Puigdemont quiere un Govern abonado al desafío a Sánchez y avisa con “culminar” la independencia
Carles Puigdemont ha anunciado que se va a presentar a las elecciones catalanas del próximo 12 de mayo y, poco a poco, va desgranando cuáles son sus planes si llega a gobernar, algo que, por ahora, parece difícil, según las encuestas. El candidato de Junts ha querido advertir desde el primer momento que, si llega a ser president, su intención es formar un gobierno abonado al desafío y la batalla constante frente al Ejecutivo ahora presidido por Pedro Sánchez y apela a que sus integrantes (consellers) actúen “sin complejos” y no se “autoimpongan límites” ni “salgan rendidos de casa”. Puigdemont, que continúa empleando un tono beligerante, ya no se limita únicamente al desafío por la independencia, aunque ha avisado que viene a “culminarla”, sino que va más allá y ha abierto su discurso a otros temas, como la inmigración, la sequía o la economía: “Queremos un gobierno que sea ambicioso, solvente, que se dirija de tú a tú al Estado y no se deje ninguna carpeta por tocar”.
En este sentido, ha apelado a “construir un proyecto que gobierne y lidere”. “Liderar sin dejar ninguna carpeta de lado, que lo haga sin salir renunciado de casa, que no se autoimponga límites a su ambición”, ha señalado Puigdemont, en un acto en Perpiñán (Francia). El candidato de Junts ha dejado entrever cuáles van a ser sus dos principales ejes de actuación: por un lado, las formas, que pretende que sean diferentes a las de ERC o PSC, partidos a los que acusa de “salir rendidos de casa” cuando tienen que afrontar alguna exigencia al Gobierno; y, por otro lado, el fondo, ya que aspira a hilvanar un discurso que vaya más allá del “procés” y apueste por los problemas del día a día de la ciudadanía, que en Cataluña hay y muchos (como la sequía, que ha obligado a restricciones de agua).
“No hemos venido solo para ofrecer un buen gobierno. Se trata de recuperar la autoestima y la ambición nacional para hacer el trabajo que dejamos a medias, acabarla y hacerla mejor. Hacerla sin ningún tipo de complejos, hacerla aprovechando la preparación y los conocimientos que hemos adquirido y la experiencia de lucha que hemos acumulado”, ha añadido Puigdemont, consciente de que el independentismo atraviesa horas bajas ya que ha ido creciendo la desafección de las bases mientras los datos económicos y sociales apuntan a una decadencia de la autonomía (los resultados educativos son la última muestra evidente). “Hay unos costes de la dependencia del Estado que son elevadísimos, insostenibles”, ha clamado Puigdemont, para tratar de despertar y movilizar al independentismo.
El expresident va a tener que enfrentarse tanto a PSC como a ERC para tratar de arañar el máximo voto posible y aspirar a gobernar. De ahí que ambas formaciones se hayan convertido en el eje de sus ataques: “El país no avanza si tiene un Govern que sale rendido de casa: se puede rendir porque renuncia o porque le faltan ideas. O también por no incomodar más de la cuenta”, ha señalado, en referencia a Pere Aragonès y Salvador Illa. Actualmente, las encuestas dan por hecho que el PSC ganará, pero está por ver si suma el constitucionalismo: si vuelve a haber mayoría del independentismo y Puigdemont queda por delante de ERC, lo más probable es que sea president.
Puigdemont, en todo caso, ha ido introduciendo nuevos asuntos en su discurso y hay dos que sobresalen: el primero es la inmigración, un asunto delicado porque está intentando taponar una fuga de votos hacia la ultraderecha independentista y la candidatura de Aliança Catalana que lidera Sílvia Orriols. Junts ha solicitado ya el traspaso de competencias en materia de inmigración a la Generalitat, aunque el Gobierno ha enfriado esa carpeta. Prácticamente en cada discurso, Puigdemont cita el tema de la inmigración.
El segundo es la economía, donde Junts apunta a dos cosas: por un lado, la financiación y la aspiración es recaudar todos los tributos; y, por otro lado, forzar a la vuelta de las empresas que se marcharon de Cataluña por el referéndum ilegal del 1-O. “Sistemáticamente, año tras año, el partido del señor Illa (PSC) o el del señor Fernández (PP) dejan tirado a 8 millones de personas y, a la vez, sobrealimentan la economía de Madrid”, ha afirmado Puigdemont, quien acusa al Gobierno de Mariano Rajoy de haber facilitado el traslado de sedes de Cataluña a la Comunidad de Madrid cuando realmente fue una petición de los empresarios ante el temor al “procés”.
Puigdemont tiene un problema en estas elecciones y es que se encuentra a un independentismo que parece desmovilizado; y, sobre todo, ha caído en el camino que ha ido transitando Esquerra en los últimos años y tiene poco margen de diferenciación. En este sentido, los republicanos vienen reclamando la amnistía desde hace tiempo y ahora Junts tampoco puede capitalizarla; y, en el ámbito de la financiación autonómica, los posconvergentes fueron los primeros en reclamar la recaudación de todos los impuestos (así quedó sellado en el acuerdo de investidura de Sánchez con el PSOE), pero ha visto como ERC se ha adelantado y está capitalizando esa iniciativa.
El espacio heredero de Convergència introduce temas que vayan más allá de la independencia y buscan apelar a la fama de buena gestión que tenía el partido de Jordi Pujol tras años de desgobierno en Cataluña: en este sentido, Junts tampoco duda en definir a ERC y su Govern de “incompetencia”.