Otro 20 de Noviembre que pasará a nuestra Historia
El 20 de noviembre, desde la muerte de José Antonio, fusilado en la prisión de Alicante en 1936 y la de Franco tras una lenta y dura agonía, es una fecha histórica y destacada para muchos españoles. Algunos la conmemoran con tristeza y nostalgia y otros la celebran como el inicio de un periodo de esperanzas e ilusiones, que en gran parte se han convertido en pesadillas. En las tres largas décadas transcurridas, aún no hemos visto realizadas aquellas idílicas promesas y cambios que esperábamos ingenuos y confiados de nuestros nuevos políticos. La realidad es que una vez pasados los momentos de euforia y celebradas las primeras elecciones, se dedicaron al “bonito” ejercicio de vivir del cuento a base de soflamas y promesas engañosas, aprovechando la necedad del entorno.
No supieron o quisieron aprovechar la insólita oportunidad de que los españoles olvidaran sus diferencias ideológicas, porque ansiaban una fraterna convivencia tanto tiempo desconocida. Los que ayer perseguían con saña, encarcelaban y ejecutaban a monárquicos o comunistas, en bandos hasta entonces irreconciliables, se abrazaban, compartían escaños en amigable compañía y hasta acudían a palacio para ofrecer sus respetos y adhesión al nuevo Rey, sucesor de aquél que tanto habían odiado. Fue una etapa no muy extensa ya que los bastardos de uno y otro bando se empeñaron en abrir las heridas ya cicatrizadas de la pasada guerra y alentaron las inevitables confrontaciones políticas e ideológicas.
Abjuraron de la Bandera tricolor que habían implantado contra toda razón y fundamento histórico y mostraron su respeto y conformidad a la roja y gualda tradicional que había acompañado a nuestras gestas y sucesos en muy distintos regímenes, aunque actualmente los cicateros del rencor y la revancha se empeñen en ondear la que constitucionalmente es ilegal y carece de todo razonamiento histórico. Fuimos capaces de enterrar el hacha del rencor y hasta creer en el milagro de que en “España empezaba a amanecer”.
La Monarquía Constitucional y su pregonada democracia, que habíamos recibido con tanto entusiasmo todos los españoles sin distinción, no ha colmado las aspiraciones en general, ni las monárquicas en particular. Y no será porque no fuera recibido el nuevo Rey con un cariño y una adhesión que parecían inquebrantables. Jamás monarca alguno obtuvo ese clamoroso entusiasmo desde el instante de su entronización y nadie podía imaginar entonces que se malograría tan magnífica y única oportunidad.
Año tras año desde la muerte de Franco, al que unos llaman Caudillo y otros, dictador, se han venido celebrando actos y manifestaciones cada veinte de noviembre en su favor o en su contra. Es un tema aún no resuelto históricamente, ni comentado con la serenidad y neutralidad que el caso requiere, aunque sí podemos aclarar que no ha sido el pos franquismo el camino de rosas que todos creíamos y esperábamos, ya que se ha recrudecido el enfrentamiento entre las dos Españas y se han agudizado con más saña que nunca la discordia y confrontación entre nuestras regiones en un empeño terco y absurdo de convertir la integridad nacional que nos hizo fuertes y respetados en pequeñas comunidades de ”países” más propios de los cuentos infantiles que del mapa de la nueva Europa.
Si Zapatero ha creído que hacía un beneficio a su partido y candidato eligiendo la fecha del 20-N para las nuevas y decisivas elecciones que lo van a apartar totalmente de la política, -¡Aleluya!-, se equivoca una vez más de las muchas que nos tiene acostumbrados. Si ha pensado asimismo que sería ventajosa la elección como sucesor del que le ha acompañado en sus yerros y calamidades con idéntica responsabilidad y poder decisivo, también ha cometido un tremendo error. Considero incomprensible que teniendo en su partido hombres nuevos, honestos, capacitados y sin sombras de sospecha alguna, elegiría al que es tan culpable de nuestros males como él. Hasta los de su propio partido lo cuestionan como líder, aunque el señor Pérez Rubalcaba se empeñe en arrogarse ese supuesto liderazgo sin que nadie lo corrobore y lo refrende.
Por mucho que se empeñe Telecinco en su programa “La Noria” y otros foros y medios más o menos sospechosos, en cargar las tintas descaradamente contra el partido ganador de las últimas elecciones celebradas y defender a ultranza al gobierno socialista, la credibilidad de este partido ha tocado fondo y esto es incuestionable, a pesar de los cabreos y peroratas de María Antonia Iglesias, Eric Sopena y Pilar Rahola, en su terco y parcial empeño defendiendo lo indefendible con un odio incontenido y con menos fundamentos que la pasada guerra del Irak.
Me sorprenden las estadísticas que realiza esta cadena donde los datos que ofrecen, con todos mis respetos, no se los creen ni ellos mismos dados sus resultados tan contrarios a la realidad y los comentarios de la calle y la prensa neutral. Hasta en ese afán desesperado en airear un tanto torticeramente que ha bajado el paro y se han creado nuevos empleos actualmente, sin especificar como sería lo correcto, que esta mejora se da todos los años en estas fechas gracias al turismo que nos visita y a las vacaciones veraniegas que suponen un lógico aumento del consumo y un considerable incremento en la contratación de personal extra para estos servicios, aunque pasada la temporada estival regresemos a las cifras reales. Tampoco hablan de los andaluces y de otras regiones que este año han tenido que emigrar a Francia y otros países para trabajar como albañiles y temporeros en el campo porque en su propio país no encuentran trabajo, facilidades y ayudas oficiales y sociales para superar tan tremenda crisis, aunque nuestros políticos gocen de varios sueldos astronómicos acumulados, tarjetas Visa oro y dietas, por ir a dormitar en sus escaños o votar lo que les indiquen de antemano. Pero estos datos deben pertenecer al “secreto del sumario” para “La Noria” y similares.
Retrocediendo a la otra fecha de nuestra historia moderna , este día y en el año 1936 , fue ejecutado José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, por lo que para muchos de los que han vestido la camisa azul se trata de un aniversario doloroso, que a pesar del tiempo transcurrido y los obstáculos que encuentran por parte del gobierno y la izquierda radical, no han podido evitar su recuerdo y homenaje. El episodio del Valle de los Caídos es un motivo más que suficiente para calibrar el rencor y la revancha de estos nuevos “talibanes”. Esas dos tumbas son como dos espinas clavadas que les resultan imposibles soportar aunque sus ocupantes ya sólo puedan dañarles en el recuerdo. Esta es pues una fecha que no pasa inadvertida, ni para los que la celebran con emoción y nostalgia, ni para los que aún sienten el odio hacia el que a pesar de sus empeños gobernó hasta su muerte. Pretender que por uno u otro motivo las elecciones puedan verse afectadas por este aniversario y más aún querer reintegrar en el poder al que durante siete años no ha querido o podido desarrollar esas fórmulas milagrosas que ahora anuncia tiene preparadas, es una idea más propia de mentes infantiles o nada afortunadas. Y esta es la pura realidad. El que vuelva a caer otra vez en la misma trampa y creer las mismas y falsas promesas, o es enchufado del gobierno y no desea ver en peligro sus privilegios, o debe visitar a un psicólogo y hacer terapia para liberarse del síndrome de Estocolmo.
Y esto es así de claro lo mismo si celebran estas elecciones un veinte de noviembre, un dieciocho de julio o un catorce de abril. Porque en cuestión de tanta trascendencia el día a celebrarse carece de importancia.