Alto voltaje político: reabierto el «caso Pegasus»
No es una noticia menor que el conocido como «caso Pegasus» ha sido reabierto por el titular del Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional, tras recibir nueva información en cumplimiento de una Orden Europea de Investigación remitida por Francia a la Audiencia Nacional. Lo remitido corresponde a las diligencias practicadas en 2021 en el país vecino, por la infección masiva de teléfonos de gran cantidad de personas diversas, diputados, abogados, periodistas, etc., así como de ministros del Gobierno, mediante el programa informático Pegasus.
La falta de colaboración de la sociedad israelí NSO, que desarrolló esa tecnología y la comercializó –reservada en exclusiva para investigar a personas sospechosas de terrorismo y otros delitos graves– ocasionó el archivo de la causa, que ahora ha sido reabierta por el magistrado. De la sensibilidad de dicho asunto da una idea el que a instancias de ERC ya se había acordado crear una Comisión de investigación en el Congreso, por el presunto espionaje del móvil del actual presidente de la Generalitat. Pero la especial relevancia se la da el haberse producido también la infección en el teléfono del presidente del Gobierno.
Además del suyo, al parecer también lo sufrieron los de diversos ministros, en concreto los de Defensa, Interior y Agricultura, lo que confiere a esta noticia la particular atención referida. Las especulaciones respecto a la información sensible –para la seguridad del Estado y el interés general de España–, que pudiera haberle sido sustraído a Sánchez han sido constantes, en particular tras algunas decisiones no privadas ni del ámbito estrictamente personal, todavía no debidamente explicadas ni aclaradas. «La verdad nos hace libres» y la mejor manera de acabar con ellas es que se sepa la verdad de lo sucedido. El derecho a la intimidad personal y familiar está garantizado por la ley, pero otra cosa es el espionaje y obtención de datos que puedan ser utilizados contra el interés general de España.
En particular, las referencias al súbito cambio de la posición española respecto al Sahara no es algo que afecte a la persona de Sánchez sino a España. El que siendo una cuestión de política exterior y muy sensible, la manera en que se materializó ese cambio de postura, –mediante una carta personal de Sánchez al Rey de Marruecos, conocida por haberla hecho pública el Monarca– no es asumible en absoluto, lo que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones al respecto. Incluyendo las referencias a presuntas relaciones y actividades profesionales de su mujer.
Lo dicho: transparencia democrática y la verdad y nada más que la verdad. Y acabar con las especulaciones.