Por qué el PSOE odia a Franco
Me pregunta Alejandro Criado por los motivos del PSOE para odiar a Franco. A primera vista hay algo absurdo en ese odio, ya que el PSOE no solo no hizo oposición digna de recuerdo a Franco, sino que la mayor parte de sus dirigentes prosperaron en su régimen, hicieron carreras provechosas, incluso como funcionarios y a veces como confidentes de la policía franquista. Tiene, además, un toque enfermizo un odio que no cesa y ha ido a más según pasaban los años, habiendo muerto Franco hace ya medio siglo.
Pero si examinamos el asunto más de cerca, vemos que ese odio ha engordado mucho al PSOE, porque, por una parte, le permite legitimarse ocultando su negra historia como partido totalitario que destruyó la república, y por otra le facilita movilizar un miedo, creado artificialmente, a una vuelta de aquel régimen y presentar como anti o dudosamente democrática a la derecha.
La farsa le ha funcionado porque en la transición también la derecha aceptó que democracia equivalía a antifranquismo, y trató de olvidar la historia real y su propio origen. Por consiguiente, el PSOE, aunque no se opuso realmente al franquismo, salvo con sus intriguillas baldías en el exterior, se percató de que tenía ahí un vasto filón político, máxime cuando la leyenda de que Franco destruyó un régimen democrático funcionaban muy bien en “Europa”.
Creo que mientras VOX no coja el toro por los cuernos y siga “olvidando” la historia, la cosa no tendrá remedio. Es cierto que decir la verdad da miedo, porque llevamos medio siglo de falsificación sistemática por unos y otros, y lógicamente esa basura ha calado en la mayoría de la opinión pública. Pero ello será un hecho transitorio si VOX se decide de una vez a explicar a la gente su propia historia, y que la legitimidad de la democracia solo vino y solo pudo venir de la legitimidad del franquismo.
Sí. La verdad da miedo, sobre todo al que es cobarde, Por eso sólo el valiente se atreve a descubrirla, porque sabe que ” el que busca la verdad corre el riesgo de encontarla”. Pero es su responsabilidad .
Querer saber la verdad es un derecho indiscutible, y decirla es cuestión de dignidad.