Al PNV y Sánchez : «Roma no paga a traidores»
Este domingo se vota en el País Vasco para decidir el vencedor de un duelo entre dos formaciones que rivalizan en su grado de radicalidad nacionalista, los de Otegi por un lado y el PNV por el otro. El «blanqueo» de Bildu por parte de Sánchez, para permitirle seguir en La Moncloa (y el Falcon), les ha colocado en condiciones de superar a sus homónimos «progresistas» que creen ser propietarios de Ajuria Enea y no meros inquilinos –aunque sean quasi vitalicios– de la residencia del lehendakari.
Sólo con la excepción de Pachi López que lo ocupó un mandato y gracias al apoyo del PP, cosa que parece haber olvidado. Por cierto, igual que su oposición a Sánchez, a quién interpeló aludiendo displicente e irónico a su desconocimiento de lo que es una nación en el debate central y televisado de las primarias en las que recuperó la secretaría general del PSOE.
Fue en aquel Comité federal del 1-O de 2016, que le cesó para impedirle hiciera lo que viene haciendo desde hace cinco años con el entusiasta apoyo de Pachi y el de otros socialistas también claros opositores entonces, y fervientes sanchistas en la actualidad. La historia recoge la conocida frase que el Cónsul Cepión habría dirigido a los tres capitanes del heroico Viriato, al que traicionaron y que esperaban una recompensa por su acción: «Roma no paga a traidores». Eso puede pasarle a los nacionalistas vascos que entronizaron a Sánchez apoyando su moción de censura, tras haber pactado previamente con el gobierno del PP los primeros Presupuestos de la legislatura, al parecer para que con ellos pudiera gobernar Sánchez.
Si el domingo, su blanqueado Bildu les ganara, sin duda se le podría decir con el debido fundamento eso mismo al PNV. Y entonces también a Sánchez, porque en esa hipótesis el censurado sería el censurador, y Roma no pagaría a ningún traidor.
Por si este escenario no fuera complicado, en apenas tres semanas tendremos el veredicto catalán donde el sanchismo se la juega más todavía. El pulso para ver quién es más nacionalista entre Puigdemont y Aragonès, puede significar una complicada decisión para Illa , con su jefe dependiendo de ambos contendientes para seguir. Menos mal que los indultos y la amnistía eran para «dejar atrás el procés y reencontrarnos».
Si Puigdemont vuelve a la presidencia de la Generalitat , sería una indignidad para España y si no, puede ser el final del sanchismo. Aunque la ignominia suprema es «gobernar» España, dependiendo de Bildu, PNV. ERC y Junts.