El «ejemplar» socialista Koldo del actual PSOE
En la Historia contemporánea de España, el PSOE ocupa un papel destacado en el plano político tras su fundación por Pablo Iglesias en 1879. En su centenario en 1979 y con ocasión de las primeras elecciones tras la aprobación de la Constitución, acuñaron el lema «PSOE: 100 años de honradez», que en el clima de reconciliación y consenso del momento, fue pasado por alto pese a que su hoja de servicios prestados a España no era ni es como para presumir. Al margen de su papel durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera –ellos, tan «progresistas»– protagonizaron con Largo Caballero nada menos que un golpe de Estado revolucionario en octubre de 1934 contra el legítimo Gobierno republicano por ser «de derechas», y aspiraron con el Frente Popular a imponer la dictadura del proletariado como su admirado Stalin.
Los miles de asesinados durante la terrible represión de sangre en el bando republicano durante la Guerra Civil junto a los anarquistas y los comunistas, son comparables a los de los bolcheviques durante su Revolución. Con el franquismo la oposición al régimen la protagonizó el PCE, no constando actividad alguna digna de mención para figurar ni en su memoria histórica ni en la democrática. Tras la etapa de Felipe González y Alfonso Guerra al frente, con Sánchez –tras haber sido destituido previamente para impedirle hacer lo que viene haciendo desde que recuperó el mando– el PSOE se ha convertido en unas meras siglas en su poder, ante la vergonzante y patética sumisa inacción de su militancia y dirigencia, con algunas honrosas excepciones.
Esta semana consumará la corrupción «progresista» de aprobar en el Congreso la «amnistía integral y a la carta» exigida por Puigdemont para que les permita seguir en el Gobierno. Han convertido a un prófugo de la Justicia que protagonizó un golpe de Estado y se evadió en el maletero de su coche, en un «exiliado de la represora Justicia española», como él mismo afirma eufórico y sintiéndose victorioso. Todo muy «progresista», tanto como su ejemplar militante socialista Koldo –véase la referencia a él en su «Manual de resistencia»–, al que encargó la custodia de sus 57.000 avales para las primarias que le devolvieron el poder de Ferraz.
El «ejemplar» socialista Koldo es ciertamente un ejemplo del actual PSOE que, de la mano de Sánchez, con separatistas, comunistas, Otegi y la colaboración especial del PNV, llegó a La Moncloa para «luchar contra la corrupción». Se supone que no la del ejemplar Koldo-Ábalos con su corrupción política y económica durante la pandemia. Es la «honradez» socialista sanchista.