiares en la ubre andaluza; son sus hermanos, sus primos y, sus hijos los vampiros que han sacado provecho del modelo corrupto andaluz, y por tanto no puede arreglar su propio desbarajuste. El vicepresidente tercero del gobierno es el primero a la hora de escurrir al bulto, pero su gran cabeza de escaso contenido le coloca en el punto de mira de unos ciudadanos hartos de su cara de sapo avinagrado y de su dislexia galopante. “El bueno de Manolo”, enemigo declarado de la oratoria, supone el paradigma máximo de la corrupción y el despilfarro, y sólo se salva por la muerte de Montesquieu en una tierra acostumbrada a que los jueces se hagan los distraídos. Una tierra que se ha ganado el derecho a ser considerada el reino de la chalaura donde las decisiones se aplazan esperando un mañana que nunca llega. Recordemos que nadie puede tener un futuro brillante con un pasado tan oscuro.

Andalucía es hoy la primera de todo lo malo y la última de todo lo bueno. Aquí el paro juvenil es el más alto de Europa y el ratio de camas por habitante en los hospitales es el más bajo de España. Lejos quedan ya las promesas de pleno empleo o de una cama por habitación que el padrecito Chaves se ufanaba en defender en diferentes consultas electorales. La luz andaluza alumbra menos que el faro de una mobylette . Les hablo de una tierra absurda hecha a semejanza de una turba alejada de la excelencia. Nada extraño si tenemos en cuenta que los niños hablan en una jerga incomprensible y atroz, mientras la Junta vende el bilingüismo en las escuelas a unos padres con un nivel cultural similar al de la mona Chita- y que ella sepa perdonarme, esté donde esté-.

Andalucía imparable, la segunda y la tercera modernización limitan al centro con Chaves y al sur con Griñán. La tierra que vende dieta mediterránea con más almazaras de aceite por metro cuadrado, tiene el mayor número de obesos de España. Todo se explica por la enfermedad maligna que aqueja al andaluz medio: La incultura. Una dolencia incurable de un enfermo insufrible. Por eso no me extraña que en la taifa del sur ocurran cosas como la de ese tipo que atraca un banco, roba 120 euros y salda su deuda en el bar de al lado, o como el SAS cuyos trabajadores mandaron una carta a una embarazada advirtiéndole de que su bebe venía con malformaciones, por lo que la interesada abortó. Desgraciadamente, el servicio andaluz de soplagaitas volvió a mandar una nueva misiva diciendo que la criatura estaba perfectamente. Too late.

Andalucía al máximo de sinvergüenzas cuyo único camino debe ser la abolición de la autonomía más inútil en la historia mundial. Región de sumisos, cuna de la chabacanería que se dejó asesinar cuan cerdos escuchando los rebuznos de Chaves, Zarrías y compañía pensando que se trataba de música celestial. Andalucía, por tanto, tiene y tendrá lo que se merece. Por inculta, por lerda, por atocinada y por borrega. El futuro es de aquellos que arriesgan y luchan y al margen de las monsergas publicitarias oficiales, Andalucía no existe. La mataron entre todos. Ahora queda enterrar el cadáver andaluz a ritmo de los Romeros de la Puebla junto a la momia de Infante, porque el Requiem de Mozart es una miel que no está hecha para la boca del asno. Descanse en paz Andalucía. Amen.