El adelanto electoral en Cataluña evapora los presupuestos de Sánchez en 2024 y condiciona la legislatura
La serie de sobresaltos políticos que están aderezando los poco más de tres meses de legislatura han dejado esta jornada el anuncio de unas nuevas elecciones, las que habrá en Cataluña el 12 mayo.
Pere Aragonès ha reaccionado con esa convocatoria al rechazo a los presupuestos de la Generalitat, y esas elecciones no solo van a condicionar la vida política catalana en los próximos meses, sino también la nacional.
Después de que el Gobierno sudara la camiseta para llegar a un acuerdo con Junts que permitiera dar continuidad a la tramitación parlamentaria de la amnistía, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, veía que se allanaba el camino para conseguir que habría presupuestos del Estado otro año más.
Lo repetía una y una vez: “habrá amnistía y habrá presupuestos”. Sin que sus socios y especialmente el partido de Carles Puigdemont le garantizaran que apoyarían las cuentas del Estado para 2024, lanzaba ese mensaje de optimismo.
Optimismo y estabilidad al mismo tiempo. Pero una vez que la realidad ha hecho que se evaporen los presupuestos de 2024, el Gobierno afirma que esa estabilidad no está en riesgo.
Es lo que asegura Moncloa después de que Sánchez haya decidido horas después de que Aragonès anunciara la convocatoria del 12M renunciar a presentar y negociar el texto presupuestario para el presente ejercicio.
Poco antes, la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, había asumido que el adelanto electoral altera el tablero político y dejaba en el aire lo que Sánchez ha decidido finalmente: los presupuestos tendrán que esperar.
La lectura que se hace ante ello es que solo conllevará el retraso de unos meses. “No es el fin del mundo”, apostillan al tiempo que recalcan que otro eje de estabilidad de la legislatura como es la ley de amnistía verá la luz y este jueves dará un paso más con su aprobación por parte del pleno del Congreso.
El anuncio de Aragonès llega en medio un crispado panorama político, con acusaciones cruzadas del PP al Gobierno por el “caso Koldo” y de los socialistas hacia los populares por el presunto fraude fiscal de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La convocatoria electoral no hace atisbar que vaya a bajar el diapasón de ese enfrentamiento ya que cualquier contienda a las puertas de una cita con las urnas hace que todos se rearmen dialécticamente.
Y España no va a estar carente de comicios. Elecciones en abril en el País Vasco, catalanas al mes siguiente, llamada a las urnas para elegir a los integrantes del Parlamento Europeo en junio… una primavera plagada de papeletas.
Sus resultados se van a escudriñar buscando lecturas más allá de lo que realmente se juega en cada una de ellas, y si las encuestas no son propicias para los socios del Gobierno en algunas de ellas, los socialistas esperan que Cataluña les dé un respiro, que Salvador Illa tenga un papel muy protagonista el 12 de mayo.
A la espera de todo ello, España vivirá este año con unas cuentas del Estado prorrogadas. Los presupuestos nonatos de Cataluña han provocado que otros presupuestos, en este caso los nacionales, se hayan quedado en el limbo.
La fecha de caducidad del producto Sanchez esta caducada…