Extrema crispación frentepopulista
El Frente Popular Sanchista no es una mera expresión retórica, sino que define una absoluta realidad política actual, excepción en la UE y que, para desgracia de España, tenemos instalada en el Gobierno. Es un auténtico «Frankenstein», un monstruo político, como le bautizó alguien poco dudoso de no ser «progresista», como fue el predecesor de Sánchez en la Secretaría General del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba.
Ya hemos recordado que, precisamente, para impedirle consumar ese engendro, el mismo Comité Federal de su partido le cesó del poder en Ferraz en fecha tan señalada como justo un año antes del referéndum del Procés del 1-O de 2017. Para entender la personalidad del personaje, es preciso no olvidar que en el espacio de seis meses –del 20 diciembre de 2015 al 26 junio de 2016– había cosechado dos rotundos fracasos electorales con 89 y 84 diputados, respectivamente, los peores de un candidato de su partido a la presidencia del Gobierno desde 1977. Pese a ello, obligó a repetir los comicios por vez primera en España e, incluso, estaba dispuesto a ir a unos terceros (¡!) con su conocido «No es No, señor Rajoy, ¿qué parte del No no ha entendido?».
La abstención de algunos diputados de su grupo permitió la investidura del vencedor de ambas elecciones, Mariano Rajoy, que en las segundas le había superado nada menos que en 53 escaños. De esa forma se evitó una insólita y nueva repetición, y que él formara su primer Frankenstein. En las primarias de su partido unos meses después, ese «No es No» a facilitar una investidura del claro vencedor –por cierto, sin Vox en el Congreso– fue su eje de campaña interna apoyado en las bases más radicales y extremas de izquierda del PSOE con José Luis Ábalos de mano derecha y Santos Cerdán y Koldo de «ejemplares» militantes de su confianza. Así se gestó el actual PSOE, émulo del nefasto de la II República que, con Largo Caballero al frente, el gran admirador de Stalin, protagonizó el golpe de Estado revolucionario de octubre de 1934 y el Frente Popular que nos llevó a la Guerra Civil. Salvadas las diferencias de tiempo y el contexto histórico, el sanchismo es el siguiente Frente social-comunista que padece España, y ha provocado una extraordinaria polarización y crispación política y social, desmantelando el espíritu de reconciliación histórica entre los españoles que alumbró la Constitución. Las dos sesiones de control parlamentario de ayer en el Congreso y anteayer en el Senado son el penoso fruto de la radicalidad frentepopulista sanchista.