La rebaja de la nota a Estados Unidos añade otro factor de incertidumbre a la economía mundial
La rebaja de la ‘nota’ que la agencia norteamericana Standard & Poor´s concede a los bonos de largo plazo de Estados Unidos añade otro elemento de incertidumbre. En otro tiempo, la decisión no hubiera tenido mayores consecuencias, y hasta hubiera podido abrir un nicho de oportunidad, porque el euro aspiró a consolidarse como la gran moneda alternativa de reserva a escala mundial. Pero en estos momentos, con tres países de la zona en fase de rescate, y otros dos -Italia y España- en el punto de mira de la ofensiva especuladora, cualquier factor distorsionador que pueda debilitar el crecimiento internacional añade leña a un incendio en plena expansión. Si la reacción de los mercados es adversa el próximo lunes, se abrirá un nuevo capítulo -esta vez a escala planetaria- de la crisis interminable.
-¿Por qué afecta a Europa la desconfianza de los inversores en las finanzas norteamericanas?
-La degradación se produce en el momento menos oportuno. La puesta en marcha del acuerdo europeo del 21 de julio por el que se crearon instrumentos más flexibles con los que defender a los socios más vulnerables del ataque de los mercados va a llevar su tiempo, ya que exige la aprobación de todos los parlamentos. Los especuladores están dispuestos a aprovechar ese margen, y no ignoran que en el seno de la UE persiste una clara división entre el grupo de países partidarios de que “quien la hace, la paga” -Alemania, Finlandia, Austria-, y los que demandan una solidaridad menos condicionada.
-¿Qué están haciendo los líderes europeos?
– En pleno periodo de vacaciones, los teléfonos echan humo. Además de convocar a los ministros de Finanzas del G-7 para una multiconferencia durante el fin de semana, en las conversaciones mantenidas el viernes entre los principales dirigentes
Zapatero habló con Sarkozy y Berlusconi, y Merkel con los dirigentes francés e italiano, y también con Obama- todos se declararon convencidos de la necesidad de actuar con la máxima celeridad para combatir a los odiosos especuladores. Había motivos sobrados. En una semana, la Bolsa de Fráncfort perdió el 13%, la de Londres cerca de 10%, la de París alrededor de 11% y la de Madrid el 10%. Sin olvidar que, en ese mismo plazo, las primas de riesgo de España e Italia alcanzaron máximos superiores a los 400 puntos porcentuales.
-¿En qué posición se encuentra Estados Unidos respecto a los países europeos?
-Está casi tan endeudado como Italia, por ejemplo. Y el país transalpino ha tenido que incrementar sus esfuerzos para convencer a los mercados de que aplicará fuertes sacrificios para reconducir sus cuentas públicas y disciplinar el déficit. La presión de la Unión Europea y del Banco Central Europeo sobre Italia produjo estos efectos, porque todos son conscientes de que Italia no puede ser objeto de rescate. Su deuda pública asciende en la actualidad a 1,8 billones de euros, casi el 120% del PIB, y en el primer trimestre creció a un débil ritmo del 0,3%. Es, por tanto, demasiado grande para ser salvado. Pero, tras el anuncio de acelerar los recortes, el Banco Central Europeo (BCE) decidió empezar a comprar bonos italianos a partir del lunes, anunció el viernes por la noche el ministro Umberto Bossi.
-¿Hay razón para que los especuladores se ceben con España?
– Con una deuda pública contenida -no ocurre lo mismo con la privada, mientras el déficit se ha disparado para hacer frente a los costes sociales- España está en el punto de mira por su alta tasa de paro, la falta de flexibilidad de sus mercados laboral, de bienes y servicios, y el bajo potencial de crecimiento que los analistas le atribuyen para este año y el próximo. Nouriel Rubini, el gurú que predijo la crisis, se ha preguntado en ocasiones por qué las agencias de calificación estaban utilizado un rasero mucho más estricto con las viejas economías del continente europeo. La norteamericana se había visto favorecida hasta ahora por su extraordinaria capacidad de adaptación. En la actualidad, al déficit fiscal y al déficit exterior se suman las dudas acerca del ritmo de actividad económica de la primera potencia del mundo.
-¿Qué pueden temer los europeos más desarrollados ante la nueva situación?
-Cualquier empeoramiento de Estados Unidos se trasladará a la economía mundial. Basta seguir la trayectoria bajista del precio del petróleo en las últimas jornadas para comprobarlo. Si la rebaja de la nota de la deuda a largo plazo norteamericana por parte de S&P tiene finalmente otras secuelas -recorte de la calificación de empresas y bancos, confirmación por parte de otras agencias- y llega a impactar en la economía real vía inversiones y consumo, países como Alemania, volcados en sus intercambios con el exterior, verán frenado su crecimiento.
-¿Hacia dónde se moverán los capitales, si la incertidumbre se propaga?
-En los últimos tiempos se ha acumulado una gran cantidad de liquidez en instituciones de rango mundial -grupos financieros, gestoras de fondos- que no encuentran un destino inversor atractivo. Un valor refugio muy atractivo es el oro, que el pasado jueves superó el valor de 1.680 dólares por onza (28,34 gramos) en el marco de la inquietud creciente por la coyuntura económica mundial.
-¿Podrá desprenderse Estados Unidos en breve plazo de la nueva calificación?
-Es posible, pero difícil. Estados Unidos puede inspirarse del ejemplo de sus vecinos canadienses, que en 1992 perdieron el AAA que Standard and Poor’s (S&P) había atribuido a su deuda en moneda extranjera y que logró recuperar la nota en 2002. La deuda en dólares canadienses, en cambio, siempre ha sido calificada como AAA. Del mismo modo, tres países escandinavos, famosos por sus aptitudes de consenso político, lograron recuperar, tras reestructurar sus finanzas públicas, la nota de AAA que perdieron en 1990: Dinamarca en 2001, Finlandia en 2002, y Suecia en 2004.
Australia es sin duda un modelo más difícil de imitar. Este país perdió en 1986 el AAA atribuido por S&P a su deuda en moneda extranjera y no lo recuperó hasta 2003. Durante estos 17 años, Canberra demostró una disciplina presupuestaria inflexible y no aumentó, desde 1997, el techo de su deuda en dólares. Gracias a un crecimiento sostenido, logró la transformación de la economía, la modernización del sistema financiero, el reajuste de numerosos sectores que habían perdido su competitividad y el desarrollo de una poderosa industria minera que aprovechó la emergencia económica de China como aliado.