Albert Einstein a favor de la Iglesia por su defensa contra el nazismo
Magdalena del Amo.- Hablar contra la Iglesia católica siempre remunera en el mundo laicista de hoy, materialista, anticlerical y cristófobo. Al hacer análisis, se pueden censurar sus sombras y defectos, pero también se deben ensalzar sus luces y virtudes. No estaría de más, en honor a la coherencia, que los modernos inquisidores fuesen apagando sus hogueras, siempre dispuestas a avivar las brasas, e imitasen a Albert Einstein que, sin ser católico, defendió el papel de la Institución durante la Segunda Guerra Mundial. En un reportaje publicado en 1940 en la revista estadounidense Time, Albert Einstein reconoce la labor de denuncia de la Iglesia durante esos años:
“Solo la Iglesia católica se pronunció decididamente contra la propaganda de Hitler para esconder la verdad. Nunca había experimentado ningún interés especial por la Iglesia, pero ahora siento gran afecto y admiración porque solamente ella ha tenido valor y persistencia para mantenerse firme en la verdad intelectual y en la libertad moral. Me siento obligado a confesar que lo que en otro tiempo desprecié, ahora lo alabo sin reservas” [1].
Para contrarrestar la voz de la Conferencia Episcopal alemana, propiciaron la divulgación de las ideas en pro de la esterilización, de la mano de profesores universitarios afines a estas ideas. Tanto el sistema educativo en todos los niveles, como los medios de comunicación y las instituciones en general, estaban controlados por el Tercer Reich. Los disidentes que ocupaban algún cargo eran destituidos por considerarlos “poco fiables”. Así, los judíos [2] fueron apartados de las universidades, los centros de investigación científica, los hospitales y la medicina pública. Asimismo, se les confiscaron las propiedades, se los deportó, se les metió en campos de concentración y se los quemó en hornos de gas.
Los programas nazis de eugenesia, esterilización y eutanasia hacían babear a biólogos, psiquiatras y políticos, tanto de Estados Unidos como de algunas naciones europeas, porque los alemanes habían conseguido en poco tiempo y a gran escala lo que ellos estudiaban y practicaban a baja escala desde hacía años, fuera de la ley.
Lothrop Stoddard, antijudío acérrimo, declaró a propósito de los crímenes que se estaban perpetrando en Alemania: “El problema de los judíos ya está definido en principio, y pronto se establecerá la solución en hecho, a través de la eliminación física de los mismos en el Tercer Reich” [3].
El presidente de la Asociación Americana de Investigación Eugenista, Matias Goethe, le escribió una carta a Eugene Grosney, presidente de la Fundación para el Mejoramiento Humano felicitándole por el largo alcance de sus ideas, con estas alabanzas: “Seguramente le interesará saber que su trabajo ha formado una parte muy importante en la conformación de las opiniones del grupo de los intelectuales que están apoyando a Hitler en este programa que hace época. Percibí en todos lados que sus opiniones han sido tremendamente estimuladas por el pensamiento americano, y particularmente por el trabajo de la ´Fundación para el Mejoramiento Humano`. Quiero, querido amigo, que tenga presente este pensamiento el resto de su vida, que usted realmente ha puesto en movimiento a un gran gobierno de sesenta millones de personas” [4].
El secretario de la Sociedad Eugenista Americana, León Whitney hizo esta declaración en 1934: “Muchos hombres y mujeres visionarios, tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos, han estado trabajando asiduamente desde tiempo atrás para lograr algo muy parecido a lo que ahora Hitler ha hecho obligatorio” [5].
Un representante del Comité Americano para la Salud Materna visitó Alemania en 1935. En su informe dice: “Los líderes del movimiento alemán de esterilización declaran repetidamente que su legislación pudo ser formulada solo después de un estudio cuidadoso del experimento de California. […] Dicen que hubiera sido imposible emprender una tarea que involucraba a alrededor de un millón de personas sin haber revisado atentamente experiencias previas de otras partes del mundo” [6].
