«El puto amo»
Con esa vulgar expresión definió a Sánchez su querido Óscar Puente, lo que resulta un ejemplo paradigmático de cómo le ven los «social-progresistas» que estallaron en grandes aplausos al proclamarlo el ministro desde la tribuna. Provoca vergüenza ajena que ese calificativo sea el utilizado como sinónimo de referencia para glosar la admiración que les suscita su venerado líder, reconociéndole como su «puto amo».
Desde luego lo resume y dice todo respecto a la personal autoestima por parte de sus progresistas militantes. A mayor abundamiento, Puente se estaba refiriendo a la admiración que según él suscita en los foros internacionales donde así se le considera. No sorprende pues, que su «p.. amo» les considere como sus súbditos, siempre prestos a hacer suya su voluble opinión. Era el modelo de relación del señor feudal con los siervos de la gleba, que al parecer es en lo que consiste la «regeneración democrática» que en su actual «punto y aparte» de estancia en la Moncloa, su «p.. amo» quiere imponer no solo a ellos sino a todos los españoles. Esa regeneración consiste en «controlar la democracia» mediante el control de los jueces; suprimiendo la prensa libre para acabar con la «desinformación y bulos», y por supuesto, con la oposición política, que se atreve a criticarle convirtiendo todo en un lodazal. Una verdad a medias suele ser una doble mentira y el ejemplo lo tenemos en la defensa que hace de la actividad profesional de su mujer. Manipula el sentido de la crítica que no se refiere obviamente a que ella ejerza una actividad profesional, sino a la posibilidad de que la suya, en concreto, signifique un conflicto de intereses con la propia de su marido.
Así descalifica a los (machistas) que quieren «relegar a la mujer al ámbito doméstico».
El espectáculo circense montado durante estos días para mayor gloria suya ha pretendido desviar la atención de la Koldosfera de las mascarillas y de las diligencias que un juez ha abierto por ese eventual conflicto que afecta a su mujer, y que han pasado transitoriamente a segundo plano informativo. Como para Sánchez todo eso es el «fango y el lodazal» provocado por la «desinformación y los bulos», se ha comprometido a acabar con eso.
Para explicar cómo piensa hacerlo –ya que en su solemne comparecencia de las 11h los medios no fueron autorizados a asistir, pese a llevar cinco días ausente–, lo hizo por la noche en una entrevista en exclusiva y a la carta en «prime time», en su TV pública. Todo tan transparente que no aclaró nada.
Hombre, Puente está un poco pasado de rosca.