Estas palabras causan espanto porque, lejos de pertenecer a un pasado que no volverá a repetirse, es presente rabioso si tenemos en cuenta las modernas leyes de los países llamados avanzados. El aborto es legal en casi todo el mundo, y donde no lo es, se hace burlando la ley. La eugenesia y la investigación con embriones también. La eutanasia, revestida de compasión con el sufriente, se ha hecho de uso común y lo mismo el suicidio asistido, amparándose en el deseo de morir del enfermo deprimido.
Sin embargo, los imputados en el Proceso de Núremberg no se consideraban reos de ningún delito. He aquí un extracto de la declaración del médico personal de Hitler, doctor Brandt, durante el juicio: “El motivo era el deseo de asistir a individuos que no podían ayudarse y podrían estar prolongando sus vidas así en tormento. […] Citar a Hipócrates hoy es proclamar que nunca debe darse veneno a los inválidos y a las personas sufrientes. Pero cualquier médico moderno que hace esa declaración tan retórica es un mentiroso o un hipócrita. […] Yo nunca pensé que estaba haciendo algo mal, sino que estaba abreviando la dolorosa existencia de unas criaturas infelices”.
Así las cosas, en este proceso amañado desde las alturas para blanquear el genocidio hitleriano, muy pocos fueron condenados, pero sirvió para apaciguar a una sociedad deseosa de justicia. El elenco de científicos que habían inspirado y protagonizado tales experimentos pudieron salir del país y seguir con sus vidas: una parte se refugió en la Unión Soviética y el resto entró en Estados Unidos a través de la Operación Paperclip creada para la ocasión.
Las autoridades se encargaron de limpiar su pasado y pudieron continuar con sus investigaciones multidisciplinares. Eso sí, había que eliminar la memoria del nazismo y nadie habló durante años de eliminar a seres humanos imperfectos, ni se sugirió la muerte por compasión bajo ninguna circunstancia hasta bien entrados los sesenta. Y así estamos: en una fase de no retorno. Matar es fácil, sobre todo, con la promulgación de leyes apoyando estas aberraciones. El neonazismo ha llegado para quedarse, esta vez con la total anuencia de los ciudadanos, instalados en una pendiente resbaladiza hacia la oscuridad del precipicio.
(Datos generales de mi libro La dignidad de la vida humana. Eugenesia y eutanasia: un análisis político y social, La Regla de Oro Ediciones, Madrid, 2012.
NOTAS:
1 Reportaje completo en la web de Time: http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,765103,00html
2 Reconozco que en estos momentos el revisionismo del Holocausto y la falta de diferenciación entre sionistas y judíos lleva a la confusión. Ser sionista es una manera de pensar y de vivir: no significa ser, necesariamente, judío; y no todos los judíos son sionistas.
3 Citado en Stefan Kuhl, The Nazi Connection, p. 62. Su libro The Rising Tide of Color Against White-World-Supremacy (La ascendente marea de color en contra de la supremacía del mundo blanco), escrito en 1920, se utilizó como libro de texto en las “ikastolas” nazis. A pesar de ello, el autor no fue juzgado en Nuremberg, como tampoco tantos otros que continuaron en sus puestos académicos, negando incluso su pasado.
4 Ibid.
5 En efecto, en países como Inglaterra, Francia, Suecia, Noruega o Estados Unidos se estaban realizando los mismos experimentos que en Alemania para controlar la población, pero no se les daba publicidad.
6 De ahí la famosa frase del cartel de propaganda para vender la muerte: “No estamos solos”.
*Psicóloga, periodista y escritora
Creo que vivimos tiempos confusos sobre lo que podríamos llamar la cuestión judía. Así la autora dice que no es lo mismo sionista que judío y que un judío puede ser perfectamente antisionista. Eso es cierto, pero se presta a confusión. Hoy en día se habla de sionismo cristiano para eludir el problema fundamental. Dicho problema tiene nombre de hombre y de Dios. Se llama Cristo y fue y es totalmente rechazado por el judaísmo tradicional y por el Talmud que según un comentarista hispano americano es algo así como el código civil del judaísmo actual. El sionismo cristiano sería… Leer más »